No lo sabias pero podrías sufrir de síndrome posvacacional


Fotografía/ Pilar Hoy
Monterrey, Nuevo León.-  Las vacaciones de verano terminaron. Es hora de desempolvar los libros y las libretas, hay que alistar las mochilas y portafolios para regresar a la escuela, al trabajo y a las actividades diarias. Se acabaron las desveladas y comenzarán las alarmas de madrugada, de despertar cuando la luz del sol todavía no asoma.
En un artículo publicado en Conacyt escrito por Francisco Torres, explicaron que aunque la pereza, el desánimo y las pocas ganas de regresar a la cotidianidad se toman muchas veces como una broma, todo esto es una reacción psicológica y biológica que sufren muchas personas que terminan su periodo vacacional y retornan a las labores productivas o de estudio. Si bien no está diagnosticado como una enfermedad, el ‘síndrome posvacacional’ se manifiesta con intensidad en estas fechas.
José Rodríguez Alcalá, subdirector de posgrado de Psicología en la UANL, asegura que el síndrome posvacacional se presenta de manera psicológica y biológica.
“Cuando la persona concluye sus vacaciones y regresa a su actividad normal, requiere que se adapte al cambio de situaciones. Desde el punto de vista biológico, esa alteración necesita un periodo de reajuste para volver a acomodar sus horarios, sus actividades”, señala el doctor José Cruz Rodríguez Alcalá, subdirector de Posgrado de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
Sin embargo, el reloj biológico no es el único que encuentra alteraciones, puesto que la mentalidad de los retornantes juega, de la misma manera, un rol fundamental para los sentimientos de tristeza, angustia y depresión posvacacional.
“Desde el punto de vista psicológico, necesitas prepararte para afrontar las responsabilidades propias de tu trabajo o escuela. Aunque los síntomas de depresión, miedo o agresividad desaparecen en una o dos semanas posteriores al regreso, pudiendo estar latente hasta tres meses”.
Regreso a la rutina
“Esta situación es pasajera, ya que tan pronto las personas se ajustan a las actividades ordinarias, ya sea de escuela o de trabajo, desaparece el llamado síndrome posvacacional”.

Una vez que la rutina vuelve a establecerse, los efectos biológicos y psicológicos comienzan a disiparse. A pesar de ello, existen algunos factores externos a la persona que pueden acentuar los síntomas, así como prolongarlos.
“Existen algunas situaciones del entorno que agraven y determinen la probabilidad de que el síndrome posvacacional se presente. Por ejemplo, ocurre si se es víctima de mobbing o bullying, o si mi jefe tiene una personalidad gerencial”.
Después de las dos semanas de reajuste a la cotidianidad, el síndrome posvacacional tiende a mitigarse con la rutina y empieza un periodo de relativa normalidad. Pero existe la posibilidad de que los problemas previamente mencionados prolonguen el padecimiento y conlleven a otros conflictos.
“Cuando los síntomas persisten después de este lapso, entonces hablamos de que esto se ha convertido en un trastorno de adaptación y eso ya debe atenderse con un especialista”.
¿Cómo evitar este síndrome?
“Hay que administrar las vacaciones; si se sale de viaje, hay que regresar tres días previos al retorno a clases; retornar a los patrones que se tenían antes de salir al periodo de receso; entrar en contacto constante con los compañeros o colegas”.
Algunos de los síntomas que se pueden presentar en el regreso a las labores cotidianas incluyen cansancio, mucha hambre o falta de ella, alteración en el sueño, depresión, ansiedad, miedo, así como percepciones negativas de la realidad.
Fuente: Conacyt



Source link

Related Posts