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Rebasados. A la luz de los hechos, los efectos de la depresión tropical 19-E rebasó con creces la capacidad de respuesta de las autoridades municipales, estatales, federales y militares que por momentos se saturaron ante los llamados de auxilio de la población. Y ante la respuesta insuficiente por la abundante agua, cientos de personas de las colonias y comunidades rurales tuvieron que tomar sus propias decisiones para ponerse a salvo. En cierto modo, dicen algunos que también los ciudadanos tuvieron su grado de responsabilidad porque no actuaron con tiempo. Si en las colonias y la mayoría de los sectores de la ciudad se vivieron momentos de angustia por la inundación, no se compara lo que pasaron las familias en las sindicaturas y sus comunidades. Hasta arriba de las casas se tuvieron que subir. El problema fue y es mucho mayor. Y no es una exageración. Sólo es cuestión de echarse una vuelta por El Carrizo, Villa de Ahome, Higuera de Zaragoza y sus comunidades. Una verdadera calamidad, dicen los afectados que se quedaron solo con la ropa que traen puesta. Sin nada. Por eso, la gente damnificada en albergues y en casas de sus vecinos o familiares lo que esperan es que las autoridades no lleguen a sólo dar recorridos de supervisión sino que lleguen con la respuesta en sus manos: comida y agua. Esto es de lo que carecen y muchos, sobre todo en los pueblos rurales, les repatea que los funcionarios lleguen sólo a saludar y prometer apoyo. Ya se tomó la decisión de abrir comedores comunitarios en algunos pueblos, como lo dio a conocer el alcalde Manuel Urquijo Beltrán. Sin embargo, eso fue en unas cuantas comunidades, pero otras quedaron fuera. Por ejemplo, ningún comedor se abrió en algún poblado del Valle del Carrizo. Irresponsabilidad. Por cierto, en la Villa Gustavo Díaz Ordaz quedó más que comprobado que la gasolinera que se está construyendo en la entrada sur de la cabecera de sindicatura es un tapón para que el agua tenga salida al dren El Carrizo. Como no corrió el agua, los niveles del mismo provocaron la inundación en la cabecera de sindicatura y millonarias pérdidas de las familias que quedaron en la inopia. No hay duda que quienes se inconformaron en aquel entonces tenían y tienen la razón, pero como el mandamás de ese proyecto es el regidor Pedro Esparza López, consentido en el sexenio pasado, la exigencia que esa gasolinera no se construyera ahí por las consecuencias que ahora se ven se la pasaron por el arco del triunfo. Y ya los aplaudidores de Esparza López se lavan las manos y justifican que la inundación es por la abundante agua que cayó. Pues sí, les reviran unos, pero se agrava con la ubicación de esa gasolinera. Ni viendo atinan. 
  
Voracidad. Los que de plano mostraron el cobre son los de la caseta de peaje de San Miguel, que no dejaron de cobrar en los momentos de la emergencia. Incluso, les exigieron el pago a quienes sólo iban a atender el problema del corte de la carretera Internacional, a unos metros de ese punto. No había paso ni para el norte ni para el sur. Entonces salía sobrando el cobro del servicio porque los que pasaban por ahí no iban a llegar ni a los cerros de Barobampo. ¡Qué falta de criterio!De corazón. Después de que algunos, opositores o no, preguntaban dónde estaba el alcalde electo de Ahome, Guillermo “Billy” Chapman, ante la emergencia que se vivía, este juntó a su gente para ir en apoyo de los damnificados en la zona rural, que es donde más ocupaban el respaldo. Su gente aclaró que lo hace de corazón, no forzado por los cuestionamientos que le empezaban a hacer.En esta nota:
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