Las elecciones brasileñas impulsaron el bolsonarismo nacional, ¿hay lugar para ese experimento?



La victoria de Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales de Brasil provocó en Argentina una ola de dirigentes que, impulsados por la retórica xenófoba y machista del brasileño, intentaron captar al electorado de ese espectro ideológico. Jorge Macri, Sergio Berni, Alfredo Olmedo, Miguel Ángel Pichetto y en otro sentido Sergio Massa, que solo dijo que ‘Bolsonaro defendió los intereses de Brasil’, realizaron declaraciones en sintonía con el presidente electo. 

No obstante, el triunfo del paulista se desarrolla por una coyuntura e idiosincrasia particular de la sociedad vecina que se diferencian mucho de la de Argentina, como ser, sus historias de independencia, ya que en Brasil no existieron San Martín ni Belgrano, sino que el proceso fue llevado adelante por un heredero Real, cuya monarquía duró hasta 1889. 
Desde allí en adelante Brasil cultivó constantes desigualdades, siendo uno de los países con el mayor índice en la materia, el último latinoamericano en abolir la esclavitud, una transición democrática después de 20 años de dictadura que fue casi un pase de manos, etc. “Son sociedades, culturas políticas e historias nacionales muy diferentes. Cualquiera que fue aunque sea un fin de semana a Río de Janeiro sabe que son muy distintos”, explicó el politólogo Nicolás Freibrun a FILO.En ese contexto, tanto Freibrun como Gabriel Puricelli coincidieron en que la conciencia igualitaria de la sociedad argentina hace muy difícil que un candidato que utilice como herramienta electoral el desprecio por las minorías consiga los votos necesarios para ser presidente. 

Además, Freibrun destaca que “hay un conjunto de articulaciones para armar un frente electoral que lleva tiempo”. A la hora de prevenir el ascenso de un candidato que haga de su base política, Puricelli puso especial atención en que los políticos “dejen de jugar a la antipolítica”. Para el sociólogo, la victoria de Bolsonaro se susenta, entre otras cosas, a que el partido de la socialdemocracia brasileño utilizó muchas veces la antipolítica como herramienta. “Por ello se explica que la sociedad haya elegido al representante que más se parece a la antipolítica”, dijo. A pesar de que Jair Messias Bolsonaro fue electo con ese mote, similar al de Donald Trump en Estados Unidos, el brasileño está en el sector público desde 1989, cuando fue electo concejal.  

Los dos venezolanos detenidos por los incidentes en el Congreso obtuvieron su residencia temporaria el 6 de septiembre pasado, que país generoso..— Miguel Ángel Pichetto (@MiguelPichetto)
26 de octubre de 2018

Pero, ¿hay lugar para que el PRO, si la revolución liberal de la economía que se supone impondrá Bolsonaro triunfa, pruebe un lugar a la derecha de sí mismo? Freibrun responde que sí, ya que “tiene un apoyo fuerte ideológicamente de derecha, algunos de sus votantes están en contra del Estado de Bienestar, de los inmigrantes, de la distribución”.”Hay que estar atentos, a Macri le resultó jugar por derecha, sobre todo si otros le van a jugar ese espacio”, asegura. Parte de la base electoral conservadora fuerte que logró construir el PRO a través de Cambiemos se le posibilitaría. ¿Y si la grieta ayuda? 
Ante el planteo de si la famosa grieta y la polarización electoral que conlleva cooperan con que un candidato xenófobo con aspiraciones presidenciales quede tapado, Puricelli lo relativiza, ya que desde la recuperación democrática Brasil tuvo un bipartidismo entre el PT y el PSDB y Bolsonaro pudo tomar el espacio de este último para ganar la elección.”Puede ser, pero realmente me parecen aventuras personales las de Alfredo Olmedo o Pichetto, que más que nada está debatiendo la interna del peronismo, sabe que no tiene los votos”, dijo Freibrun por su parte. 



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