Un (peligroso) compromiso país



Quizás es políticamente incorrecto “rayarle la pintura” al programa Compromiso País. ¿Quién no va a estar de acuerdo en que principalmente el Estado y el sector privado se unan en una causa tan noble, que busca fomentar el desarrollo y atacar diversos problemas sociales? El riesgo es que se convierta en sólo un eslogan o una moda. O peor aún, que sea una forma farisaica para rasgar vestiduras y limpiar la imagen mediante actos de bondad de limitado valor, que al final resulten en fortalecer aún más las amistades político-empresariales.
En nuestra pequeña economía, lamentablemente, la red de contactos que se ha generado entre los agentes que poseen posiciones de semi-privilegio ha resultado en un equilibrio que nos tiene entrampados en el ingreso medio.
Así, se ven grandes empresas supuestamente exitosas y dignas de admiración, que basan su estrategia corporativa en imperfecciones de mercado. Por un lado, tienen el “Compromiso País” (¿nueva derivada de la Responsabilidad Social Empresarial?) de dar migajas a programas muy diversos, desde techos a los más necesitados, escuelas rurales, fomento al pobre emprendedor que no tiene acceso a capital, todo con toque de trompeta en vistosas páginas sociales o sendas entrevistas dominicales en el diario regalón, mientras en paralelo, obtienen suculentas rentas anormales en los mercados en los que operan. Ciegamente creen que hacen bien las cosas, incluso creen que le hacen un bien al país; pero no tienen consciencia de que un porcentaje importante de sus utilidades se generan por los abusos a los mismos que pretenden ayudar.
¿Ejemplos? farmacias, pollos, guerra del plasma, repactaciones unilaterales, intereses disfrazados de comisiones, colusiones, bancos que no entregan toda la información a sus clientes, barreras de entrada, barreras de salida, créditos con un costo final para el cliente que excede considerablemente la Tasa Máxima Convencional, ventas atadas, retail que puede crear empresas que actúen como un banco sin someterse a las normas que lo rigen, triangulaciones de platas financiándose en el mercado de capitales y colocarlas al público vía una empresa filial, grandes compradores que aplican el poder negociador contra un proveedor pequeño y le imponen un precio considerablemente distinto del precio del bien transable a nivel mundial, grandes empresas que le pagan el día del níspero a las Pymes, por señalar algunos casos. ¿Acaso no es raro que las mismas empresas que han tenido multas por colusión en el extranjero figuren en nuestro país en un ranking de empresas de mejor reputación o similares?
¿Y las autoridades? No están a la altura. La SBIF, la CMF (ex-SVS) y el Sernac, creen que hacen bien su pega, pero les pasan goles de media cancha.
¿Ejemplos? Aún no se regula el vacío legal que existe para controlar la usura, a pesar de ser advertidos reiteradas veces. No se quieren dar cuenta de que la Carga Anual Equivalente (CAE) no refleja el costo final del crédito para el cliente; les importa un comino que las instituciones financieras informen mal la CAE; no quieren corregir aquel error conceptual y siguen insistiendo que la tasa anual equivalente es la tasa mensual multiplicada por doce. Si estos errores fueran inocuos para los consumidores, daría lo mismo; pero no lo son. Y cuando se le hacen ver los errores, la SBIF y la CMF son meros buzones burocráticos que hacen como que responden, remitiendo a la normativa vigente que regula la situación señalada; cumpliendo el acto formal de dar respuesta, dan por solucionado el caso.
Dos ejemplos más: 1) En Estados Unidos y Europa, refinadas empresas locales -Latam y Vapores, ¿están en Compromiso País?- han pagado millonarias multas para llegar a acuerdo y cerrar rápidamente casos de investigación por conductas anti-competencia…y acá la CMF, ¿nada de nada? Se quedó tranquila con el Hecho Esencial que señalaba que estaban hechas las provisiones contables respectivas; 2) ¿Se le pasa por alto a la CMF la debacle que se le viene en todo el sistema de pensiones producto de la ficción contable que tienen las compañías de seguros de vida con las rentas vitalicias que prometieron a sus pensionados y que no pueden pagar en ambiente seguro? En esta discusión, la academia, otro actor de Compromiso País, ha estado bastante ausente.
El verdadero Compromiso País es promover la efectiva competencia en todos los sectores. Pero no de la boca para afuera. Para eso está Enade, Icare y similares, donde abundan los lugares comunes y las frases obvias sin sustancia y donde se regalan los oídos a la privilegiada galería asistente. Más que buenas intenciones, se requieren acciones concretas: eliminar de una vez por todas las imperfecciones en todos los mercados y entender que dicho proceso será doloroso, porque implica un Compromiso País real: los mismos que deben tomar dichas decisiones deben salir de su cómodo statu quo. Con dicho Compromiso País, Chile será otro.
 
Iván Rojas B.
www.comopiensasves.blogspot.com



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