A La Moneda se le apareció la calle: Gobierno no logra apagar incendio tras crimen de Camilo Catrillanca


Pasan las horas, ya van casi dos días y La Moneda no logra apagar el incendio político que se desató tras la muerte del comunero mapuche Camilo Catrillanca, producto de una bala loca del Comando Jungla en la comuna de Ercilla. No solo tiene incendiados los patios de Palacio, al tener a dos de sus ministros claves –Andrés Chadwick y Alfredo Moreno– en el ojo del huracán, sino que el trágico episodio despertó las manifestaciones callejeras de protesta, una alerta de que la administración piñerista está en riesgo de caer, igual que en su paso anterior por el poder, bajo el síndrome de las movilizaciones sociales que la pusieron contra las cuerdas por una larga temporada.
Desde el primer momento, Chadwick ha sido el  hombre a cargo del diseño, manejo y operación de la estrategia de Palacio para intentar bajar los decibeles al conflicto que desató el crimen de Catrillanca. Pero, a diferencia de otros episodios, donde su destreza política le ha permitido desactivar y contener problemas políticos no menores, estos dos últimos días no ha logrado frenar la escalada del conflicto que se desató el miércoles en la tarde. Fue él quien decidió que la primera reacción oficial del Gobierno no fuera desde La Moneda, sino que a cargo del Intendente de La Araucanía, Luis Mayol, a quien se le hizo la bajada de situar el caso dentro del ámbito de los delitos comunes.
Pero el peso de los hechos superó a la estrategia y, después de 18 horas de un nervioso silencio en Palacio, Chadwick –quien en estos días ejerce como Vicepresidente– tuvo que salir al Patio de Los Naranjos, escoltado por el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, para dar respuestas, dado que las palabras de Mayol no tuvieron el efecto deseado. La decisión de tomar el control del tema desde la sede de Gobierno habría sido resuelta tras una breve reunión de Chadwick y su subsecretario ayer a primera hora. Ya en la noche del miércoles, junto a representantes del alto mando de Carabineros, se quedaron hasta altas horas en las oficinas del ministerio del Interior.
Para nadie es sorpresa que la información que llegó en horas de la tarde del miércoles 14 a las oficinas del ministro Chadwick fue de un impacto mayor y que –según reconocen funcionarios de los diferentes ministerios, tuvo la fuerza suficiente para dejar en shock a la administración piñerista por varios minutos–. El punto es que desde el oficialismo hay quienes admiten que tal shock fue mayor al que reconocen, porque es considerado un error estratégico el silencio que guardó La Moneda el miércoles, pues hasta ahora no han podido tomar el control de la crisis.
Desde Chile Vamos, aunque mayoritariamente se respalda la labor de Chadwick, sí se cuestiona la tardanza que hubo en entregar la lectura del Gobierno más allá del intendente. “Me hubiese gustado mayor premura”, cuestiona un diputado del sector.
No solo ha sido la tardanza en reaccionar y dar respuestas, sino que además la serie de contradicciones y rectificaciones en un margen estrecho de tiempo. Si Mayol el miércoles aseguró que Catrillanca era un delincuente, Chadwick ayer lo contradijo y lo sacó del episodio del robo de autos que generó el accionar del Comando Jungla. No fue el único, el Presidente Sebastián Piñera, vía Twitter en la mañana, reiteró su respaldo a Carabineros y su deber “de perseguir delitos y su derecho a defenderse cuando son atacados”, pero, cerca de la medianoche, dio declaraciones en que, si bien reiteró la misma línea, ahora agregó las condolencias por la muerte del joven comunero mapuche, algo que claramente había olvidado el Mandatario.

Además de la conferencia de Chadwick, los intentos de La Moneda por contener el conflicto quedaron plasmados en dos decisiones. La primera, fue la larga reflexión que terminó con la decisión de que era mejor que la vocera Cecilia Pérez mantuviese su agenda de actividades intactas en la Región de La Araucanía ayer, para no dar señales de anormalidad. La segunda, enviar al subsecretario Ubilla al sur para reunirse con el fiscal exclusivo para la causa, Roberto Garrido.
Varias son las preocupaciones en el Ejecutivo y una de las centrales, es la relacionada con los cuestionamientos que se están realizando a gran escala a uno de los hitos comunicacionales que personifica el relato antidelincuencia de esta administración, como lo es el grupo de reacción táctica, más conocido como Comando Jungla. Según señalan desde La Moneda, no es que se encuentre en carpeta algún tipo de resolución mayor sobre este grupo especial de Carabineros apostado en La Araucanía, pero sí entienden que las críticas apuntan a uno de los ejes del discurso de este Gobierno y que eso puede requerir tomar algunas decisiones.
Más allá de las críticas en reserva al manejo de Palacio, la derecha está cuadrada con la defensa de la figura de Chadwick y su estrategia inicial de situar el hecho dentro del espacio de la delincuencia común. Un respaldo monitoreado desde La Moneda a través de una minuta que se distribuyó a los partidos de Chile Vamos con las ideas fuerzas que dio el Vicepresidente en su punto de prensa, cosa de tratar de alinear el discurso del oficialismo y que nadie se salga del libreto, al menos no públicamente.
El factor Moreno
Pero además del errático manejo desde Interior, el crimen de Catrillanta puso al ministro de Desarrollo Social y sus aspiraciones presidenciales bajo una prueba de fuego. Moreno ha sido estos meses el responsable de tender puentes en La Araucanía, generar confianzas y alianzas, ser el encargado de llevar la zanahoria a la región a través del Plan de Impulso a la zona, mientras que el garrote lo manejaba Chadwick desde Interior, con medidas como el despliegue del Comando Jungla.
Dos hitos han marcado la gestión de Moreno en la zona, el primero, el permiso que se le entregó al Machi Celestino Córdova para que este pudiese llevar a cabo su Rewe, ceremonia ancestral, y cuya reivindicación lo tuvo en huelga de hambre en varias ocasiones. La determinación del Gobierno en aquel entonces trajo puras ganancias. El segundo de los hitos, la reunión que logró sentar a la misma mesa al emblemático lonco Aniceto Norín y al hijo mayor de la familia Luchsinger-Mackay, dos personajes emblemáticos y simbólicos del conflicto que se vive en La Araucanía.
En La Moneda dicen que Moreno –más allá de su conocido optimismo ante los problemas– tiene claro que está en un mal momento, que la situación no es fácil y que hay harto en juego. Así lo explicitó en entrevista con radio Infinita, cuando al ser consultado respecto a si este suceso complicaba la implementación del Plan Araucanía, contestó: “Evidentemente, parte muy importante del problema es la falta de confianza entre las distintas partes y el Estado, eso hay que ganarlo cada día, y claro que hechos como estos hacen más difícil las cosas”.
Sobre la situación de Moreno hay dos lecturas. Para el Decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad Central, Marco Moreno, no hay duda de que las pretensiones del ministro se verán afectadas, porque “le resta legitimidad a su proyecto, respecto del cual las comunidades van a tener una sospecha fundada de que no va a conducir a ninguna parte, es decir, este programa Araucanía creo que va a chocar con las legítimas reivindicaciones políticas que representan las comunidades”.
Otra mirada tiene el analista Carlos Correa, quien cree que, debido a una mala calibración de la oposición, el ministro de Desarrollo Social va a poder salir bien parado de esta situación. “Moreno tuvo una suerte tremenda, la oposición se equivocó en la jugada, cuando la oposición decide interpelar a Chadwick, y con eso él jugará el rol del ministro del Interior. Si la oposición hubiese hecho algo más inteligente e interpelaba a Moreno, él estaría en un problema, porque tendría un dilema: o apoya al Gobierno, con eso su candidatura presidencial se va a al tacho de la basura, o se desmarca del Gobierno, provocando una crisis política”, planteó.
Las otras preocupaciones
La muerte de Camilo Catrillanca despertó de inmediato la indignación en diferentes sectores y no solo en el ámbito parlamentario. En la Región de la Araucanía, ya han sido varias las manifestaciones que se han presentado para rechazar, no solo la muerte del comunero, sino también la política empleada por esta administración y el actuar del Comando Jungla.
Pero la mayor demostración de que a La Moneda se le apareció la calle, fue la concentración que anoche se realizó en Plaza Italia. Más de dos mil personas llegaron a Baquedano, pasadas las 19:30 horas, convocadas y organizadas solo por redes sociales, para repudiar el crimen del joven comunero. Al poco andar, la Alameda se transformó en un campo de batalla, bombas lacrimógenas, carros lanzagua, barricadas en diferentes puntos, el aire se hizo irrespirable, la tensión llegó al máximo en los conatos entre Carabineros y los manifestantes. Así, ahora la preocupación de La Moneda se centra en si este hecho puede o no transformarse en el factor que revitalice a la calle, la misma que, a ocho meses de la instalación, no ha sido al día de hoy un factor preponderante de presión como si lo fue en el primer Gobierno de Piñera.
En esa administración, la movilización social se cobijó y articuló inicialmente al alero del rechazo al megaproyecto de HidroAysén, transformándose en un paraguas común para todos los opositores que en ese momento tenía el Gobierno de Sebastián Piñera. La presión de la calle terminó por transformarse en una piedra en el zapato para el jefe de Estado.
El fantasma de la calle reaparece en momentos en que La Moneda ha experimentado una baja en su respaldo, precisamente por el exceso de expectativas que creó el piñerismo en el ámbito económico durante la campaña presidencial, las que han chocado con una sensación colectiva de que no han llegado los “tiempos mejores” que prometió el Mandatario.
A favor de La Moneda juega un dato. Para Correa “es seguro es que La Araucanía se encendió, pero no sé si da para movilizar la calle, porque estamos en los últimos días universitarios y así es muy difícil armar manifestaciones”.
El otro flanco que complica a Palacio es el internacional y cómo el caso puede ser leído en el extranjero. El nivel de resonancia que la muerte de un comunero mapuche puede causar, preocupa en términos de cómo se puede ver dañada la imagen, no solo de la administración, sino también del propio Presidente. La mezcla de un Gobierno de derecha y la muerte un ciudadano parte de los pueblos originarios a manos de la policía, entienden, se vende con facilidad. En su gira internacional, en la que el jefe de Estado se encuentra hoy en día, se sabe, ya grabó una entrevista con la emisora BBC. Al respecto, existen versiones de que habrían existido gestiones de personeros cercanos al Mandatario para condicionar la instancia a que no se preguntase por Camilo Catrillanca. La entrevista –señalan desde La Moneda– será emitida el domingo o el lunes próximo.
Intendente al filo
Mayol había sido muy mesurado el martes 13, cuando salió a enfrentar el incidente en que el agricultor, Luis Gómez, amenazó con una pistola automática a un grupo de mapuches de la comunidad Ambrosio Punulef, el domingo cerca de Licán Ray. Ese día dijo que “no me puedo inmiscuir en un tema que está en los tribunales de justicia. El uso de armas de fuego siempre me va a preocupar. Tengo entendido que el arma está inscrita y con autorización para portarla en el domicilio. Eso no significa que se tenga que usar y se pueda intimidar con ella a otras personas”.
Aunque las comunidades lo criticaron por su “pasividad” al no emprender acciones legales, la respuesta evitó que el incidente pudiera agrandarse más de la cuenta.
Pero su tono cambió con la muerte de Catrillanca. El intendente habló con un lenguaje directamente policial, se refirió al comunero como un delincuente, involucrado en el robo de tres camionetas y con antecedentes por el delito de receptación. “Tengo entendido que esa persona formaba parte [de los encapuchados perseguidos en el contexto del robo a tres vehículos] y esa persona tiene detenciones por receptación de vehículos”, aseguró, una versión que luego fue reafirmada ese miércoles por el general director de Carabineros, Hermes Soto, quien aseguró que la última detención de Catrillanca había sido el 22 de octubre.
En efecto, el comunero fue detenido en una camioneta, presuntamente robada, pero la jueza María Fernanda Lagos desestimó la diligencia de Carabineros y declaró ilegal la detención, por lo tanto, no se le imputaron delitos. En septiembre, fue detenido por descolgar la bandera de un mástil de un Cesfam en el que había una actividad oficial y la Fiscalía desechó la causa originada por una querella de la Intendencia.
La diputada PPD Andrea Parra, afirmó que Mayol es el principal culpable de agrandar el clima de violencia después de estos hechos, “ha sido bastante irresponsable. Declaró sin la información suficiente y eso es un profundo error viniendo de la máxima autoridad política de la región. Está apagando el fuego con bencina. Con sus dichos está justificando la muerte de una persona en medio de un conflicto que tiene un pueblo con el Estado. Fue tan evidente su error, que tuvo que salir el ministro del Interior a precisar la versión del Gobierno”. La parlamentaria agregó que nombrar a un nuevo intendente “a estas alturas, más que un gesto, sería una acción de responsabilidad política”.
Justo después de lanzar el Plan Impulso a La Araucanía, un grupo de once alcaldes mapuche agrupados en Amcam se reunió con Chadwick para mostrar su rechazo a la formación del Comando Jungla. “Le dijimos que era un despropósito formar un comando militarizado, formado en otro contexto, de guerra. Le advertimos que iba a traer más muertes, mapuches y carabineros”, dice Juan Carlos Reinao, presidente de Amcam y alcalde de Renaico. El jefe comunal dice que “no hay garantías constitucionales para desplazarse libremente por la zona mapuche, el peñi fue asesinado por ser mapuche, pero pudo haber sido cualquiera”. El diputado Iván Flores (DC) dijo que la oposición acordó “exigir la renuncia del Intendente de La Araucanía, por cuanto ha expuesto una información que era falsa”.



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