El silencio de Ezzati – El Mostrador


La actitud de Ezzati refleja a todas luces su conciencia de responsabilidad en los hechos que se le imputan: haber sido encubridor por años de sujetos que al amparo de una sotana o hábito abusaron de niños, adolescentes y adultos.
También, al ser un miembro de la Iglesia, supuestamente entre sus funciones se encuentran la difusión de la palabra divina y nuestro nexo con Dios. ¿Dónde quedan entonces sus sagradas obligaciones que lo obligan a actuar y conducirse con la verdad?
Guardar silencio frente al Fiscal que lo investiga deja en evidencia que es un hombre que ha incurrido en conductas ilícitas, que ha faltado gravemente a sus deberes como integrante de la Iglesia, que ha desprotegido a quienes debieron ser sus principales sujetos de cuidado y, que por el contrario, encubrió a los curas y monjas depredadores sexuales que atentaron en contra de cientos de niños, niñas, adolescentes y adultos.
Su conducta evasiva despeja toda duda sobre su participación en calidad de encubridor de los delitos que se investigan. Son tan potentes los antecedentes, que temió equivocarse y quedar en evidencia frente al fiscal. Fue un buen consejo de su abogado, pero una pésima estrategia puesto que a los ojos de la sociedad entera ha quedado en claro su culpabilidad.
Lamentable es presenciar como Ezzati nuevamente sigue causando un grave daño a la Iglesia con su actitud esquiva frente a la Fiscalía. Se suma a su conducta de permanente encubridor de los abusadores, la de un hombre temeroso de las consecuencias de sus actos ilícitos, que no duda en esconderse detrás de un silencio que tiene claras y fuertes voces de confesión.
Ezzati está acorralado por sus propios pecados. Aunque se refugie cobardemente en el silencio será alcanzado por la mano de la Justicia civil, aunque ya lo ha sido por la justicia inmanente que descansa en todos nosotros.

Monica Salinas C.
Vocera Red de Sobrevivientes Abuso Eclesiástico



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