Mayor crecimiento económico, menor participación laboral femenina



 
Por Joaquín Serrano y Mariana Marchionni*
Sabemos que el crecimiento de la participación de las mujeres en el mercado laboral de América Latina se ha desacelerado significativamente desde comienzos de los años 2000, después de más de medio siglo de crecimiento fuerte y sostenido. También sabemos que esta desaceleración ha sido más marcada para las mujeres más vulnerables, especialmente aquellas con bajo nivel educativo, que residen en áreas rurales, con cónyuges de bajos ingresos o con hijos pequeños. Pero lo que todavía no tenemos claro es qué factores están detrás de este llamativo fenómeno.
Una de las explicaciones más probable es, a la vez, la que parece más paradójica: que el estancamiento de la participación laboral de las mujeres es consecuencia de la inusual expansión económica experimentada por América Latina en los años 2000.
Si bien es cierto que el crecimiento económico puede alentar el ingreso de las mujeres al mercado de trabajo ante más y mejores perspectivas laborales y salariales, también puede mejorar las condiciones de empleo e ingresos de los demás miembros de la familia y asimismo llevar a una reasignación de las responsabilidades del hogar. Si los roles tradicionales de género siguen vigentes, tal como parece ser el caso en la región, es de esperar que algunas (o muchas) mujeres decidan posponer su entrada al mercado de trabajo como respuesta a la mejor situación económica.
En un reciente documento de trabajo del BID con Leonardo Gasparini y Pablo Gluzmann, encontramos que la tasa de actividad laboral de las mujeres en América Latina, a pesar de estar positivamente asociada al crecimiento económico a largo plazo, se comporta en forma contracíclica. Es decir, grandes expansiones a corto plazo del Producto Interno Bruto están asociadas con reducciones en la oferta laboral femenina, especialmente entre las mujeres casadas (ya sean en uniones formales o consensuales), con bajo nivel educativo, que viven en áreas rurales y en hogares de bajos ingresos. Estos resultados sugieren que el comportamiento de gran parte de las mujeres en América Latina todavía responde a la división tradicional de roles de género. Además, parte de este comportamiento contracíclico se debe a las fluctuaciones del desempleo masculino: cuando el “hombre de la casa” consigue trabajo durante la expansión económica, la mujer puede dejar de trabajar afuera.
Otro resultado interesante del trabajo es que la gran expansión en la cobertura de los programas de transferencias monetarias condicionadas, generalizados en toda América Latina a partir de los años 2000, también se asocia con la reducción de la participación laboral femenina. Este resultado refuerza la hipótesis de que las mujeres deciden retrasar su ingreso al mercado laboral debido a un mayor ingreso no derivado del trabajo y al tiempo requerido para cumplir con las condiciones asociadas con estos programas.
Estos hallazgos pueden ayudar a explicar las razones detrás de la desaceleración de la participación laboral femenina en la región. El hecho de que la oferta laboral de las mujeres se mueva en dirección opuesta al ciclo económico sugiere que la reciente desaceleración podría ser transitoria. Bajo estas circunstancias, la desaceleración sería una respuesta natural ante un contexto económico más próspero y no necesariamente tendría una connotación negativa. Sin embargo, las mujeres que decidan permanecer fuera del mercado laboral durante algún tiempo podrían sufrir pérdidas de productividad que reduzcan sus chances de trabajar en el futuro, independientemente de las condiciones macroeconómicas. Además, este comportamiento podría significar un fortalecimiento de los roles tradicionales de género en el hogar, afectando negativamente las perspectivas de participación de las mujeres a largo plazo. Esta visión más pesimista es particularmente relevante en el contexto actual, en donde algunas economías de América Latina padecen ciertos desequilibrios económicos que amenazan sus perspectivas de crecimiento.
 
Joaquín Serrano es investigador junior en el Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Serrano es Magíster en Economía de la UNLP. Actualmente es estudiante del Doctorado en Economía de la Universidad de California – Los Angeles (UCLA). Participó en proyectos de investigación relacionados con las áreas de econometría aplicada, distribución del ingreso y economía laboral.
Mariana Marchionni es Investigadora del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, y profesora de Econometría de grado y posgrado en esa universidad. Tiene un doctorado en Economía de la UNLP y fue becaria posdoctoral en la Universidad de British Columbia, Canadá. También es profesora visitante en la Universidad de San Andrés e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, con sede en el CEDLAS. Sus áreas de especialización son  Economía de la Educación, Economía de Género y Políticas Sociales.



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