No le gustaba sólo el vino: mujer denuncia al “líder espiritual” Tito Fernández por violación


El conocido folclorista Humberto Baeza, conocido popularmente como Tito Fernández, “El Temucano”, fue denunciado por una mujer, acusándolo de abuso sexual y violación.
La víctima detalló que interpuso la querella el pasado 27 de agosto en el 7° Juzgado de Garantía de Santiago, la que fue patrocinada por el Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (Sernameg), según informa el diario La Tercera.
La mujer, que prefirió ocultar su identidad, relató que en 2009 ingresó al Centro Integral de Estudios Metafísicos (CIEM), que dirige el propio Tito Fernández y que fundó tras interiorizarse en conocimientos sobre astrología, esoterismo y espitiritualidad luego de una supuesta experiencia con Ovnis en Antofagasta en 1974.
La denunciante llegó al lugar cuando tenía 33 años y confesó que “al principio me pareció que había encontrado una familia espiritual. Pero con el tiempo, y cuando pude conocer realmente al maestro’, todo se derrumbó”.
“El Maestro”, como era llamado Fernández, “se rodeaba de un aura de poder místico” y explicó que dentro del CIEM había un grupo pequeño conformado sólo por mujeres, denominado Logia Tallis, que le debían respeto y obediencia.
Los problemas para la afectada comenzaron en 2010, cuando la denunciante fue convocada a una ceremonia de iniciación, donde la hicieron ingresar a una sala con los ojos vendados y arrodillarse ante Tito Fernández para jurarle “lealtad, obediencia, discreción y silencio”, mientras la golpeaban con una espada en el cuerpo. En esa ceremonia recibió el nombre de Jarhadira.
Tras esa iniciación, relata que fue abusada en cuatro ocasiones. La primera vez se remonta a marzo del 2010, donde se reunió en una sala del Sindicato de Folcloristas, ubicado en la calle Phillips, con la excusa de prestarle a Tito Fernández “servicios de carácter sagrado”.
Dos semanas después, El Temucano le ordenó ir juntos a un motel de calle Ejército con Toesca. En ese lugar “el sujeto sacó un cuchillo y lo posó en mi garganta, me hizo jurarle una vez más lealtad, obediencia y silencio”.
“Me obligó a jurar tener siete encuentros sexuales más con él en ese lugar, amenazándome todo el tiempo con aplicar castigos si decidía desobedecerlo o relatar lo sucedido”, relata.
La mujer admite que en ese momento entró en “una dinámica de abuso de poder” que perduró por años, incluso después de retirarse de “esta mal llamada hermandad” el 11 de julio de ese mismo año, cuando decidió enfrentar a Tito Fernández.



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