Reinventar la educación superior. Reinventar la UMSNH


Opinión por Teresa Da Cunha Lopes
Las universidades tienen la capacidad (e historia) de experimentación; en verdad, en muchos sentidos, esa es su razón de ser. No existe ninguna razón para que no sean los polos del cambio del paradigma educativo.
Nuestra Máxima Casa de Estudios ocupa un lugar central, contando con el mayor número de lazos con instituciones I + D y centros tecnológicos. Reconocida por diversos rankings nacionales e internacionales, en particular por el THE que le atribuye el 7o. lugar de las universidades mexicanas presentes en el ranking de América Latina.
Pero, eso no es suficiente. Necesitamos crear un “ecosistema” de innovación. La innovación y la valorización económica del conocimiento, en forma de alianzas con empresas, asociaciones de municipios y agencias gubernamentales, a promoción de una cultura de espíritu emprendedor y de Start-Ups (Spin-offs), deberían ser las marcas distintivas de la UMSNH e inscribirse en la reforma de su Ley Orgánica.
Hasta el momento hemos estado “navegando” sin mapa. Sin tener el estatuto de una universidad de investigación, se ha aumentado su producción científica, publicando anualmente varios miles de artículos en revistas científicas, artículos y otras contribuciones en conferencias y congresos científicos, libros y capítulos de libros, y otro tipo publicaciones. Es altura de integrar esta característica a su Ley Orgánica. Cambiar los términos, no es solamente un cambio de “palabras”, también es el reconocimiento de una transformación del paradigma vigente, el reconocimiento expreso de la existencia de un nuevo concepto del que hacer universitario y de los nuevos ambientes de aprendizaje al interior de la cuarta globalización y de sus nuevas estructuras de producción. Tan solo, el aparentemente inocuo cambio de designación de las facultades que pasarían a llamarse “Unidades de Investigación ” comprendería una “revolución coperniciana” de enorme significado, permitiendo, además, en la práctica la creación interna y articulada de Centros de Investigación con una mayor autonomía de gestión, misma que tendría que ser reconocida en la nueva Ley Orgánica.
Si bien, a lo largo de los años, nos hemos venido posicionando de forma estratégica para la captación de inversión externa en proyectos de I + D, en las más diversas áreas científicas y en un amplio espectro de tipologías, tanto como promotor y como socio, y que se traduce en un diverso cartero de proyectos, lo hemos hecho solamente en el cuadro de convocatorias de programas y financiamientos gubernamentales (federales o regionales/internacionales). Raramente con el sector privado a través de alianzas a corto, mediano o largo plazo. Una de las razones consiste en los frenos legales, en la falta de autonomía interna de los Centros de Investigación y, en la articulación de la IES en Facultades.



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