Ciencia escolar y problemas complejos


Señor Director:
No hay nada más práctico, útil y estimulante para la vida que la capacidad de razonamiento y toma de decisión informada. Esto se sostiene en habilidades y actitudes en que la enseñanza de las ciencias debe aportar de manera contundente, más allá que la aburrida memorización de organelos celulares y de pesos atómicos de elementos.
El “problema” de la delincuencia, que tanta preocupación concentra en autoridades, debe abordarse multisectorialmente, no sólo con más policías o más cárceles, sino también con mejor educación, mejor sistema de salud y previsión, planificación urbana, salarios, condiciones laborales, medioambiente, etc.
El “problema” de la contaminación del aire, que se ve reflejado en la zona de Quintero-Ventanas y en muchas otras menos visibles de momento, debe tratarse de modo integrado, con políticas públicas tendientes al control de las emisiones, mejores prácticas industriales, repoblamiento de bosque nativo de modo importante, con cambios de hábitos domésticos, mejoras en transporte público, planificación urbana, ciclovías, consumo responsable de alimentos locales, etc.
Todos estamos conscientes de la necesidad de enfrentar las problemáticas actuales en nuestra vida con un enfoque multisectorial, multidisciplinario, en donde se considere un conjunto amplio de variables intervinientes y trabajen en ello de manera integrada, tanto profesionales como técnicos con diferentes saberes específicos. Pero ¿quién enseña eso? ¿en qué momento del sistema escolar los jóvenes tienen la oportunidad de desarrollar esta habilidad de pensamiento y ejecución?
¿O será tal vez que la capacidad de comprensión integrada y multidisciplinaria es algo que se desarrolla espontáneamente una vez que se llega a ser experto en cualquier parcela del conocimiento? ¿o es algo innato? ¿o es trivial?
La respuesta a todas las preguntas anteriores es “no”. La ciencia ha desarrollado bases conceptuales y métodos específicos para el estudio integral de sistemas complejos de cualquier tipo. La ciencia conoce un conjunto de herramientas intelectuales que están concebidas para entender la operación de problemas complejos, con vista al diseño de soluciones viables y sustentables. Eso es la teoría de sistemas, la cual permite entender cómo funciona una máquina, una célula, un ecosistema, una empresa, una religión o una banda de criminales. Lo anterior, unido al desarrollo de habilidades de trabajo colaborativo, empatía, respeto, tolerancia y valoración de la diversidad, conforman los aprendizajes que urgentemente se necesitan ofrecer hoy a nuestros niños y jóvenes.
En las próximas décadas los robots monopolizarán el trabajo rutinario de precisión que actualmente realiza un “técnico” u “operario”. Lo que se requiere desde ya, para el futuro inmediato, es que los escolares desarrollen la capacidad de entendimiento amplio, de trabajo en equipo, de enfrentar situaciones complejas mediante selección, manejo y exploración de datos, modelamiento de información válida, análisis y síntesis, con espíritu crítico, constructivo y creatividad.
Caminar hacia la dilución de las fronteras disciplinarias clásicas y entender que las ciencias naturales y sociales, la matemática, la estadística, la informática, la filosofía, las artes y las humanidades se pueden aprenden por separado en un comienzo de la trayectoria escolar, pero luego deben ponerse en práctica utilizándola integradamente para poder entender sistémicamente nuestro mundo y participar colaborativamente de su mejoramiento.
¿Están nuestros escolares preparador para ser conducidos en esta etapa des-robotizante y humanizante? La verdad lo están -y lo piden a gritos- solo hay que escuchar. ¿Existen profesores capaces de comenzar a liderar esta aventura? Existen, solo hay que apoyarlos en su actualización y autoformación profesional continua. ¿Existen en Chile los académicos capaces de apoyar la formación de aquellos profesores? Existen, solo hay que mirar alrededor. Aparentemente, lo único faltante es una política pública a la altura de los tiempos, de los tiempos futuros claro.
En particular, esperamos que el currículum escolar incorpore, ágil y oportunamente, los espacios académicos necesarios y suficientes para el desarrollo del pensamiento sistémico basado en evidencias. Es tiempo -al menos a cierto nivel de escolaridad- de concebir las ciencias, la matemática, la informática y otras disciplinas de modo integrado. De esta manera será posible equipar a nuestros ciudadanos del futuro, con las habilidades básicas para enfrentar problemas y sistemas complejos de la vida actual, que jamás serán resueltos por máquinas.
Dr. Rodrigo Ramos-Jiliberto
Profesor Titular
GEMA Center for Genomics, Ecology & Environment
Universidad Mayor



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