Más allá de si le damos play a nuestra canción preferida o interpretamos ese tema que marcó nuestra vida, existe una explicación científica de por qué nos sentimos tan bien en este u otro tipo de contextos relacionados con la música.Este 22 de noviembre se homenajea al cuarto arte y Filo.News te explica qué sucede en nuestro cuerpo cuando lo escuchamos o practicamos.
“Sos lo que escuchás”. Enterate qué genera la música en nuestro cerebro | Foto: Unsplash
A través de un hilo de Twitter, la cuenta Hipertextual -dedicada a la tecnología, ciencia y cultura digital- destacó que, sobre todo, la música está en el cerebro:Cuando cantamos, se activa el denominado área de broca. Es la misma región que se encarga del lenguaje, la única diferencia es que al hablar se activa sólo su parte izquierda y al cantar, toda.
El cerebro también es el que posibilita que aprendamos canciones: gracias a que éstas constan de intervalos armónicos consonantes. En este contexto, un conjunto de tonos afinados actúan directamente sobre las áreas relacionadas con el bienestar, como la corteza cingulada.
En tanto, los intervalos armónicos disonantes, actúan sobre el giro hipocampal, produciendo la reacción típica que sentimos cuando oímos ruidos desagradables.
El cerebro también tiene la culpa de que exista música que nos asuste. Las canciones con este objetivo están diseñadas para actuar sobre la amígdala, que es la región cerebral en la que se activan las respuestas de alerta.
Por otro lado, desde este mismo perfil aclararon que “con práctica cualquiera puede ser músico” pero siempre es mejor presentar cualidades como buena percepción del ritmo o ser multitasking, para llevar a cabo tareas como tocar y leer la partitura a la misma vez.
Las cualidades físicas tienen mucha importancia en la calidad de la interpretación | Foto: Unsplash
Aquí se resaltó la importancia de las cualidades físicas del músico, cuyo desarrollo del cerebelo es muy común entre los suyos debido a las razones mencionadas arriba. En este aspecto, se recalcó que la calidad de interpretación en realidad no depende sólo de ensayar mucho ni de la disposición psicológica de la que se goce, sino también del aspecto físico.La música no sólo deja rastros en el cerebro del músico, también lo hace en el del oyente. Un gran número de regiones se activan en él cuando se escuchan canciones que gustan. Incluso, está comprobado que contribuyen a la concentración de los runners y hasta de los cirujanos.
