Bogotá | EL DEBATE



Corría el mes de diciembre de 1535. Gonzalo de Quesada llegaba con el esplendor de la juventud al continente americano, para conquistar nuevos territorios para su país.No era un conquistador cualquiera, inculto, como la mayoría que nos conquistó.Él había obtenido con altas calificaciones la licenciatura en derecho en la famosa Universidad de Salamanca, la misma en la que estudiaron la mayoría de los grandes autores españoles.Poco después de obtener el título se alistó como justicia mayor en la expedición de Pedro Fernández de Lugo, hacia Santa Marta, en el territorio de Nueva Granada, es decir la actual Colombia.Poco después, el 6 de abril de 1536, abandonaba Santa Marta al mando de 700 infantes y 80 caballos. Llevaba la encomienda de Fernández de Lugo de buscar las fuentes del río Magdalena.Subiendo el río iban, en canoas, 200 hombres, entre soldados y marineros.Después de un sinnúmero de peripecias y enfrentamientos con los naturales, en los que estuvo a punto de perder la vida, salvándose gracias a su astucia, llega al hermoso paisaje de Cundinamarca.Para entonces había ya derrotado y sometido a los chibchas.A la orilla de dos hermosos y caudalosos riachuelos, el 6 de agosto de 1538 funda la villa de Santa Fe de Bogotá.Ese nombre se lo dio a la villa Jiménez de Quesada en recuerdo al pueblo que habían fundado los reyes católicos.



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