La que estaba destinada a ser la final más importante en la historia del fútbol, terminó convirtiéndose en uno de los actos más bochornosos que haya podido presenciar el mundo del balompié. Se esperaba que durante la noche del sábado, el mundo estuviese hablando del flamante campeón de la Copa Libertadores.
Sin embargo, en esta ocasión, el mundillo del fútbol habla de un bochorno, define como una vergüenza los hechos protagonizados por fanáticos de River que atacaron el autobús que llevaba a los jugadores de Boca al estadio Monumental.
Producto de ello, varios jugadores terminaron afectados, entre ellos Pablo Pérez, quien debió ser trasladado hasta un centro médico en ambulancia por una herida en el ojo.
Desde la prensa argentina llueven las críticas, las cuales van mucho más allá de un acto de violencia de un grupo de hinchas. Muchos hacen hincapié en el complicado momento social y económico que envuelve a la nación trasandina, y de una sociedad que -de acuerdo a un artículo del diario El Clarín- “ha aprendido muy poco en 35 años de democracia”.
“Las tragedias de las dictaduras, de la violencia armada, del terrorismo de Estado, de los desaparecidos, del 2001 y de tantos episodios nos enseñaron muy poco. Los argentinos seguimos conservando esa capacidad única para convertir en enemigo al que tenemos al lado”, sostiene el mismo artículo.
A ello hay que sumarle un complicado momento económico, con un paro de aerolíneas que obligó, por ejemplo, que Aerolíneas Argentinas suspendiera sus vuelos el próximo lunes 26 de noviembre, situación que afectará a más de 40 mil pasajeros.
Eso no es todo. Y es que la actividad económica en el país también cayó un 5,8 por ciento en septiembre en comparación con el mismo mes del año pasado, reportó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
Además, estos sucesos ocurren cuando faltan apenas días para que tenga lugar en Buenos Aire la cumbre del G20, por lo que lo ocurrido este sábado en el estadio Monumental, en la se supone iba a ser la final del siglo, terminan por golpear la ya deteriorada imagen de Argentina en el exterior.
