translated from Spanish: Una oficina de asuntos marítimos y portuarios: prioridad impostergable para Valparaíso

Hoy el puerto de Valparaíso se encuentra totalmente paralizado por materias pendientes, justas o no, de los trabajadores portuarios eventuales, motivando la fuga de naves de carga y cruceros a San Antonio y echando por la borda dos años de trabajo del sector público privado para recuperar estos últimos. Este hecho, sumado a una larga lista de eventos, demuestra la falta de gobernabilidad de una empresa estatal  (EPV) que no anticipa las crisis y que debe dar paso a un Consejo de Coordinación Ciudad Puerto que aborde las distintas problemáticas con la perspectiva de todos los actores de la ciudad puerto.
Si hacemos historia en abril de 2017, producto de otra protesta de trabajadores portuarios, el crucero Norwegian Sun atracó en San Antonio iniciando del éxodo definitivo de esta industria de nuestra comuna; en diciembre la Corte Suprema invalidó el permiso de construcción del proyecto Mall Barón dejando en situación irregular el terminal de pasajeros VTP cuya recepción dependía de dicho permiso primitivo; finalmente en enero de 2018 la ex Presidenta Bachelet anunció que el puerto a gran escala definitivamente se construiría en San Antonio, mientras paralelamente el proyecto del nuevo Terminal 2 se intenta llevar adelante con una gran oposición de la ciudadanía y empresarios producto de los fuertes impactos que ha tenido y tendrá en la ciudad y los negocios.
A pesar de estos hechos, los ejecutivos responsables siguen en sus cargos (ni hablar de los funcionarios que se fueron sin asumir responsabilidad alguna), constituyendo una pésima señal para la ciudadanía en materia de probidad pública; el muelle para cruceros ha sido el mejor ejemplo. Este año el Gerente de EPV, Gonzalo Davagnino junto al Alcalde Jorge Sharp anunciaron su construcción, no obstante, a los pocos días, el propio presidente del Directorio de EPV, Raul Celis, en un programa televisivo, desmintió tal anuncio señalando que no existen fondos públicos para dicha obra lo que prolonga el conflicto con los portuarios, por lo tanto ¿puede hacer algo EPV para resolver este nuevo conflicto? ¿Qué rol debiese jugar el municipio para minimizar los impactos en el turismo y negocios perdidos para sus empresarios?
Las ciudades-puertos que han logrado salir adelante de sus propias crisis y proyectado su visión de futuro, han trabajado en soluciones innovadoras donde las gobernanzas público-privada-sociales (Puerto Logístico y Puerto Ciudadano), en conjunto con las autoridades locales y regionales logran funcionar coordinadamente.
En Valparaíso no han sido suficientes los esfuerzos del Folovap (Foro logístico de Valparaíso que representa la gobernanza del puerto logístico) y de las autoridades municipales, portuarias y regionales para anticiparse a las crisis. Debemos exigir al recién inaugurado Consejo de Coordinación Ciudad Puerto que tome   el mando involucrando a la ciudadanía, la academia y actores relevantes del rubro del turismo, y comenzar a operar plena y decididamente, con recursos adecuados, para abordar toda la perspectiva ciudadana que ha quedado relegada de la ecuación de crecimiento y desarrollo del Puerto de Valparaíso.
Pero esto no es suficiente, tras 20 años de vigencia de la ley de modernización de Puertos, el plan de expansión portuaria no garantizó la máxima eficiencia al menor impacto sino todo lo contrario, hizo que la ciudad colisionara con cada proyecto de la estatal. Por lo mismo, y con la importancia de Valparaíso para la estabilidad económica nacional, se debe contemplar inversión pública y dado que a nivel nacional no existe planificación en esta materia, es el municipio quien debe dar los lineamientos a través del PLADECO.
El Plan de Desarrollo Comunal contiene todas las herramientas para poder conjugar desde nuestros intereses locales los requerimientos del poder central. Y para eso también es el municipio quien debe implementar una figura de un Delegado de Mar o la Oficina de Asuntos Marítimos y Portuarios, pues a estas alturas, resulta impensable que en una ciudad puerto, la municipalidad no tenga opinión vinculante en los destinos y determinación de las vocaciones de la ciudad.
 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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