Inteligencia artificial en la industria de la salud


Durante los últimos 20 años, hemos visto como la innovación ha transformado y ha sido capaz de generar disrupciones en casi todas las industrias. En casi todos los casos estos cambios vinieron desde actores ajenos al entorno tradicional. ¿No hubiese sido lógico pensar que Airbnb iba a ser creado por Hilton, quien tenía el mayor conocimiento de la industria? ¿O que a Instagram lo iba a fundar Kodak?
Sin embargo, los creadores de este tipo de disrupciones han sido realizados por personajes ajenos al entorno de la industria, básicamente porque fueron ellos quienes entendieron el problema desde la perspectiva del cliente y no desde la organización.
Una de las industrias que está al debe con estas disrupciones es la dela salud. No solo porque no ha aparecido alguien que pueda revolucionar la forma en que se entregan estos servicios, sino que porque los procesos todavía mantienen la misma estructura desde hace años -donde la experiencia hacia el cliente depende de la capacidad de la organización- y porque los servicios se entregan de manera reactiva y no proactiva.
Actualmente, cuando visito una clínica, el tiempo que pasa desde que descubro la necesidad de ir hasta que resuelvo mi necesidad, nos da cuenta que la forma en que las clínicas se relacionan con los pacientes es poco cercana y eficiente. ¿No sería más lógico que las clínicas en vez de cobrarme por sanarme, me cobraran por no enfermarme?
Sin duda es una forma de pensar que significaría un cambio no solo en los procesos, los sistemas y los modelos de negocio de las clínicas, sino que también en la cultura y en las formas de trabajar de los doctores. El hecho de que para lograrlo tengamos que cambiar la forma en que trabajan las doctores indica que la tarea es aún más difícil, sobre todo por la percepción de que existe de que a los doctores les gusta trabajar a su manera.
Sin embargo, a raíz de mi experiencia trabajando con ellos puedo decir todo lo contrario: la medicina es una profesión que requiere mucha vocación. La razón de que los doctores se levantan todos los días a trabajar es para que cada vez existan menos personas enfermas en el mundo. Por lo tanto, si hay alguna forma que ayude a que eso ocurra, ellos serán los principales habilitadores del cambio.
Esto nos hace pensar que, al contrario de lo que uno podría creer, es bastante factible generar un cambio en la forma de “entregar” la salud, y que ese cambio venga internamente desde las mismas clínicas u hospitales tradicionales. Sin embargo, hay algo que lo está impidiendo y tiene relación con cómo las mentes emprendedoras son capaces de generar ideas y soluciones desde la perspectiva del cliente y para la prevención de enfermedades, pero integrando las ideas y la experiencia de los doctores. Ellos son la cara de la clínica hacia el paciente, y por lo tanto la solución debería crearse a través de su conocimiento.
En Estados Unidos, un ex trabajador de Google, Adrian Aoun’s, creó Forward con el propósito de que las personas no tengan que ir al doctor. A través de un servicio personalizado y de monitoreo con accesorios inteligentes (como un Apple Watch por ejemplo) entienden el comportamiento del cuerpo de cada uno de sus clientes y con modelos predictivos de inteligencia artificial alertan a las personas con riesgo a enfermarse, y los agendan a una consulta para un tratamiento preventivo.
A pesar del éxito del proyecto, ha recibido innumerables críticas, principalmente de parte de los doctores quienes han encontrado ciertas falencias en su modelo. ¿Será que realmente tiene falencias? ¿Qué falta para poder integrar el mundo médico y el mundo de los negocios para que empecemos a vivir una verdadera disrupción de la industria?

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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