Una gran cantidad de héroes y antihéroes se encuentran en la historia mexicana y Sinaloa ha aportado gran cantidad de éstos, entre ellos Jesús Malverde, el “Santo de los Narcos”.El estado de Sinaloa y su cultura han sido relacionados ampliamente con el narcotráfico a lo largo del tiempo, de ahí la importancia que se le da a Jesús Malverde.Jesús Juárez Mazo se convirtió en leyenda como Jesús Malverde a mediados del siglo pasado y su figura es ampliamente conocida.
En Culiacán, capital del Estado de Sinaloa, se encuentra la famosa capilla dedicada al “Santo de los Narcos”, entre las calles Independencia y 16 de Septiembre.Jesús Malverde es descrito como el Robin Hood sinaloense, aquel que roba los ricos para ayudar a los que menos tienen. Esto está relacionado al apoyo que algunos capos de la droga brindan a sus lugares de origen.
Jesús Juárez Mazo, el hombre detrás de Jesús Malverde. Foto: AFP
Según la historia, Jesús Juárez Mazo nació en las Juntas de Mocorito, Sinaloa, el año de 1870, en medio de la pobreza extrema.
El hombre se metía en la selva, en el monte, de ahí llegaría su apodo de Malverde, ‘el mal verde’, y asaltaba a los hacendados y a las familias más adineradas de la región. Con el botín, bajaba al pueblo y mejoraba la vida de los sectores más postergados, según Clarín.
Su muerte es el mito más interesante, aseguran que en 1909 el gobernador del Estado de Sinaloa, Francisco Cañedo, retó a Malverde a robarle su espada o su hija. A lo que aseguran Malverde respondió robando a su hija y dejándo una nota que decía “Jesús M. estuvo aquí”. Cañedo se molestó tanto que ordenó Malverde fuera colgado en el lugar que hoy se encuentra su capilla.
Sus devotos aseguran que la muerte no impidió que continuara ayudando a los más necesitados.A diferencia de otros santos, a Malverde se le pide favores con whisky y corridos, siendo el 3 de mayo una verdadera fiesta por celebrarse su día, informó Acustiknoticias.A pesar de estar catalogado como el “Santo de los Narcos”, aseguran que Jesús Malverde ayuda a todos, a pesar de no ser un santo reconocido por la Iglesia Católica.
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