Científicos chilenos llaman a abrir los laboratorios a investigadores de Venezuela y Nicaragua


La Academia de Ciencias de América Latina, una alianza regional que reúne a 250 investigadores desde México a Chile, reforzó su llamado a la colaboración y la solidaridad en su último encuentro, realizado en la sede de la institución en Santiago, donde expresó su preocupación por el complejo panorama que vive la ciencia en los países en crisis, entre ellos Venezuela y Nicaragua.
La actividad fue apoyada por el Centro Interdisciplinario de Neurociencias de Valparaíso (CINV), por su director, el Premio Nacional de Ciencias Naturales, Ramón Latorre, la Fundación Allende Connelly y por la academia de Ciencias de Chile.
“Hemos tratado de reunir a los científicos con un afán colaborativo para hacer este continente un poco mejor. Tener una Academia que converse con los diferentes países, a través de sus propias comunidades de investigadores, es extremadamente importante. De esta forma se puede ayudar al desarrollo de la ciencia y de la cultura en los países que tienen más problemas”, dijo Latorre.
En la jornada, científicos de Argentina, Chile, Puerto Rico y Venezuela expusieron sus investigaciones y desafíos para el desarrollo del campo en diversos ámbitos, entre ellos cambio climático, cáncer, biomedicina, neurociencia y ciencia para el desarrollo. La ACAL, además, presentó su nueva estructura organizativa, que es liderada por el científico venezolano Claudio Bifano.
El timonel de la alianza destacó que ACAL vive un período de reorganización, donde tendrá disponibles proyectos y programas para incentivar la colaboración y las investigaciones multidisciplinarias entre los científicos miembros. “La necesidad de colaboración es algo que resienten todos los países de Latinoamérica porque nuestras comunidades científicas son muy buenas, pero pequeñas”, señaló.
El académico, retirado de la Universidad Central de Venezuela, llamó a reforzar el trabajo conjunto, a fin de aprovechar el recuso humano avanzado en la región y las oportunidades de infraestructura existente. Uno de los principales objetivos es posibilitar trabajos conjuntos entre los investigadores miembros de ACAL, contribuyendo de esta forma a la continuidad de la actividad científica y el desarrollo de la investigación.
Venezuela en la agenda ACAL
Los investigadores reunidos en ACAL expresaron su preocupación por la situación de los científicos de países en crisis, tales como Nicaragua y fundamentalmente Venezuela, e hicieron un llamado a fomentar la colaboración y solidaridad a fin de ayudar a que sus estudios mantengan la continuidad.
“El tema de Venezuela debiera ser prioritario. La ciencia tiene una institucionalidad y lo que ha pasado y pasa en situaciones de estrés en nuestra región, lo primero que se destruye es lo que se ha construido con tanto esfuerzo en la parte científica. Y la verdad es que toda la malla científica que existía en Venezuela ha sido borrada del mapa. Y Venezuela era un país con una muy buena ciencia hasta hace diez años atrás”, expresó el Premio Nacional de Ciencias chileno, Ramón Latorre.
Claudio Bifano cifró en más de doce mil los científicos venezolanos que han emigrado a países como Ecuador, Colombia, Argentina, Estados Unidos y Canadá, como principales destinos, debido a los problemas de financiamiento y la sensación de inseguridad y bienestar de sus familias. Lo sueldos para un profesor con el máximo grado en universidades públicas de ese país no superan los US$13, acusó, mientras que la destrucción del tejido científico remite a a comunidad científica a mediados del siglo pasado.
El presidente de ACAL, quien lamentó la pérdida de capital humano altamente avanzado y formado con recursos públicos en su país, enfatizó que “lo que se construyó en 40 años en la comunidad científica venezolana se destruyó. Desde los 50 a los 90 se crearon institutos de investigación, universidades nuevas, se logró consolidar un sistema nacional de posgrado, todo apuntando a un crecimiento sostenible en el tiempo. Pero lamentablemente esos planes cambiaron”.
“Hoy no hay una política científica claramente definida. Lo que hay es un proceso de destrucción sistemática de la institucionalidad de la ciencia: no hay financiamiento de proyectos de investigación libres y no hay programas de becas libres. Había una diversidad y un ‘in crescendo’, y hoy hay un retroceso que nos lleva a los tiempos de 1950”, puntualizó Bifano, quien remarcó que la Academia trabaja en conjunto con la Human Right Partnership a fin de evaluar la situación de los investigadores en Venezuela y Nicaragua.
“La situación de la ciencia en Venezuela es catastrófica. Es un huracán grado 5 que destruyó el país y la ciencia. Hay grupos que se mantienen, pero a costa de un esfuerzo humano tremendo. Venezuela está en su peor momento humano científico, cultural y económico. Se cortaron los recursos públicos y esto se está sintiendo de manera crítica: un país que era ciencia de primer mundo en un país en desarrollo se ha convertido en un país que no llega ni al tercer mundo. Estamos en el suelo”, agregó Elvira Cuevas, académica de la Universidad de Puerto Rico y quien trabajó durante años en Venezuela.
El científico chileno Andrés Couve, director del Instituto de Neurociencias Biomédicas de la Universidad de Chile (BNI), llamó a la solidaridad de la comunidad regional, con el propósito de que los investigadores puedan llevar adelante sus tareas. “Mi laboratorio está abierto para investigadores venezolanos, y hoy tenemos de hecho una científica que está preparándose para entrar un programa de posgrado. Tenemos que abrir las puertas para hacer ciencia colaborativa”, dijo Couve.
Ciencia para el progreso
El encuentro también relevó el rol de la ciencia como un moto del desarrollo para los países, uno de los grandes propósitos que según su presidente, Claudio Bifano, tendrá la ACAL en esta nueva etapa de la organización.
“Estamos viviendo un período de recuperación con una función definida por delante: la búsqueda de espacios de colaboración para la creación de una comunidad científica latinoamericana que vea como un factor de desarrollo y progreso de nuestros países”, apuntó.
Para el director del CINV, Ramón Latorre, “lo que podemos lograr a través de la interdisciplinariedad y transdisciplinariedad es mejorar la calidad de lo que se está haciendo entre los distintos países. La idea es empezar a establecer lazos de colaboración entre los países de Latinoamérica”
“Esta es una instancia única, con científicos de todos los países, que estamos sujetos al mismo problema: cómo la ciencia participa en el desarrollo de nuestros países. Es una instancia para compartirlo, socializarlo y ver si hay respuestas locales respecto a cómo se percibe en la sociedad y su potencial contribución al desarrollo”, resumió Andrés Couve.



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