Foco Migrante, la organización que aboga por la inclusión de extranjeros a través de la bicicleta


La bicicleta se ha convertido en un medio de transporte habitual para gran parte de los santiaguinos. Muchos encuentran en este vehículo de dos ruedas una manera rápida, económica, entretenida, saludable y ecológica de movilizarse en una ciudad congestionada.
Bajo ese prisma, Daniel Lanfranco decidió emprender un proyecto para hacer de la bicicleta un instrumento de inclusión social, especialmente entre una de los sectores más vulnerables hoy: los migrantes. Con esa premisa nace el Fondo Comunitario de Bicicletas para Migrantes (Foco Migrante) en julio de 2016.
La idea surgió luego que Lanfranco conoció el trabajo comunitario con las bicicletas cuando estudiaba antropología en Canadá. “Nuestro proyecto consiste de un espacio donde se reciben, almacenan y reparan bicicletas, para después encontrarles un dueño o dueña que utilice este medio de transporte para movilizarse a través de la ciudad”, destaca la organización a través de su página web.
“Foco Migrante surge a partir de la complementariedad de distintos proyectos. Daniel, el fundador, junto con otras personas, tienen la motivación de darle un fin más socio-político al uso de la bicicleta, entonces se junta con un mecánico y una persona que trabajaba en Extranjería, se dan cuenta que pueden hacer un trabajo y que la población migrante era como la más afectada acá en la ciudad de Santiago, por los mismos problemas que ya conocemos de movilidad, de justicia social”, destacó Susana León, coordinara de Educación de Foco Migrante.
La labor de esta organización es diversa. Su objetivo es generar cambios sociales, formar redes, autonomía y movilidad. Sus miembros ven en la bicicleta un ente generador de empoderamiento. Desde su creación, ha entregado 130 bicicletas y ha vendido 17. Otras 25 han sido restauradas para los talleres de niños y para fin de año esperan llegar a la meta de entregar entre 170 y 180, superando el umbral de las 100 anuales que tenían hasta ahora.
No solo eso. La labor de esta organización busca que la bicicleta sea la punta de lanza para trabajar con otras dimensiones y que, agregó León, a través de la bicicleta “se pueden lograr otros fines como una mayor equidad, como darle herramientas a la gente para tener para moverse sin gastar de su plata, lograr que la gente participe más del espacio público, etc”.

El trabajo se concentra en dos ejes principales, el primero, reparación y donación, el segundo, la educación. El proceso de restauración suele ser de un día. Los migrantes que deseen postular a una bicicleta deben completar un formulario y a partir de allí se hace el proceso de selección, priorizando a las mujeres. Una política con la cual desean equilibrar la balanza, pues aseguran que incluso en el ciclismo, existe una brecha de género.
“Incluso en movilidad también hay una brecha de género (…) de acuerdo a una cuestión cultural, también (las mujeres) se hacen cargo del cuidado personal de niños y de adultos mayores y eso también implica otro tipo de viaje, definir otro tipo de horarios en medios de transporte. Una mujer con coche es muy difícil que se movilice en metro a las 7 de la tarde. Todo eso también influye en que se priorizen a las mujeres”, declaró Victoria Lagos, otra miembro del equipo Foco.
Si bien Foco Migrante no es una entidad que se defina a sí misma con el sello de feminista, sí recalcan que son una entidad inclusiva, diversa y multicultural que aboga, principalmente, por el empoderamiento de las mujeres migrantes. “Si nos damos cuenta, claramente en este caso las mujeres han sido siempre desplazadas, en el ciclismo, se da también en competencias. Recién ahora en este siglo se está incluyendo a la mujer en ciertas competencias a nivel deportivo, imagínate a nivel de ciclismo urbano, igual es difícil”, dijo Hernán Rodríguez, profesor de Educación Física a cargo de educación infantil.
Lagos agregó que “las mujeres son las que menos pedalean en Santiago, hay muchos más hombres (…)  es importante entregar bicicletas a mujeres para que tengan más autonomía, y aparte porque es un aporte para la economía doméstica. Es un vehículo que también otorga libertad y da redes, que es algo súper importante para gente que va llegando acá y no las tiene”.
Luego viene el proceso de educación. Los postulantes deben completar un curso, el que se realiza una vez al mes y consta de tres sesiones, que comprende, en primer lugar, la bicicleta y sus partes, mecánica básica, ley de tránsito y destrezas básicas como hacer giros y señalizar. La capacitación incluye salidas a terreno para que las personas generen sus propias estrategias de movilidad en función de sus habilidades.
Sostenibilidad
Foco Migrante no solo se caracteriza por trabajar en pro de la inclusión de extranjeros por medio del uso de la bicicleta, también aboga por la sostenibilidad y en ese sentido, las piezas que están en mal estado son utilizadas para hacer otros proyectos, como cicleteros o esculturas.
“Nuestro enfoque es la sostenibilidad en tres dimensiones, la medioambiental que sería reparar, reutilizar, no generar desperdicios, y los otros fines que son más sociales y económicos, como lograr mayor participación en la política, en la economía, lograr mayor bienestar de las personas”, explicó León.
“Cuando un cuadro ya está en muy mal estado, lo que se hace es que se toman todos los componentes que sí están buenos y se dejan como repuesto los que realmente se pueden reinstalar en otra bicicleta. Tenemos a futuro unos proyectos que estamos pensando, son marcos que están en mal estado, que están fisurados, hacer esculturas o estamos pensando hacer algo más funcional, como unos carros (…) en el fondo queremos reutilizar todo lo que llega al taller, no generar desperdicios”, explicó el mecánico de Foco, Daniel Figueroa.
Actualmente, Foco Migrante cuenta con dos voluntarios extranjeros. Una de ellas es Yurelis Ríos de Venezuela, quien llegó a Chile en agosto de 2016. Un mes después se compró una bicicleta, la cual se convirtió en su medio de transporte habitual: “Lo que más me gustó (de Foco Migrante) es que puedes ayudar a que otra persona pueda manejar su bici y conocer personas. Me llamó también la atención que son para inmigrantes”.
Por otra parte, Álvaro Errán -español- comentó los beneficios que le ha traído el uso de la bicicleta desde el punto de vista mental, físico y económico. “A nivel de ciudad significa que tú estás defendiendo una ciudad que es más sostenible, abogar por no utilizar el auto. Si hay más ciclistas también fuerzas al Gobierno a tener una alternativa y una respuesta a esas necesidades que tiene la población, por lo tanto desde lo personal también influyes en cómo construyen la ciudad”.
Agregó que “hay muchos ciclovías que se han construido en los últimos años de acuerdo a que el número de ciclistas ha aumentado y esto también viene siendo una respuesta al modelo de ciudad que se venía planteando de la supremacía del auto frente a peatones, ciclistas, transporte público, entonces mientras más personas utilicen la bicicleta, se construye la ciudad de otra manera, es otra perspectiva. Nosotros defendemos esa perspectiva de construir la ciudad”.
Para Errán, el uso de la bicicleta en Santiago ha supuesto una herramienta de inclusión, además un ahorro, considerando el alto costo del transporte público capitalino. “Cuando estaba buscando trabajo me ayudaba para moverme por la ciudad. Tuve que tener dos trabajos para complementar, entonces el hecho de tener la bici me ayuda salir de un trabajo a otro, desplazarme (…) cuando no tienes trabajo o tienes un trabajo en el que ganas poco, tienes que gastar 30 mil o 40 mil pesos en viajar. Luego vas a moverte el fin de semana, son 50 mil pesos al mes que te los vas a gastar en transporte público y que supone un impacto a tu bolsillo importante”.



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