El beisbol muere por soberbiometría



LAMENTO.– Puede ser que Japhet Amador sea el primer bat y que el zurdo Miguel Aguilar sea el abridor, dedicado a los dos primeros abridores del juego para que luego llegue en su relevo Yovani Gallardo. Nos llegamos a imaginar la escena no al amparo de haber cenado hongos sino al ritmo que marca lo que llaman “beisbol moderno”.Ejercicio (involuntario) del onirismo que solo puede provocar la sabermetría, la nueva religión profesante que como enorme virus ataca al beisbol. Ese mismo que provoca que un toque de bola sea visto como si renacieran los dinosaurios. Y era lo que soñamos un choque de clásico mundial.Primer juego de la Serie Mundial 2018 que en lo personal, no nos agradó del todo, por sobre el resultado y por sobre las individualidades. Pareciera que el beisbol que estamos viendo no es el mismo que hasta hace poco disfrutábamos. Los mánager de hoy toman decisiones con base a la religión fundada en las capillas que se erigieron en tributo a Bill James, en estudios que se realizan en computadoras, en estadísticas hoy muy lejos del entendimiento y comprensión del aficionado de a pie pero que sacia a los que se declaran creyentes confesos, esos que hoy se pasean orgullosos, como soberbiométricos.El connotado columnista Jeff Passan lo cita de esta manera: “tres horas 52 minutos de juego, 12 lanzadores, dos docenas de jugadores de posición, 308 pitcheos y 24 ponches, esto es, jueguilargo, muchos pitchers, un montón de bateadores, muchos pitcheos y muchos ponches. No, a cómo la pongan y la presenten: este no es el beisbol, que uno aprendió a querer y admirar, no es el juego al que se le rendía tributo por exigir sentido común e inteligencia. Que si es cosa “de las nuevas generaciones”, que con su pan de lo coman. Nos quedamos en lo “old fashioned”, en lo “vintage” del tradicionalismo. Punto.RESUMEN- Clayton Kershaw contra Chis Sale y la promesa no cumplida de anticiparse como uno de los más grandes duelos de pitcheo de la historia… y todo quedó en el anuncio.A los grandes “ases” les conectaron 12 hits y les hicieron ocho carreras en menos de cinco entradas y como que ahí se acabó el encanto. El resto fue ver el desarrollo del encuentro al lento ritmo de detalles tipo el cuadrangular de Eduardo Núñez como emergente, los cuatro imparables de Benintendi, el jonrón de Matt Kemp o las tres producciones de Manny Machado. Sí, fue juego de Serie Mundial y todo pasa al baúl de los recuerdos, a la catarata de datos a citar en las próximas ediciones, como sería el caso del debut de Julio Urías en el gran evento, del orgullo forjado en las ligas infantiles de Culiacán y desarrollado en el beisbol de sucursales de Estados Unidos. Pero ayer sería otro día, otra fecha en la que se sumen tanto lo eventual como lo anecdótico.REFERENCIA.- Premiado por los Medias Rojas de Boston y conservándolo en el dugout, sin participar pero “estando ahí”, Héctor Velázquez puede aspirar a que, coronándose su equipo, le entreguen su anillo de campeón.



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