Hacia una nueva globalización



Hacia una nueva globalización. Foto: Tyler Ingram (CC BY-NC-ND 2.0).
La globalización ha entrado en una etapa de transformaciones. Algunos analistas hablan de desglobalización, otros de reglobalización. Es difícil anticipar hacia qué tipo de globalización vamos, pero lo que sí es cierto es que se ha entrado en un proceso de transición, y que vamos hacia una globalización distinta a la que hemos conocido hasta ahora. En este post intentaremos comentar algunos de sus condicionantes más importantes.
La OMC acaba de anunciar previsiones que apuntan a una desaceleración coyuntural  del comercio internacional.  Según estas últimas previsiones, el comercio crecerá en 2018 un 3,9%, una cifra menor que la estimación de un 4,4% que se realizó en las previsiones del pasado mes de abril. Para 2019 se prevé más reducción en la tasa de crecimiento del comercio internacional, hasta el 3,7%.
Ya desde hace algún tiempo se ha detectado una tendencia a la reducción de la relación entre comercio y crecimiento económico. En terminología económica, la elasticidad del comercio en relación con el PIB mundial se ha reducido. Antes de la Gran Recesión el comercio internacional crecía el doble que la producción mundial. Desde 2012, en cambio, el comercio mundial crece más o menos a la misma tasa que el PIB global.
Factores coyunturales asociados a la Gran Recesión (menor peso de las inversiones en la demanda, incertidumbre económica, reducción en las facilidades de trade finance) han influido en esta reducción de la relación comercio/crecimiento.
Pero, más allá de estos factores coyunturales, factores de más profundidad están afectando a la globalización. Podemos hablar de dos tipos de factores: “políticos” y  económicos.
La ofensiva contra la globalización
Entre los factores “políticos”, el más importante es la ofensiva contra la globalización,y el auge del proteccionismo y el nacionalismo. Para algunos analistas, la gran división de nuestros días ha pasado a ser la que existe entre los partidarios de la globalización y los que se oponen a ella.
La ofensiva contra la globalización se ha alimentado fundamentalmente de dos elementos, bien conocidos:

Las desigualdades. La globalización ha perjudicado a determinados sectores de la población (sobre todo trabajadores no cualificados), y no se prestó la debida atención ni se adoptaron medidas correctoras para proteger a estos sectores.
Las migraciones, uno de los principales motores del nacionalismo y el populismo.

La ofensiva antiglobalización (que se refleja en consignas como la de “America First”) ha alimentado el proteccionismo y el replanteamiento de acuerdos multilaterales.
La reacción contra la globalización es en gran medida un fenómeno de ciertos países desarrollados. En los países en desarrollo, en China y India, entre otros, se siguen percibiendo con fuerza las ventajas de la globalización, y tienen escasa fuerza los enemigos de ésta.
Cambios estructurales en la internacionalización
Pero, junto a cómo evolucionen esos elementos “políticos”, la nueva globalización se va a configurar por cambios estructurales que se están produciendo en la economía, cambios de amplias implicaciones entre los que destacaríamos los siguientes:

La pérdida de fuerza de las cadenas globales de valor. Por un lado, el ascenso de los salarios en muchos países en desarrollo ha hecho que disminuyan las ventajas de costes de deslocalizar (el caso más claro sería el de China, que ya ha dejado de ser la “gran fábrica del mundo”). Por otro, la robotización está provocando que disminuya la importancia del factor trabajo en los procesos de producción.
La digitalización. El auge de los mercados electrónicos (Amazon, los diversos marketplaces de Alibaba) ha abierto nuevos canales para la exportación. El funcionamiento del comercio mundial se está viendo profundamente afectado por la explosión de estas nuevas plataformas, como expone Sangeet Paul Choudary en INSEAD. Los mercados electrónicos, por ejemplo,  pueden provocar una reducción de los costes de abordar los mercados internacionales, lo que favorecerá el acceso a éstos de muchas pequeñas y medianas empresas. Ello puede ampliar de forma notable el ámbito de la globalización.
El crecimiento de los servicios en el comercio internacional. Los servicios han pasado de representar el 9% del total de exportaciones en 1970 al 25% actual, como señala CaixaBank Research.Un cambio estructural muy relevante es que la frontera entre servicios e industria se está difuminando. Las empresas manufactureras cada vez incorporan más servicios en sus productos, producidos por ellas mismas o suministrados por otras empresas de servicios.

¿Hacia dónde irá la nueva globalización? Es difícil anticipar el futuro con precisión,  puesto que, por hablar de los factores “políticos”, es muy difícil prever cómo evolucionarán. ¿Seguirá el ascenso del movimiento contra la globalización y el proteccionismo? ¿Conseguirán el multilateralismo y el libre comercio recuperar su anterior papel dominante?
Lo que sí parece necesario es defender la “ideología” de la globalización y sus beneficios. Se hace necesario un “rearme” ideológico: exponer y defender las ventajas de la globalización, con el fin de combatir el proteccionismo, el nacionalismo y el populismo.
El proteccionismo es una amenaza para el crecimiento y el bienestar.  Como ha señalado CaixaBank Research, “un incremento mutuo de 10 p. p. de los aranceles entre EEUU y sus socios comerciales que durase tres años (2018-2020), reduciría el crecimiento mundial, en ese mismo periodo, del 3,9% de media anual previsto al 3,2%”.
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