Subvención en Educación Parvularia: algunas interrogantes


El gobierno ha anunciado en estos días que prontamente se implementará esta medida mediante la presentación al Congreso de un proyecto de ley que crea la subvención escolar para la educación parvularia, a contar del nivel medio menor.
Se trata de una iniciativa muy interesante, pero antes de aplicarla es conveniente hacerse las siguientes preguntas, al tenor de la experiencia que como país tenemos en estas materias:
1. Dado que la implementación de esta iniciativa implicará el desembolso de importante recursos públicos, es fundamental preguntarse:
a. ¿Tiene la intendencia de Educación Parvularia o la Superintendencia de Educación las atribuciones legales para realizar una fiscalización adecuada de estas transferencias para asegurar su correcto uso?

b. De no estar disponibles esas atribuciones ¿No seria necesario generarlas antes de asignar los recursos?
2. ¿El valor del subsidio por estudiante (voucher) ha sido determinado mediante criterios técnicos solventes que responden a un parámetro de calidad sustantivo de la educación para este nivel de enseñanza?
a. ¿Se ha fijado un estándar de calidad y luego se determina el costo inicial o basal de éste?
Pese a la larga experiencia que existe en el Chile en esta materia, la mayor parte de los valores de los subsidios en educación no tienen una correlación empírica solvente con el costo real de la formación que se ha definido en los estándares educativos. Suele tratarse de aproximaciones gruesas, que asumen determinados costos sin un levantamiento riguroso de los valores (más allá de algunos estudios de casos muy acotados).
3. ¿Se seguirá utilizando como parámetro para calcular finalmente el valor real a pagar al sostenedor la formula de asistencia promedio diaria/mes del estudiante?
Los criterios de financiamiento deben ser acordes con el objeto a financiar. En este caso se parte de un supuesto muy criticable, y más aún en el caso de niños más pequeños, que la asistencia al Jardín infantil es un reflejo de la valoración de la calidad de su enseñanza.
Su debilidad reside en suponer que la asistencia es un acto marcado por la voluntad y no por otras poderosas razones. Por ejemplo:
• los niños pequeños deben ser llevados por un tercero al Jardín o centro educativo, por ende no es su decisión sino que pasa por la disponibilidad de otros para llevarles.
• Segundo, los niños pequeños suelen enfermarse -en promedio- más que los mayores, por ende tampoco es un acto voluntario asociado a la calidad del centro escolar.
• Tercero, los niños vulnerables se enferman -en promedio más que los no vulnerables- ¿Cómo se considerará este factor para el cálculo del valor del subsidio?
• Cuarto, en los sectores rurales (de las regiones más vulnerables) la movilidad es más compleja, y la de los niños pequeños aún más ¿Cómo se considerará este factor para el cálculo del valor del subsidio?
4. ¿Como enfrentará el mismo Estado la segregación de calidad del cual él es un actor directo?
El Estado financia en la actualidad diversos estándares de calidad (horarios diferentes de jornada, materiales escolares, infraestructura, etc.) en distintas instituciones (JUNJI, Integra, Educación Municipal y otras modalidades de transferencia de recursos) de manera que compense esta diferencias en vez de mantenerlas sino aumentarlas de no estar debidamente controladas.
5. Finalmente, es también el momento de preguntarse si es razonable seguir financiando la educación con modelos que privilegian esencialmente los ingresos variables en tanto sus principales costos son fijos.
• ¿A qué responde la persistencia de este razonamiento?
• ¿Por qué insistir en un camino tan estrecho, con un sistema de cálculo del valor del subsidio que no se aplica en otras latitudes?
Es útil preguntarse por qué otros países con sistemas educativos tan potentes, que usan el modelo de subsidio, no han replicado el modelo chileno basado en la asistencia diaria del estudiante al centro educativo en vez de sustentarlo, por ejemplo, en la matrícula semestral o trimestral del establecimiento, o en otras opciones más significativas para el objetivo educativo mismo.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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