“El perdón en México es inviable todavía por falta de justicia”



Culiacán, Sinaloa.- Aunque es muy importante perdonar y vivir en paz, actualmente eso no es posible en México. Fundamentalmente porque primero tiene que haber justicia, y su impartición en el país es uno de los principales problemas que existen, indicó Verónica de León.Leer también: Exigen mayor protección para las mujeres en JaliscoEntrevistada por EL DEBATE respecto al proyecto de amnistía que plantea el próximo gobierno federal, la tanatóloga indicó que la intención es buena, pero no existen las condiciones para que eso se dé en el país, ni de manera individual ni colectivamente. El próximo gobierno plantea una amnistía en México que implica, entre otras cosas, el perdón a los victimarios, ¿cree usted que eso sea posible?
Es un tema muy complicado porque estamos en una guerra sin guerra. Tenemos muertos todos los días sin que haya una causa, digamos, específica. Es una guerra que desgasta porque cobra víctimas inocentes. Desde 2008 a la fecha, ya son diez años, la institución ha atendido a viudas, huérfanos del narcotráfico, a gente dolida, a gente que le tocó estar en un fuego cruzado sin deberla. Leer también: Cuestiona Nestora Salgado amnistía propuesta por AMLO¿Hay capacidad de perdonar cuando se ha perdido a un ser querido de manera violenta?
Cuando hay una muerte violenta, súbita, inesperada, sin despedida, eso genera mucha culpa, mucho enojo y mucha rabia. Estas muertes nos duelen irremediablemente. Uno de los expertos de la teoría del constructivismo señala que hay 128 dolientes por una muerte.Entonces, si multiplicamos 128 por cerca de los 100 mil muertos, más los desaparecidos, estamos hablando de más de 5 millones de personas dolientes. Eso significa que Culiacán, Sinaloa y México estamos de luto, inmersos en dolor. ¿Cómo pacificar al país y sanarlo de la situación en la que se encuentra?
Primero tenemos que trabajar en conjunto los tres niveles de gobierno y la sociedad civil porque no solo hablamos de la pérdida de un ser querido, también pierden su tranquilidad, su estabilidad, su casa, su patrimonio. Se tiene que actuar diferente porque la estrategia para combatir el crimen organizado no ha sido la mejor. Pero, aunado a eso, tenemos que trabajar en casa: recuperar la educación, los valores, la relación entre padres e hijos. Debe haber también una pacificación en casa. La escuela también debe ser un instrumento educador, no una máquina de bullying, como se ha visto en estos años. Hoy es común ver peleas, y además en lugar de buscar la pacificación, los demás graban y lo suben a las redes sociales. Hay una normalización de violencia que se tiene que erradicar. El problema es de familia, escuela y las instituciones. ¿Esos métodos también funcionarían para los dolientes de una muerte violenta?
La muerte no se supera, la muerte se acepta; pero la muerte violenta a todos desgarra, a todos enoja, porque hay un sentimiento de injusticia con el mundo, con Dios, con las instituciones. Pero donde México está dolido es en las desapariciones, donde no hay un cuerpo, y en el que el proceso de duelo se hace crónico, doloroso. Enoja e irrita a la sociedad.Cuando no hay cuerpo, se dificulta el proceso porque no pierde la esperanza de que pueda llegar, de que se equivocaron, de que pueda estar en algún lugar. Hay una fantasía porque queremos idealizar que la gente sí va a volver. El duelo sin cadáver es complicado, doloroso y que si de por sí la muerte violenta genera dolor, un duelo sin cadáver puede llevarte muchos años. ¿Qué implicaciones tiene en la vida cotidiana de los dolientes, algunos de los cuales se les pedirá que perdonen?
Hay desesperanza, hay ideas suicidas, alcoholismo, adicciones a las drogas, convulsión en la comida, depresiones profundas, maltrato y hasta caer en la autoagresión. Muchos problemas de carácter físico y mental. Ante la propuesta de perdonar por parte del gobierno federal, algunas personas han manifestado su rechazo. ¿Qué pasa con las personas que no perdonan?
Tienen más dificultades de incorporarse a la vida de manera más plena, más feliz. Y pueden llevarse la vida así, pueden enojarse, caer en adicciones, en depresiones o el suicidio, porque hay mucho encono contra el sistema de seguridad. Pero hablar del perdón es complejo. Sobre el proyecto del próximo gobierno, yo sería muy cuidadosa porque no sé en qué contexto están hablando del perdón porque no es muy claro, porque no se puede perdonar sin conocer las causas de quiénes o qué tipo de perdón están hablando. Hablar del perdón a los victimarios irrita, enoja, vulnera mucho la tranquilidad de una sociedad que está lastimada.¿Por qué es necesario perdonar?
Es una forma de soltar para dejar ir, soltar el rencor, soltar el enojo, soltar lo que no es nuestro, y trabajar en lo que sí podemos hacer. Es decir, lo que me está pasando en este momento, porque las personas que ya fallecieron no las podemos revivir, por mucho de enojados que estemos, tenemos que trabajar y reconciliarnos con nosotros mismos. ¿Perdonar implica olvidar el agravio, en el caso de las personas víctimas de la violencia?
No. Implica sanar. Nadie olvida, solo reacomoda de manera más sana lo que te dañó, que no te genere dolor, que no te genere venganza, porque hay un sentimiento de venganza muy grande. ¿Y cómo es posible perdonar?, ¿qué tiene que haber primero?
Acá hay un resentimiento muy grande porque no ha habido justicia. En México, la justicia no es pareja para todos. Ejemplos hay muchos. Hay una impartición de justicia inequitativa, determinada en muchas ocasiones por los recursos económicos de los que se dispone. En México puede salir libre una persona que cometió desfalcos millonarios, y pueden procesar a otros que toman un pan, sin justificar el robo. Entonces ¿ese perdón del que se habla no es posible?
Es muy complejo, y parece más una utopía. Hoy, una mujer que desfalca a un sindicato sale libre, y un hombre acusado de tomar panecillos está en la cárcel. Eso irrita a la sociedad. Con esas bases de justicia, con esos parámetros, no podemos hablar del perdón. Ojalá se logre, pero son muchos cabos que hay que amarrar. Es muy complejo, desde el ámbito personal, judicial, religioso, espiritual, gubernamental, familiar, etcétera. Son muchos cabos sueltos. La iniciativa es buena, pero tiene sus matices, donde hay que analizarla. ¿El sentimiento de injusticia es mucho en México? 
Así es. La sociedad está harta, desgastada, porque es un elefante que no se mueve. Entonces, hablar del perdón a nivel colectivo es muy difícil. ¿No hay condiciones para impartir justicia en el país?
Hay muchos ejemplos que dicen que no. Entonces ¿tampoco hay condiciones para otorgar el perdón?
El proceso es diferente para cada persona. Son muchos factores, no hay un tiempo definido ni un manual en la que se indique cómo se perdona. Depende también de la víctima, quién era, qué representaba, cuánto tiempo estuvo vivo. Son muchas cosas. Entonces, no se puede perdonar así como si nada, claro que no. Usted habló de la ira y el enojo en las personas que pierden a un ser querido de manera violenta, ¿qué genera la ira en una persona?, ¿hay un espiral de violencia?
Así es. Los niños que atendemos en la consulta dicen «yo quiero ser policía para matar a los que mataron a mi papá». Si a ese niño no se le encausa su ira, puede llegar a la autoagresión, la agresión o la venganza cuando sea más grande; o a tener padecimientos físicos, taquicardia, gastritis, diarrea, etcétera. Se visualiza violento para dañar a las personas que lo dañaron.
A una sociedad sin justicia, de luto, que se siente abandonada e incomprendida, se le pedirá que comprenda y perdone…

Además, en un ambiente de inseguridad, donde por inseguridad han cambiado hábitos, han dejado su patrimonio.En esta nota:
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