Graciela Domínguez, la mujer más poderosa del estado



Desde el 1 de octubre, la máxima figura de mando en el Poder Legislativo será la diputada electa Graciela Domínguez Nava, virtual presidenta de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado y, a su vez, coordinadora de la bancada mayoritaria de la 63 Legislatura, que será la de Morena. A los 17 diputados morenistas se agregan los de sus partidos aliados: cinco del PT y cinco del PES. Un total de 27 que conformarán mayoría calificada, es decir, que no requerirán de nadie más para aprobar, incluso, reformas constitucionales o cualquier tema de su agenda. Un mando real, por tanto, es el que habrá de detentar en Sinaloa Graciela Domínguez, una joven formada justo para eso, para ejercer el poder. Su rasgo preponderante de personalidad es la templanza, pero eso sí, es una convencida del ideario izquierdista. Lo ha sido desde siempre. Desde adolescente ya integraba las filas juveniles del PRD, partido en el que militó hasta que la descomposición de ese instituto político le impidió continuar. Se fue a Morena, que la incluyó como tercera en la lista de representación proporcional. Es decir, estaba destinada a la diputación, aún cuando no se hubiera presentado el fenómeno arrollador en las urnas que encabezó Andrés Manuel López Obrador en los comicios del 1 de julio.Domínguez Nava es, con mucho, la legisladora mejor preparada entre la nueva mayoría para la conducción del Congreso. Ya fue diputada; de 2007 a 2010 coordinó su fracción y sobresalió por su oficio parlamentario (antes fue asesora del grupo perredista) y por la fuerza de su discurso en tribuna. Ello, en una legislatura donde «el más chimuelo mascaba rieles»: sus compañeros eran por ejemplo, en el PAN, Yudit del Rincón, Alejandro Higuera y Adolfo Beltrán, entre otros; y en el PRI, Diva Gastélum, Gloria Himelda Félix, Javier Luna Beltrán, Mario Zamora, etcétera.Ahora, si bien su postura fue radicalmente izquierdista, Graciela Domínguez supo mantener una actitud cordial con sus antípodas, siempre dispuesta al diálogo. Ese es su carácter, su modo de conducirse, que seguro le ayudará en la tarea que le espera: la más importante de su trayectoria política. Clave, además, para la vida política del estado en los próximos tres años. Por lo menos.LOS ZAMORA. Los pasos del senador electo Mario Zamora Gastélum lo han conducido hasta ¡la Casa Blanca, en Washington!El futuro integrante de la Cámara Alta (la 64 Legislatura se instala el 1 de septiembre) acompañó a su hijo Mario, junto con su esposa, Wendy Ibarra, al viaje de intercambio que realizó junto con otros 13 niños (10 de Ahome y tres de Culiacán) que componen un grupo de beisbol infantil invitado al vecino país. Previo al juego con niños estadounidenses, realizaron un recorrido de cortesía, junto con sus padres, por la residencia presidencial que hoy habita Donald Trump.No cabe duda; más allá de tratados y diferencias, una fuerte liga hermana a ambos países, como reflexionó el embajador de México en EUA, Gerónimo Gutiérrez, quien acompañó a los sinaloenses y es, por cierto, amigo de Mario desde hace más de 10 años, ambos cercanos a José Antonio Meade.  Damos por hecho que Zamora traerá «tarea» de este viaje para su próxima responsabilidad en el Senado de la República. Si algo distingue al mochitense es su altura de miras, hombre de mundo al fin, cuya trayectoria lo coloca por encima de la generalidad de nuestros políticos.Enhorabuena para el futuro senador, para la bella Wendy y, por supuesto, para su hijo y sus compañeros. Nota al margen; Marito Zamora Ibarra, a sus 11 años de edad, fue la estrella del equipo, por méritos ganados en «la loma de los disparos». Sangre victoriosa demostró Mario Zamora IV, y no lo hurta, lo hereda.



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