Obra “Cuestión de Principios” y el cheque de la Dictadura


Un padre, militante socialista y que enfrentó la dictadura de Pinochet a través de plebiscito del 88, se reúne tres décadas más tarde con su hija periodista, para pedirle ayuda en la edición de sus memorias políticas.
En la obra Cuestión de Principios, el padre (Alejandro Goic) se estrella ante una verdad categórica, pues su hija (Amalia Kassai) no perderá oportunidad de enrostrarle el abandono emocional debido a su absorbente militancia y las contradicciones políticas derivadas del negocio con la arquitectura de la dictadura.
Esta obra, del legendario dramaturgo argentino Roberto Cossa, ha sido adaptada a nuestra historia reciente por Jesús Urqueta y así calzar con la conmemoración de las tres décadas del plebiscito del 88, en que la opción del NO se supone ganó.
En la obra, también se trabajan aspectos biográficos de los artistas. Tanto Amalia Kassai como Jesús Urqueta, comentan haber tenido padres ausentes, de esa forma este enorme muro padre-hija, atenderá cuestiones éticas sobre la verdad, la realidad, lo que fue, lo no ocurrido o podría haber sido, en un intenso duelo generacional.

El padre pertenece a una camada sobreviviente de los horrores en la dictadura, a la cual el plebiscito del 5 octubre detuvo con una victoria, a todas luces, pírrica.  Su hija debió crecer en ese Chile de la post dictadura, que lejos de construir un país justo y fraterno, consolidó a la revolución armada de derecha del 73 y a las nuevas generaciones individualistas.
El padre defiende orgulloso la opción política del 88, la hija no comulga con las ideas ni el estilo de vida de su progenitor. Ella pertenece a un mundo sin épicas, al éxito profesional y sólo valora la vida de su padre por ser apetecida en editoriales top.
En la versión del dramaturgo argentino, el patriarca es un dirigente sindical auto cuestionado por la caída de los ideales socialistas. En la versión chilena, el padre del 88, con alcohol a la mano, insiste en que no había otro camino ni opción.
¿Existía otra alternativa a fines de los 80? La generación del padre aún aborda el tema de forma arrogante. Así ya lo hacían en los 90, cuando trataban de ilusos en las universidades, a todos quienes manifestamos no apoyar su transición. Todavía se erigen como los dueños de la realidad, de lo real, de lo posible.
Desean olvidar cómo 25 años atrás muchos les dijeron en su cara NO a las AFPs, no a la Constitución del 80, al Fondo “Solidario”, al binominal, a la ley de pesca de los Zaldívar-Angelini, a la privatización del agua potable, la reforma tributaria del 92 o la censura en TV para temas de DDHH, sin mencionar el rescate de Pinochet en Londres. Los dueños de la realidad, hoy administran mitologías con un pie en el mundo privado.
Este año se cumplen 45 años del golpe del 73, 30 años del NO y 20 años del rescate del dictador. También plasmó, en lo personal, 25 años desde que tomé la decisión de no votar en este, su, Chile. Aún nos rige una constitución fascista, cuyas actas originales son un calco de la de Vichy, en la Francia ocupada por los nazis.
Respeto mucho a los que votan, pero llevo todos esos años protestando a la manera de H D Thoreau. Gracias a mi nacionalidad española y chilena puedo elegir. Sí voto para las elecciones españolas, pues al menos ese país dejó atrás el franquismo, o de lo contrario la Unión Europea no habría aceptado su ingreso.
Existe otra obra argentina que se llama Cuestión de Principios y es un cuento de Roberto Fontanarrosa.
Trata de Castilla, un sexagenario empleado que debe soportar el arribo a su empresa de un joven jefe yuppie. Éste, al saber que el viejo posee un codiciado número de una antigua revista faltante en su colección, no escatima en ofrecerle mucho dinero. Castilla se niega, porque en la publicación aparece su padre en una intrascendente foto grupal.
El jefe sube a 30 mil dólares la presión, tensionando hasta la convivencia de Castilla con su esposa e hijo, ambos consumistas. Al final, el empleado aconsejado por un antiguo amigo, ex dirigente de izquierda y actual asesor de empresas, decide ceder.
Castilla es citado cordialmente a casa del jefe, el cual a traición invita a toda la oficina para observar la claudicación. Saltan los ojos de los compañeros al ver tamaño cheque, pero Castilla, toma valor y con toda su caballerosidad obsoleta, rompe el documento frente al canalla gerente.
El hombre se va caminando en medio del frío de la ciudad. Conoce las consecuencias de su acto y, sin embargo, el planeta no dejó de girar. El mito de la opción única, es la forma más fácil y mediocre de ver la vida, un chantaje emocional y político de los poderosos.
Ya es tarde para ponerle el bozal al pit bull. La izquierda 88, arrogante en su discurso sobre lo real, fue financiada tres décadas por las empresas robadas en dictadura, integraron felices las AFPs, aman la Constitución del 80 y están cómodos en un país despolitizado, fácil de gobernar, con mano de obra barata no sindicalizada.
Celebró al actor Goic, por haber abandonado el matinal de TV ante la presencia de la pinochetista y negacionista Patricia Maldonado. Eso se llama para mí “romper el cheque”. Si la clase política chilena hubiera sido más Goic o más Castilla, en esa década del espíritu Boeninger, hoy no estaríamos percolando como sociedad o recogiendo los desechos no asumidos del colaboracionismo de la post dictadura.
Obra “Cuestión de prncipios”
En Centro GAM, Sala N1 
Hasta el 11 noviembre. Mi a Sá – 21 h  
Precios: $6.000 Gral. y $3.000 Est. y 3ed. Mayores de 14



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