El consumo moderado de alcohol también puede provocar cáncer


Al igual que sustancias legales como el tabaco, que a pesar del daño comprobado que causan a la salud sigue relativamente aceptado, el alcohol sigue siendo igual o más consumido, pese a las crecientes informaciones que lo relacionan con enfermedades como el cáncer.
“Aunque el tabaco continúa siendo el principal factor de riesgo asociado al cáncer, se calcula que de las 8,8 millones de defunciones por cáncer en el mundo, aproximadamente 340.000 se deben al alcohol y que entre un 3% y un 3,5 % de los tumores en países desarrollados se deben al alcohol”, señaló la doctora Aitana Calvo a El País.
“Desde principios del siglo XX conocemos la asociación entre el consumo de alcohol y el cáncer. Sabemos que ese consumo causa tumores de cavidad oral, faringe, laringe, esófago, hígado, colorrecto y mama”, agregó.
Se ha establecido una creencia popular de que el consumo moderado de bebidas alcohólicas es seguro e incluso beneficioso para la salud. “Existe una asociación dosis-respuesta clara con respecto al consumo de alcohol; es decir, cuanto más consumo, mayor riesgo de cáncer. No hay una cifra segura a partir de la cual se pueda garantizar que no hay riesgo, y reducir el consumo, o evitarlo por completo, sí reduce el riesgo de cáncer”, explica la doctora Calvo. Pero los estudios parecen demostrar lo contrario.
Un artículo publicado en enero de 2018 por la revista Cancers revisó múltiples estudios epidemiológicos publicados sobre el consumo de alcohol. “Hemos visto que a nivel epidemiológico aumenta el riesgo de padecer cáncer colorrectal conforme se incrementa el consumo de alcohol. […] Y hasta donde llega el análisis de los datos epidemiológicos del cáncer colorrectal no existe oficialmente un nivel seguro de consumo alcohólico que no sea potencialmente carcinogénico”, comentó Marco Rossi (Rush University Medical Center, Chicago), quien también explica que otros factores como antecedentes familiares de cáncer colorrectal, ser varón o tener un índice de masa corporal superior a treinta, acentúan el efecto del alcohol sobre la incidencia de este tipo de tumores.
En el caso de los efectos del consumo de alcohol en los cánceres de hígado y páncreas, una publicación de Clinics and Research in Hepatology and Gastroenterology explicó que la mayoría de los tumores hepáticos son originados por virus infecciosos, aunque en los otros casos el alcohol se transformó en un factor de riesgo relevante. En cuanto al cáncer de páncreas, no hay estudios concluyentes.
En el caso del cáncer de mama, aún cuando pareciera que algunos componentes del vino tinto podrían tener propiedades preventivas, los estudios realizados asocian más la cantidad de contenido alcohólico que el tipo de bebida. En diversas investigaciones sobre el consumo de alcohol y el riesgo de padecer cáncer de mama que fueron recopilados por la International Agency for Research on Cancer se estableció que había un aumento de la incidencia de tumores ante el consumo de bebidas alcohólicas, incluso si era moderado, y en ningún caso ese consumo prevenía la enfermedad.
Incluso en otra revisión publicada por la University School of Medicine se destacó que el riesgo de padecer cáncer de mama parece especialmente sensible a alcohol, estimando que en un consumo inferior o igual a una bebida alcohólica diaria, el riesgo en mujeres de desarrollar un cáncer de mama se incrementa entre un 4% y un 15%. Y ambas revisiones sitúan al consumo de bebidas alcohólicas como la causa de un porcentaje significativo de casos de tumores de mama (en torno al 5% en varios países europeos y del 4% al 10% de los casos en Estados Unidos).
Es innegable que cada tipo de cáncer tendrá sus propios resultados en las investigaciones, sobre todo porque se realizan con parámetros diferentes, ya sea en gramos consumidos, cantidad de ingesta de bebidas alcohólicas a la semana o incluso su tipo.
Por eso ya hay algunos que plantean que debería existir un cambio en el etiquetado de las bebidas alcohólicas en el cual se informe de sus riesgos para la salud del mismo modo que se hizo con el tabaco. “Datos de la Sociedad Americana de Oncología Médica apuntan a que tan solo un 30% de la población conoce que la obesidad o el alcohol son factores de riesgo para la aparición de tumores”, explicó Calvo.
“En general la población sí responde a las recomendaciones, y poco a poco se logran cambiar hábitos de vida nocivos Las iniciativas de formación y la concienciación forman parte de la resolución de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2010, que tenía como fin reducir el consumo de alcohol de forma global a escala internacional”, aseguró.



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