Video: Rouhani a Trump: una guerra con Irán sería la madre de todas las guerras



Irán y Estados Unidos cruzan altisonantes amenazas por estos días… Comenzó Mike Pompeo, jefe de la diplomacia estadounidense. Dijo que Teherán era el partidario número uno del terrorismo, y que aplicarían sanciones al más alto nivel con el fin de reducir todas las exportaciones de petróleo a 0 y determinó el plazo del 4 de noviembre para eso. Irán vive del petróleo, y Estados Unidos acostumbrado a bloqueos y a imponerle al mundo lo que ellos quieren, en un claro irrespeto por el derecho internacional, afirma que tiene como propósito dejar sin oxígeno a los persas. Además de acusarlos de terroristas. Claro que desde Irán respondieron: lo calificaron de show antiiraní, y afirmaron que no responden ni flaquean ante amenazas como esas. Trump le puso la guinda al pastel, dijo en Twitter, allí donde habla en su estilo preferido: con imprecisiones gramaticales y mensajes cortos donde el énfasis se da por el uso de mayúsculas, afirmó “nunca más vuelva a amenazar a Estados Unidos o sufrirá consecuencias que pocos han sufrido en la historia antes, sea cauto. Desde Irán escribieron: “Hemos existido durante milenios y hemos visto la caída de imperios (…) ¡SEA CAUTO!”, usando la misma palabra de Trump y recordándole de paso una verdad como un templo. Rouhani ha ido más allá, le ha dicho a Trump: una guerra con Irán sería la madre de todas las guerras, y no es para menos, porque recordemos que irle arriba a Irán es complacer a Israel en sus intenciones de dominar el Oriente Medio. Recordemos un incidente anterior. Cuando Obama era el presidente, durante meses John Kerry junto a Europa y Rusia negoció un acuerdo complejo con Irán, eso resultó en una relativa y breve paz, donde Occidente le seguía los pasos hasta al más mínimo detalle al programa nuclear iraní reducido a su mínima expresión. Todos felices con aquello, hasta que llegó Trump y dijo que era débil y una concesión de Obama. Mogherini, Macron, Putin todo el mundo le advirtió que no se retirara de ese acuerdo. Él, en su acostumbrado espíritu de la contradicción, se retiró del acuerdo y retomó sanciones ya antes aplicadas. La economía iraní se resiente cada día, con el consecuente descontento de las personas en las calles que ven su bolsillo flaquear y su calidad de vida disminuir. Ahora el enfrentamiento se agudiza por la retórica bélica que ojalá quede ahí nada más. Teherán ha dicho: si hay más sanciones, haremos lo que no queremos, lo que nos fuerzan a hacer, y ahí sacan la ficha que puede trancar el juego: el Estrecho de Ormuz, una franja de agua que separa a Irán, al norte, del pequeño territorio de Musandam, perteneciente a Omán, y de Emiratos Árabes Unidos, al sur. ¿Por qué es importante? Pues porque por ese estrecho de solo 54 kilómetros transportan su petróleo Irán, Iraq, Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes y Bahréin. En otras palabras, 15, 5 millones de barriles diarios de los que depende China, y otros países del mundo. Irán podría, y dice que lo hará, si no le dan otro remedio, bloquearlo, lo cual pone en jaque a medio mundo, y desestabiliza el comercio mundial de crudo. Hay tres formas de comprender esta escalada: podría ser una forma de desviar la atención de la reciente cumbre con Putin que tanta crítica le trae a Trump; otra que recuerdan varios periodistas estadounidenses: así empezó con Kim Jong Un, amenazas fuertes y luego una cumbre sin acuerdos. Aunque no parece que ese sea el desenlace con Irán, con la fuerte presión que ejerce Israel. Trump necesita enemigos que no sean Rusia, necesita mostrarse como el hombre fuerte e impetuoso, y necesita complacer a Israel, y como ya hablamos ayer no le importan los acuerdos multilaterales, no quiere méritos colectivos, ni calma, ni paz, quiere el río bien revuelto porque él está pescando. Ojalá y todo quede en bravuconerías, las guerras son una desgracia para todos, menos para los que viven de hacerla. No obstante, hay una estrategia clara y coherente en el tiempo: Irán es el país más estable de la región, con un consenso nacional entorno a su gobierno, con más petróleo que agua, y con un ejército fiel y fuerte. Los iraníes en su mayoría son profundamente antimperialistas, y apoyan toda iniciativa que le haga frente a invasores, e Israel con sus armas nucleares, y sus crecientes asentamientos en territorio de otros es visto como un satélite norteamericano, capaz de todo. Los persas no se quedarán callados ni de brazos cruzados. Ojalá y alguien le hable al oído a Trump y le recuerde que esa sería otra guerra que Estados Unidos no ganará.

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