translated from Spanish: La historia del joven en llamas: Ronaldo Schemidt cuenta sobre su foto ganadora del World Press Photo

Mayo de 2017. Venezuela se ve sacudida por una masiva ola de protestas en contra del Presidente Nicolás Maduro, la más grande desde 2014 y ese día 3 fue una jornada intensa, se realizó la manifestación en Altamira, al este de Caracas, considerado un bastión de los opositores al gobierno chavista. Un día que marcaría para siempre a José Víctor Salazar Balza, de 28 años de Ciudad Bolívar. 
Ahí también estaba Ronaldo Schemidt, fotógrafo de la agencia de noticias AFP, listo para captar con su lente los acontecimientos que mantenían sumida a Venezuela en un punto de tensión máxima. Y ese 3 de mayo, capturó una imagen que dio la vuelta al mundo. Una representación en alta definición de la violencia que se vivía en ese momento. Como dicen, una imagen vale más que mil palabras. 
El protagonista era José Víctor, quien corría en llamas luego de haber sido víctima de un incendio. Una máscara antigas cubría su rostro y a su lado, un muro con una pequeña imagen de una pistola que disparaba la palabra “paz”.
La fotografía de Schemidt, venezolano oriundo de Caracas y radicado en México hace 18 años, se convertiría un año después en la ganadora del prestigioso World Press Photo, convirtiéndose en el segundo venezolano en conseguir dicho galardón. El primero fue Héctor Rondón Lovera, por su foto “Ayuda del padre” de 1962 en el marco del denominado “Porteñazo”, hecho ocurrido en Puerto Cabello, en el estado Carabobo, región central de Venezuela.
En conversación telefónica con El Mostrador, el fotógrafo de AFP contó el momento en el que capturó ese instante. “La manifestación había tomado varias avenidas principales de la zona este de la ciudad, donde está el bastión opositor, y me había tocado a mí cubrir una de esas grandes avenidas con una manifestación y a mi compañero Juan Barreto de Caracas, otra de las avenidas. Cada uno cubría uno de los lados y hacía su parte. Nos manteníamos en contacto por radio para saber cómo estábamos, ubicación, si estábamos bien, como era tan peligroso y tan violento, cada cierto tiempo teníamos un contacto por seguridad”, comentó.
La tónica de las protestas era la violencia, el enfrentamiento entre los cuerpos de seguridad, principalmente la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y los manifestantes. Terminadas las manifestaciones, quedó un saldo de más de 120 muertos y miles de heridos. 
Schemidt relató que la protesta que él estaba cubriendo, repentinamente, terminó de forma violenta y que ante ello, los manifestantes se fueron a la manifestación de la calle paralela y él los acompañó: “Cuando llego a una esquina, veo una manifestación paralela que cubría el compañero (Juan Barreto). Era mucho más violenta todavía, había enfrentamientos cuerpo a cuerpo. Se acerca una moto de la Guardia Nacional. La moto cae, los guardias nacionales se defienden para no perder la moto, pero es inevitable. Los rodean entre varios manifestantes, los guardias nacionales se repliegan y un vehículo blindado de la Guardia Nacional, para defender la moto, los atropella, les pasa por encima, los embiste. Eso pasa al lado de mí, yo estaba haciendo fotos en ese momento, embiste a varios, les pasa por encima, pasa por encima de la moto y se lleva la moto arrastrada”.

En ese momento, tomó la decisión de preparar sus cámaras. Ante la escalada de violencia, sabía que cualquier cosa podía pasar. “Si ya habían atropellado abiertamente a los manifestantes a mi lado, cualquier cosa podía pasar y tenía que tener las cámaras listas para lo que viniese”. El reportero gráfico tuvo un acertado presentimiento: la moto de la GNB, uno de los cuatro componentes de la Fuerza Armada Nacional de Venezuela, sería el foco de un nuevo conflicto con los manifestantes.
“Estando en el sitio de la moto, ellos empiezan a gritar con banderas, unos lanzan una bomba molotov, incendian la moto y ahí noté que la situación se ponía peligrosa, porque la moto estaba volteada, golpeada, incendiada y decido retirarme, voy alejándome y un manifestante a mi espalda la golpea y explota. Eso pasó a muy pocos metros de mí. Tenía un tubo y con el tubo golpea la moto y el tanque, lo rompe y explota, y como había fuego de la molotov, la gasolina estaba a presión de tanto calor, el tanque estaba lleno”, recordó el fotógrafo.
El profesional de la agencia AFP agregó que “estaba haciendo fotos justo en el sitio donde estaba José Víctor que es la persona que se quema (…) cuando explota la moto, siento el calor de la explosión, me volteo inmediatamente y empiezo a disparar fotos por una explosión sin saber que ahí adentro había alguien, porque eso pasó a mi espalda, yo no sabía. Juan venía a hablar conmigo, por eso él lo tiene de frente, él tiene el momento en que empieza la explosión. Volteo y no dejo de hacer fotos hasta que aparece José Víctor en el medio, pasa corriendo al lado de mí, incendiado, se para, un compañero se acerca a quitarle el fuego, él cae al piso y todos sus compañeros lo apagan”.
14 segundos bastaron para que Schemidt capturara ese momento preciso. “Desde que yo volteo empiezo a hacer fotos hasta que lo apagan. Todo es muy muy rápido. Un flash desde que escucho la explosión y empiezo a hacer fotos que él aparece en mi cuadro hasta que lo apagan. Una situación que no te das cuenta bien ni siquiera de lo que está sucediendo. Estás metido en esto, tienes toda la adrenalina, estás como súper alerta y cualquier cosa que pase, sabes que tienes que hacer fotos. No es un proceso que estás esperando (…) es una reacción espontánea, escuchas la explosión, levantas la cámara y disparas”.
Entre el grupo de manifestantes hubo varias reacciones. Muchos de ellos se pusieron nerviosos, otros se retiraron, unos más empezaron a gritar. Buscaban un culpable. En la ráfaga del momento, el fotógrafo de AFP sabía que tenía una foto de una explosión, pero su impresión fue mayor al ver a José Víctor prendido en fuego: “cuando él pasa frente a mí y se queda parado un segundo, un compañero trata de apagarlo y él se tira al piso. Ahí es donde me doy cuenta que se está quemando. Ya la foto ganadora estaba hecha”.
Pasado ese dramático momento, cuenta que comenzó a ver las fotos, conectó su celular a la cámara y empezó a transmitir a los editores de AFP en Montevideo, Uruguay. Por su mente solo pasaba una cosa: la interpretación que se iba a dar a la foto, considerando el clima de polarización que existía en ese momento en Venezuela. “Mi preocupación era cómo se iba a tomar esto políticamente y cómo nos podía afectar en un país tan polarizado, en una sociedad tan polarizada, yo sabía que esto se iba a prestar a decir, el gobierno, que lo quemaron sus compañeros. Los manifestantes, la oposición, iban a decir que fue el gobierno, y no había sido ninguno de los casos. Mi máxima preocupación era dejarlo claro (…) Le escribí a los editores y les puse: esto fue un accidente durante una manifestación, pero otro manifestante golpeó la moto y él estaba ahí parado y lo quemó la gasolina de la moto. No lo quemó la Guardia Nacional, no lo quemó la policía y tampoco sus compañeros, era mi prioridad en ese momento dejar eso claro. Entonces los editores vieron eso, rápidamente lo arreglaron, vieron la información y la foto salió”, explicó Schemidt.

José Víctor Salazar se mantuvo seis meses internado en una clínica de Caracas. El joven tuvo quemaduras de segundo y tercer grado en el 72% de su cuerpo. Su cara no fue afectada gracias a la máscara antigas. Al final, la directiva de la Clínica Metropolitana de Caracas decidió exonerar a la familia de los gastos. Gracias a la fotografía, la familia recibió mucha ayuda internacional. 
“De alguna manera él cargó la parte terrible de todo esto (…) el quemado pude haber sido yo (…) lo que le pasó ni siquiera fue culpa de él, porque realmente ni siquiera fue culpa de él. Para mí él es víctima de estar parado en el sitio equivocado, en el momento equivocado, y le pasó”, dijo el reportero gráfico. 
Tierra de talentos
Ronaldo Schemidt no es amigo de los concursos. Admité que por su mente jamás pasó que la foto de José Salazar lograría un galardón tan prestigioso como el World Press Photo. “Lo último que pasaba por mi mente eran concursos y premios, para nada, no me interesaban ni me interesa todavía. En este caso me interesaba estar haciendo mi trabajo, que saliera bien, aclarar lo que había sucedido era mi máximo interés, la seguridad en momentos se podía poner muy tensa, porque a veces a los manifestantes no les gusta que tengas fotos de ellos heridos o golpeados. No sé si será que lo ven como un síntoma de debilidad, pero cuando hemos hecho fotos de heridos no les gusta”, explicó.
Desde su punto de vista, el World Press Photo representa un gran reconocimiento que anima a los fotógrafos de América Latina a trabajar. “Latinoamérica lo puede hacer, y lo que a mí me gusta es que esto vaya a generar un ánimo, unas ganas de trabajar, unas ganas de ser responsable y comprometido con lo que hacemos. Eso es lo más importante para mí”, dijo Schemidt.
El reportero gráfico afirmó que si le piden volver a Caracas, lo haría, “ porque es mi trabajo y lo que me gusta”. Tampoco descarta la posibilidad de una hipotética reunión con José Víctor. “Yo creo que en un futuro sería bueno que algún día nosotros nos pudiésemos encontrar como un hecho fortuito”. Después de todo, como él mismo reconoce, una manifestación, una explosión, una foto, los unió de por vida. 

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