Las inconsistencias en el Presupuesto 2019



El crecimiento del 4,1% del PIB que pronostica el proyecto de Presupuesto para 2018 es poco probable
En su Informe de Política Monetaria (IPoM) de septiembre, el Banco Central(BC) modificó al alza sus estimaciones respecto de las principales variables económicas en 2018. Destacaba entre ellas el crecimiento esperado del PIB que pasaba desde un rango de 3,25 a 4 por ciento en el IPoM de junio, a uno de entre 4 y 4,5 por ciento. El mercado recibió estas cifras con cierto escepticismo.
Por su parte, el Gobierno, al presentar el proyecto de Ley de Presupuesto, mostró una percepción aún más optimista.
Para el año 2018, el Gobierno estima un crecimiento de 4,1% (en julio esperaba solo un 3,8%), y un incremento de la demanda interna de 4,9%. Este mayor optimismo está basado, según el ministro de Hacienda, en el dinamismo que ha mostrado la economía interna, en particular el segundo semestre en que el Imacec tuvo un crecimiento de 5,3%.
Si se toma en cuenta que la economía creció en el primer semestre un 4,8%, para alcanzar un crecimiento de 4,1% sería necesario que la economía creciera en el segundo semestre a un promedio de 3,4%. Las noticias respecto de julio y agosto no son positivas, pues el Imacec de esos dos meses solo mostró un crecimiento de 3,3 y 3,2 por ciento respectivamente, respecto de los mismos meses del año anterior.
Más allá de las cifras, el problema de fondo es que la tasa de crecimiento viene cayendo sistemáticamente al pasar de 6,2% en abril a un 3,2% en agosto. No hay señales claras de que el Imacec de septiembre presente un repunte; y dicho mes tuvo dos días hábiles menos, por lo que es probable que no supere el 2,5%. De hecho, el Banco Mundial, si bien subió sus estimaciones respecto del PIB para el presente año, espera solo un 4% de crecimiento. Por otra parte, es importante tomar en cuenta que el Imacec del primer semestre se vio favorecido por los bajos niveles, que mostró ese indicador en el primer semestre del año pasado, lo que no ocurre con el segundo semestre del año anterior.
El desempeño del Imacec minero alcanza por segundo mes consecutivo cifras negativas (-2,1 y -5,1 por ciento en julio y agosto, respectivamente). El precio estimado del cobre para el año 2018 por el Gobierno en el proyecto de Presupuesto es de 2,96 dólares la libra. Cabe señalar que, según informaciones de Cochilco, el precio promedio diario del cobre en lo que va del año no alcanza al 3,01 dólar la libra y, desde mediados de julio, el precio ha caído a un promedio de 2,75 dólar la libra. El precio del cobre presenta en la actualidad alta volatilidad, por lo que es difícil pronosticar su posible evolución. Sin embargo, no es descartable que siga bajando, lo cual introduce una señal de preocupación adicional. Y echa un manto de duda sobre el precio esperado del cobre para 2019, que el proyecto de Presupuesto lo sitúa en 2,98 dólares la libra.
Como ocurre con frecuencia en el caso de Chile, la evolución de la economía internacional tendrá mucho que decir en el desempeño de la economía nacional en los próximos meses y en el año 2019. Sin duda que la incertidumbre sigue siendo la palabra que mejor caracteriza la situación actual. El conflicto entre Estados Unidos y China sigue escalando; la Reserva Federal aumentó, por tercera vez en el año, las tasas de interés a un rango meta de entre 2 y 2,25 por ciento, lo que encarece el crédito a nivel global y acentúa el atractivo para que los capitales retornen a EE.UU. desde los países emergentes. Esta evolución afectará fuertemente a Argentina y Brasil, aumentando sus dificultades. Como contrapartida, la Reserva Federal estima el crecimiento de EE.UU. en el presente año en 3,1%, lo que resulta auspicioso.
En relación con las expectativas para el próximo año, la estimación del crecimiento del PIB del Gobierno es de 3,8%, cifra que se ubica en el medio del rango de las estimaciones del Banco Central (3,25 – 4,25). En la medida que se está cerrando la brecha de actividad, las expectativas del Gobierno dependerán de que se mantenga el ritmo de crecimiento de la inversión, que el Banco Central estima en 5 y 4,5 por ciento para el presente año y el próximo (cuestión que con el débil crecimiento del gasto de capital del Gobierno Central de 1,8% en el año 2019, que anuncia el Presupuesto, resulta dudosa), respectivamente, y de la suerte de la confusa economía internacional. El Banco Mundial, definitivamente no comparte el optimismo del Gobierno respecto a la tasa de crecimiento del 2019, y pronostica solo un 3,5%. Desde Washington, no parecen creerle al ministro Larraín.
Prioridades e inconsistencias del proyecto de Presupuesto del 2019
En el discurso que introduce el proyecto de Presupuesto, se reafirman las prioridades reiteradamente destacadas por el Presidente de la República: mejor trato a los niños y a los adultos mayores, la lucha contra la delincuencia, “una cirugía mayor en salud”, mejora a la calidad de la educación y recuperar la capacidad de crecer.
El análisis de las cifras del gasto presupuestado para las distintas partidas deja en evidencia inconsistencias significativas entre las declaraciones y las asignaciones presupuestarias efectivas. El gasto en Interior y Seguridad sube solo 0,5% significativamente, por debajo del crecimiento del gasto promedio (3,2%). Los Presupuestos en Educación y en el Ministerio de Desarrollo social crecen un 2,9% y un 1,8%, respectivamente, ambos por debajo del crecimiento del gasto total, lo que también pone en duda la prioridad anunciada por la Administración.
Más inconsistentes aún son las declaraciones respecto de la necesidad de aumentar la capacidad de crecer, si se considera que la caída del presupuesto del Ministerio de Economía, que concentra los recursos para la innovación y el desarrollo productivos, cae en un 1,8%, que incluye una fuerte reducción de -15% del presupuesto de Corfo. A esto se suma el pequeño aumento de 0,5% del Presupuesto de Obras Públicas, tradicionalmente clave en la inversión del fisco. Desde el Gobierno se ha señalado que las concesiones de obra pública compensarán esta disminución. El problema es que las concesiones tienden a involucrar ingentes recursos públicos.
El gasto del Gobierno Central aumentaría, según las proyecciones del Gobierno, un 3,3% en el 2018, lo que se desagrega en un aumento de 3% del gasto corriente y un 4,8% del gasto de capital. Para el año 2019 el aumento del gasto alcanzaría un 3,2%, dentro de lo cual el gasto corriente aumenta un 3,6% y el gasto en capital solo un 1,2%. Este último dato confirma que el sector público no contribuirá a la recuperación de la capacidad de crecimiento de la economía ni tampoco a un aumento en los ingresos fiscales en el mediano plazo.
Estas decisiones no son de extrañar. La derecha ha insistido siempre en que el Estado es una carga que la economía debe arrastrar y que su contribución al crecimiento, más allá de asegurar un marco institucional adecuado, es cero o negativa. Esta decisión, desde nuestro punto de vista, constituye un elemento adicional que hace pensar que será difícil alcanzar el crecimiento esperado para el próximo año. El mero conocimiento de este pequeño aumento del gasto en inversión va a influir, probablemente, en las expectativas de los agentes económicos.
Los ingresos totales del Gobierno Central caen de 21,7% del PIB en 2018, a 21,2 en el 2019. Clave en esta reducción son las caídas esperadas de la tributación minera privada y de los ingresos proveniente de Codelco. El gasto cae desde el 23,6% del PIB en el 2018, a 22,9% el 2019. La prioridad efectiva del Proyecto de Presupuesto es la reducción del déficit fiscal efectivo y estructural que se espera reducir de 1,9 a 1,7 por ciento y de 1,8 a 1,6 por ciento, respectivamente.
¿Qué tan factible resulta este objetivo al cual se sacrifican la recuperación del crecimiento y partes importantes del presupuesto social?
Las perspectivas en materia de desempeño económico para lo que queda de este año no son auspiciosas; también la economía internacional presenta nubarrones. A estas dificultades se podría agregar la aprobación de la (contra) reforma tributaria que ha presentado el Gobierno, pues es poco probable que la reducción de la recaudación que provoca la reintegración tributaria y otras medidas (incluidos los efectos del debilitamiento de la capacidad fiscalizadora del Servicio de Impuestos Internos), sean compensados por el uso de la boleta electrónica.
En suma, si el crecimiento de la economía en los años 2018 y 2019 no alcanza las cifras esperadas por el Gobierno, como parecen sugerir algunos hechos anotados en este artículo, los ingresos fiscales pueden ser sustancialmente menores de lo esperado en el proyecto de Presupuesto. En el largo plazo, el problema fundamental desde el punto de vista del crecimiento es que el Gobierno delega toda la iniciativa en el sector privado.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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