Evangélicos y la Ética Social del Cristianismo


Señor Director:
Mucho se ha escrito sobre el rol político de los evangélicos en las últimas elecciones en la gran mayoría de los países de Latinoamérica. En Chile, Colombia, Argentina y ahora mucho se escribirá sobre el rol que han tenido en los resultados e inminente elección de Bolsonaro en Brasil.
De ahí que como disidente evangélico, nuestro primer nombre en Chile fue disidentes, es que debo disentir con el apoyo de la “bancada evangélica” a Bolsonaro un candidato representante del “Neofasicimo o Fascismo Latinoaméricano. Con su conducta se opone profundamente a la Ética Cristiana y a la vida de Jesús que tomó una opción clara por los excluidos por la sociedad.
En un contexto en que las tesis de la secularización al menos en Latinoamérica se han visto cuestionada por el avance de los fundamentalismos religiosos, abrir las puertas a discursos disidentes de la fe evangélica se hace necesario.
Los evangélicos, en general, hemos olvidado uno de los elementos esenciales de la fe cristiana, es decir, su Ética Social. El Cristianismo, como fe que busca vivir y seguir las enseñanzas de Jesús. Cuya base es el Amor al prójimo como entendemos que Jesús nos amó, sin mirar nuestra clase social, etnia, ni género. (Juan 13:34) Por lo tanto, como Jesús mostró en la parábola de “El buen samaritano” (Lucas 10: 25-37) nuestro prójimo, hermano o semejante es cualquiera que sufre en el camino de la vida no solo como individuo sino como colectividad. Prójimo es la comunidad LGBTI que han sido discriminado legal y socialmente, prójimo son nuestros hermanos migrantes que llegan a nuestro país.
Por eso es importante resaltar la Ética Social del Cristianismo la cual no radica en la moral sexual, en gritar contra la mal llamada “ideología de género” o “luchar” contra la despenalización del aborto. La Ética Social del Cristianismo consiste en defender a las minorías sexuales, a las personas víctimas de violencia de género, acompañar a aquellas mujeres que deciden abortar y a aquellas que no, alzar la voz frente al sobreendeudamiento familiar, marchar junto a los adultos mayores por pensiones dignas, trabajar por construir un sistema de salud solidario. Debemos ver en cada persona que sufre y es marginada a Jesucristo (Mateo 25:35-45).
Muchos evangélicos, a raíz del discurso levantado por predicadores, pastores o la “bancada evangélica han olvidado esto, y hoy militan contra su prójimo. Han olvidado que todas y todos somos imagen y semejanza de Dios, tenemos una dignidad inherente. Dignidad que sienta las bases de los Derechos Humanos.
Con su discurso no solo invisibilizan la importante labor social que juegan muchas comunidades de fe evangélicas en las cárceles, centros de rehabilitación del alcohol y las drogas, centros de menores, prevención de la violencia intrafamiliar, entre otros. Sino también, por ese discurso se ha nombrado como defensores de nuestros ” valores” cristianos a personas que validan o minimizan las violaciones a los derechos humanos, apoyan dictaduras, discriminan por raza, género, nivel socioeconómico o color político. Más que representar valores cristianos son la antítesis de ellos, en lenguaje cristiano, son Anticristos que han aparecido por el mundo. Representan a quienes torturaron y mataron a Jesús.
La enseñanza bíblica nos recuerda constantemente que sin amar al prójimo no sé puede decir se ama a Dios y quienes así lo hacen son mentirosos, porque a Dios ninguno lo ha visto. (1 de Juan 4:20)
Frente a esta pérdida de la Ética Social Cristiana, es necesario que quienes creemos en ella visibilicemos un discurso disidente que ponga como centro el amor al prójimo y la ética social del cristianismo. Hasta que como la cita bíblica que usa Martin Luther King en su discurso en Washington “la Justicia corra como las aguas y la Rectitud como impetuoso arroyo (Amos 5:24).
José Ojeda Cofré
Médico Cirujano.
Laico Evangélico, Asambleas de Dios



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