1968: Fracasa encuentro del CNH con enviados de Díaz Ordaz



Nota del editor: Desde el 23 de julio, Animal Político presenta materiales periodísticos para conocer los hechos, nombres y momentos clave del movimiento estudiantil del 68 que se vivió en México.
Ciudad de México, 2 de octubre de 1968.– Dos integrantes del Comité Central del Consejo Nacional de Huelga (CNH) se reunieron a primera hora de esta mañana con dos enviados del presidente Gustavo Díaz Ordaz, con quienes se intentó, sin éxito, llegar a un acuerdo para sentar las bases del diálogo público que exige el movimiento estudiantil y obtener respuesta satisfactoria a los seis puntos del pliego petitorio que han presentado.
La reunión, realizada en la casa del rector Javier Barrios Sierra, en San Ángel, comenzó alrededor de las siete de la mañana con una pequeña introducción del anfitrión. Presentó a la comitiva del CNH y a los emisarios gubernamentales con las siguientes palabras: “Me complace recibir en mi casa a los señores representantes del presidente de la República y a los representantes estudiantiles. Mi deseo ferviente es que esta conversación contribuya a solucionar el conflicto que enfrentamos. Señores: están en su casa, los dejo conversar”.[1]
El rector se retiró del salón, pero las cosas no marcharon bien. De entrada, los representantes estudiantiles Gilberto Guevara Niebla, Luis González de Alba y Anselmo Muñozmanifestaron a la delegación del gobierno, integrada por Andrés Caso Lombardo y Jorge de la Vega Domínguez, que habían ido para establecer las condiciones de un “diálogo público” y no para negociar allí mismo las demandas.[2]
La tensión aumentó. El trato que los representantes del presidente dieron a los dirigentes del movimiento “no incluía el menor respeto por la investidura del Consejo Nacional de Huelga, al cual representábamos. Fue como una burla lo que hicieron De la Vega y Caso”, declaró Guevara Niebla.[3]
Ellos “se asumían con mayúsculas como Representantes del Presidente de la República”, mientras De la Vega les faltaba al respeto. “Nos trataron como a unos imbecilitos irresponsables que –así nos lo dijo literalmente De la Vega– estábamos poniendo en peligro a toda una generación de jóvenes mexicanos, y que en un momento determinado tendríamos que rendir cuentas al país entero por lo que estábamos haciendo”.[4] No los bajaron de agitadores profesionales.
Los enviados de Díaz Ordaz jugaron, según los estudiantes, el papel del policía bueno y el policía malo. “De la Vega más agresivo y Caso un poco más conciliador”, denunció Guevara Niebla.
–Venimos en plan de amigos –dijo, de pronto, Caso.

Los representantes del CNH se molestaron aún más por lo que ellos consideraban como una falta de respeto al tratarlos. Intervino Guevara Niebla, de nuevo:
–Nosotros no venimos a hacer amigos. Venimos a buscar la solución a un conflicto que está afectando al país.
De la Vega, de acuerdo con la versión de los dirigentes del CNH, intervenía con mayor intolerancia. Hasta que en un momento Guevara Niebla preguntó: “¿Cuál es la capacidad de decisión que tienen ustedes? Porque nosotros sí tenemos capacidad de decisión”.[5] Entonces De la Vega y Caso confesaron que “ellos no tenían ni la más mínima capacidad para decidir algo importante”.
En esas condiciones, la conversación no tenía mucho sentido. Guevara Niebla, uno de los que más intervinieron, tomó un atajo para no extender sin sentido una reunión que para entonces ya llevaba unos 45 minutos. “Sería deseable que se hiciera una negociación pero tomando decisiones. Vamos a establecer un diálogo de hechos. Ustedes den pasos ostensibles, visibles hacia atrás, y nosotros daremos los mismos pasos hacia atrás, mientras nos volvemos a reunir”.
Acordaron entonces que reanudarían las pláticas al día siguiente, 3 de octubre, en la Casa del Lago. Guevara Niebla y González de Alba salieron de casa del rector y en un pequeño coche que les prestaba Julio Labastida se fueron a Tlalnepantla a desayunar unos tacos.[6]
Al abrirse la posibilidad de iniciar la negociación y el diálogo, el CNH –que estaba en sesión en Zacatenco–, votó por suspender la manifestación prevista de la Plaza de las Tres Culturas al Casco de Santo Tomás para evitar la violencia, pero mantuvieron la decisión de efectuar el mitin de esta tarde en Tlatelolco.
A decir de los propios estudiantes, Barros Sierra les insistió en suspender el acto. Fue en vano, a pesar de que les argumentó lo conveniente que, en su opinión, sería cancelarlo. Los estudiantes le respondieron que no tenían tiempo. Sin embargo, Barros Sierra mantuvo una opinión adversa, pues a medida en que se acentúa la represión violenta, ellos se están arriesgando, les dijo.[7]
[1] Guevara Niebla, Gilberto, La libertad nunca se olvida. Memoria del 68, Ediciones Cal y Arena, México, 2004, p. 205.
[2] González de Alba, Luis, “Tlatelolco, aquella tarde”, Nexos, 1 de noviembre de 2016. En www.nexos.com.mx/?p=30019.
[3] Guevara Niebla, Gilberto, “Volver al 68”, Nexos, 1 de octubre de 1993. En www.nexos.com.mx/?p=6899.
[4] Ídem.
[5] Ídem.
[6] Ídem.
[7] Barros Sierra, Javier, Conversaciones con Gastón García Cantú, Ediciones Siglo XXI, México, 1972, p. 133.



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