El Gobierno y la Iglesia: Una procesión conflictiva



La relación entre Mauricio Macri y el Papa Francisco nunca fue fluida. Sin embargo, conforme al paso del tiempo en el Gobierno de Cambiemos, las tensiones fueron en aumento. En esta oportunidad, la misa en Luján que mostró a la Iglesia argentina junto a un bloque opositor integrado por dirigentes, organizaciones sociales y sindicatos, despertó un nuevo malestar tanto en el oficialismo como en otros espacios. En tal sentido, el jefe del interbloque de Cambiemos en la Cámara de Diputados, Mario Negri, sentenció:
“Lo natural es que la Iglesia reclame por los pobres, pero también es natural que lo haga por la corrupción. Habrá sido un descuido”

El desencanto de Macri y su equipo va de la mano con el momento en que la misa tiene lugar. En pleno inicio de la “cruzada” contra Hugo Moyano, el gesto es visto como un nuevo espaldarazo de José Bergoglio y su cúpula. Rápido de reflejos, Pablo Moyano fue el primero en observar esta tensión y buscar pararse de un lado de la grieta. En el encuentro “Paz, pan y trabajo”  el secretario general de Camioneros sostuvo:
“Tenemos una buena relación con el Papa Francisco. Sin dudas, no se podría haber hecho esa movilización a la Basílica de Luján sin la venia de él”.

Si bien las figuras centrales de Cambiemos no se pronunciaron, la lectura no escapa a la lógica que marcó la relación entre ambos mandatarios desde su génesis: El Sumo Pontífice no avala la actual administración y pretende, siempre desde lo simbólico, dejarlo en claro.El no apelar al fallo del Matrimonio Igualitario en 2009, el establecimiento del Protocolo de Aborto en la Ciudad y la eliminación de los subsidios a las escuelas privadas son algunos de los pecados capitales que Francisco no le perdona a Mauricio. 

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