“La otra Cordillera”: el filme de kayakistas que denuncia cómo el modelo forestal destruyó el sur de Chile


Un documental sobre el impacto de la industria forestal en la Cordillera de la Costa del sur de Chile acaba de estrenar un grupo de realizadores independientes.
“Habíamos leído sobre ello, y visto un poco, pero ver en terreno la escala del impacto forestal es siempre impresionante”, destaca el productor de la obra, Jens Benöhr.
La obra se centra en la cordillera de Nahuelbuta –tramo de la cordillera de la Costa que se extiende desde el río Biobío hasta el río Imperial-, donde un grupo de atletas decide explorar estas antiguas montañas a través del descenso en kayak del río Carampangue, uno de sus más emblemáticos cuerpos de agua.
“Nos sorprendió mucho ver como la industria forestal se tomó casi toda la cordillera”, complementa la co directora, Nicole Ellena. “No era fácil encontrar bosque nativo. Por ejemplo, cuando fuimos al Parque Nacional Nahuelbuta, no dejó de impactar cómo este era una ‘isla verde’ ya que se encontraba totalmente rodeada por plantaciones forestales”.
“La otra cordillera” fue dirigido por ella junto a Erick Vigouroux, y también descubre las historias de quienes habitan y defienden esta ancestral tierra. Al mismo tiempo, cuenta con la participación de expertos en la materia, como el ecólogo Bernardo Reyes y el educador ambiental Claudio Donoso.

Belleza latente
El relato de la expedición es combinado con entrevistas a los habitantes de esta tierra y la exhibición de la belleza latente de esta gran cadena montañosa.
Impacta “la ausencia de bosque nativo y por ende, de flora y fauna nativa. Fue impresionante para todos no poder ver u oír las aves que comúnmente se pueden ver en espacios naturales de Chile. Además, la escala de las fábricas de pulpa y celulosa”, comenta Ellena.
La expedición fue realizada por cuatro kayakistas (Canela Astorga, Jens Benöhr, Gabriel Ceballos y Paulo Urrutia), quienes revelan cómo las plantaciones de pino y eucalipto, que sumadas al cambio climático, están causando severas sequías y poniendo en riesgo la disponibilidad de agua para los habitantes de la zona, además de degradar importantísimos ecosistemas.
La cordillera de Nahuelbuta es considerada un punto caliente (hotspot) prioritario para la conservación de la biodiversidad, siendo el único lugar fuera de la cordillera de los Andes en presentar una considerable población de araucarias, árbol endémico de Chile y Argentina.
Foto: Claudio Vicuña
El ciervo más pequeño del mundo
Ellena recuerda que fue conversando con Benöhr, quien habita esta cordillera (reside en Concepción), junto a Vigouroux, sobre el impacto de la industria forestal en esta zona, que decidieron que era una gran oportunidad para registrar, a través de los deportes al aire libre, una problemática ambiental.
Es una zona de “ríos torrentosos, pumas y pájaros carpinteros, araucarias, nieve y mucho frío, cubierta por una frondosa selva fría y hogar del ciervo más pequeño del mundo, en Chile”, destaca Benöhr.
“Pocos hablan de la otra cordillera que existe en nuestro país, que es la cordillera de la costa, que en esta zona se llama la Cordillera de Nahuelbuta”, lamenta Ellena. “Pocos la conocen de Chile, y tiene una alta importancia histórica y biológica”.
Foto: Cristóbal Croxatto
Un descenso difícil
Uno de los desafíos fue coordinar el descenso, dado que los niveles de agua -debido al impacto de la industria forestal- han estado muy bajos en los últimos años. “Por eso coordinamos la fecha de descenso para invierno, después de lluvias intensas”, resalta Benöhr.
La logística también fue difícil porque la idea era navegar el río Carampangue completo, “y como equipo audiovisual era difícil coordinar con los kayakistas para poder encontrarnos en los distintos tramos del río”, añade la codirectora.
“Por lo demás, el borde de este río está rodeado de plantaciones, por lo que acceder a estos territorios fue difícil y peligroso, pues también hay muchos caminos forestales -son como caminos de hormigas- con los que es fácil perderse y estar horas subiendo y bajando sin encontrar el camino principal”.
Foto: Erick Vigouroux
Propiedad de la forestal Arauco
Varias cosas impactaron a los realizadores durante la filmación. “Nos conmovió el movimiento que está creciendo en Nahuelbuta de educadores ambientales, empresarios de turismo y caminantes que recorren la cordillera, explorando los remanentes de bosque nativo y recuperando el apego al territorio, primer paso en la restauración del bosque nativo de la zona”, relata Benöhr.
“También nos sorprendió ver situaciones como la comuna de Curanilahue: 80% de su superficie está cubierta por plantaciones forestales, ¿te puedes imaginar eso? Falta poco para que les falten pinos en las espaldas…”.
Otro aspecto que los conmovió fue el social. “¿Sabías que el único instituto de educación superior de la zona es el Duoc? Y se llama ‘Duoc Arauco’, y casi todas las carreras están destinadas a generar operarios forestales… que irónico que la provincia de Arauco le pertenezca, literalmente, a la forestal Arauco, la cual en general tiene pésimas relaciones con las comunidades locales”.
El contacto con los mapuche
Los creadores tuvieron contacto no sólo con las organizaciones, sino también la población mapuche. “Pudimos percibir como la zona estaba llena de camiones policiales. A veces, daba la sensación de que era una zona en guerra”, relata Ellena.
Durante la película los apoyó Manuel Maribur, reconocido lider en turismo comunitario del valle de Elicura, quien les abrió las puertas de su casa y enseñó muchísimo sobre cosmovisión mapuche.
“Sobre todo aprendimos del valor de los espacios sagrados del agua, como los menoko -humedales en español-, los trayenko -esteros- y otros ecosistemas de alto valor espiritual para el pueblo mapuche”, dice el productor.
Los deportes como herramienta
A modo de conclusión, Benöhr señala que es importante usar los deportes al aire libre, que están de moda en Chile, como una herramienta política y de comunicación ambiental muy potente.
“Además es necesario recorrer el territorio, explorarlo, para entender el impacto que estamos teniendo”, dice. “Para nosotros, es necesario reconocer que Nahuelbuta es un lugar sorprendente, con niveles extraordinarios de biodiversidad, y con un patrimonio cultural invaluable, producto de los habitantes ancestrales de estas tierras -el pueblo mapuche-, todo esto hace que esta cordillera, tan afectada por la industria forestal, merece ser protegida, y sus habitantes respetados”.
“Un bosque es muy distinto una plantación forestal, que esta industria impacta mucho más de lo que pensamos, y si queremos sostener esta fuente de recursos es imprescindible replantearse filosóficamente y metodológicamente nuestra dependencia económica de los espacios naturales”, concluye Ellena. “Y las personas pueden jugar un rol activo en la protección de su patrimonio natural”.



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