Más del 20% de los chilenos adultos presentan depresión o bipolaridad


En el marco del día internacional de la Salud Mental, es necesario saber la importancia de la evaluación psiquiátrica para tener un correcto diagnóstico y cómo identificar cada enfermedad, con sus similitudes y contrastes, ya que existe desconocimiento y confusión entre ambos trastornos.
En Chile, alrededor del 18,3% de la población adulta presenta síntomas de depresión mientras que cerca de un 3%, trastorno bipolar. El psiquiatra de la Unidad de Salud Mental de Clínica Santa María, Dr. Pedro Retamal, explica que “la depresión se presenta como pena intensa que interfiere con las actividades habituales de la persona, mientras que en la bipolaridad se da oscilaciones entre dos polos: la exaltación eufórica y la tristeza patológica, con cambios intensos del ánimo. En esta última, también hay períodos de ánimo normal o eutimia”.
En el caso de ambas patologías, la depresión está caracterizada por desesperanza, tristeza, desaliento, desinterés, incapacidad para disfrutar distintos momentos de la vida, falta de apetito, cansancio, ideas o intentos suicidas, insomnio o hipersomnio, dificultad para pensar y concentrarse, entre otras sensaciones.
En los períodos de manía del trastorno bipolar, en tanto, la persona se siente con una confianza y ánimo exagerado, quiere realizar una gran cantidad de actividades, duerme muy poco, no se cansa, habla mucho y muy rápido, tiene un excesivo nivel de egocentrismo y cree tener relaciones con personas muy importantes. “También pueden sufrir fallas de juicio y efectuar compras y
regalos poco apropiados, además de cometer imprudencias o actos muy inadecuados o peligrosos”, agrega el experto.
Generalmente, los períodos maníacos se presentan en menor medida que los depresivos, lo que provoca que muchas veces se diagnostique una depresión común o unipolar ya que no se han manifestado aún fases de aceleración o porque han sido olvidadas o no consideradas por el paciente y la familia. “Sin embargo, también hay casos de sobrediagnóstico –lo que ha ocurrido en los últimos 5 a 10 años en Chile- lo que ha generado que sea frecuente tener que modificar el hallazgo de trastorno bipolar a otras patologías de la personalidad, como personalidades limítrofes o narcisistas”, señala el doctor.
Similitudes y diferencias
Lo primero que hay que tener en cuenta es la manifestación. En el caso del trastorno bipolar, este tiende a presentarse desde fines de la adolescencia pero también puede gatillarse a inicios de ésta con alteraciones en la conducta, abuso de alcohol y otras sustancias ilícitas. La depresión, en tanto, se muestra generalmente en los primeros años de la vida adulta, aunque cada vez existen más casos en la adolescencia. Ambas son muy poco frecuentes en niños.
Otro punto a considerar son las causas. En el caso de ambas patologías, la existencia de hechos traumáticos como abuso infantil, negligencia en el cuidado, duelos y pérdidas significativas, se presentan con frecuencia, así como también la predisposición genética. Sin embargo, esta es más relevante en el trastorno bipolar, ya que está presente en el 70 a 80% de los casos mientras que en la depresión solo en un 35%. En la bipolaridad, también están involucrados factores bioquímicos y endocrinos.
Los síntomas a considerar en los pacientes con bipolaridad son características especiales de la personalidad, siendo muchas veces hipertimicos (exuberantes, joviales, activos y creativos) o extraños, bohemios, con patologías específicas como personalidad de tipo limítrofe y un frecuente abuso de drogas y/o alcohol. En aquellas personas depresivas, en tanto, los sentimientos de tristeza y abatimiento son parte normal en el curso de la vida y pueden relacionarse con las situaciones difíciles por las que atraviesa.
Es importante identificar la enfermedad para un buen tratamiento. La enfermedad bipolar se trata a través de estabilizadores del ánimo (litio, lamotrigina, carbamacepina) y algunos tipos específicos de psicoterapia y psicoeducación, diferentes a los que se utilizan en la depresión común. En esta última, el tratamiento son los antidepresivos además de terapia. Sin embargo, en el caso de ambos trastornos, se ha observado el beneficio del buen manejo del ciclo sueño-vigilia, omega 3, dieta mediterránea y ejercicio físico, entre los que están bien considerado el yoga.



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