translated from Spanish: Un teatro para los niños en Moscú

Son las siete de la tarde y el Teatro de Ópera y Ballet del Estado de Moscú para Jóvenes Audiencias acaba de cerrar sus puertas al terminar su cuarto espectáculo del día de hoy. Es una cálida tarde de noviembre y cientos de niños, y padres, asistimos al primer teatro de ópera, ballet y música clásica para niños del mundo. Ruidos y risas por doquier, padres de todas las edades, y niños corriendo por los pasillos saliendo hacia los parques. Se puede percibir en el ambiente la despedida de lo que a todas luces fue una gran experiencia para todos.
Rusia es un país con una historia musical impresionante. Lo que más conocemos desde Latinoamérica son sus distinguidas compañías de ballet y la música de sus grandes compositores como Tchaikovsky, Prokófiev, Rimski-Kórsacov, entre muchos otros. Por esto mismo, al llegar a Rusia lo primero que pensé fue visitar los teatros más emblemáticos que tenía en mi mente: el Bolshoi y el Mariinsky.  A pesar de todo lo anterior, el que más me causaba curiosidad, era un teatro sólo para niños y jóvenes al cual hace años le venía llevando la pista… Desde hace muchos años cuando empecé a trabajar programando espectáculos para niños y jóvenes conocí en una de las reuniones de Ópera Europa a George Isaakian, Director del Teatro de Ópera y Ballet del Estado de Moscú para Jóvenes. Desde ese momento no dudé en algún día visitar a ese lugar único en el mundo.

Al llegar al Teatro de niños y jóvenes me esperaba en la entrada con su amplia sonrisa, George Isaakian, Premio Estatal de la Federación de Rusia, quien está a la cabeza del teatro desde el año 2010. “Alexandra, qué alegría que hayas venido hasta acá en un día con tanto sol”, fue su primera frase. Comenzamos el recorrido caminando por los largos pasillos del teatro, hasta llegar a su sala principal para 1.100 personas.  Espacio cuidadosamente diseñado para que todas las butacas tuvieran buena visibilidad. Me llamó la atención lo hermoso del telón y que existían tres escenarios distintos. Definitivamente no había visto nunca algo así.  George me explicó que el telón era una pintura con imágenes de la ópera “Sadko” de Rimski-Korsakov y que los tres escenarios (uno frontal grande y otros dos más pequeños a los costados) eran para tener más posibilidades de acción. “Permite un juego de escena muy lúdico que captura la atención de los niños” detalló.
Seguimos hacia el foyer pasando por distintos salones donde se encontraba la gran pajarera. Jardín interno lleno de pájaros el cual los niños observan durante los intermedios de cada función. Pasamos rápido por uno de los lugares más mágicos del recinto: la sala Palekh, decorada por paneles gigantes pintados con personajes y escenas de las famosas novelas y cuentos de hadas rusos y europeos.

La idea de hacer teatros solo para los niños nació en los años 20 post revolución. La iniciativa surgió cuando en el país se dan cuenta de la importancia de las artes escénicas y la música en la educación escolar.  “El ideal de la revolución era crear un mundo mejor. Un nuevo ser humano. Un hombre del futuro muy similar al antiguo griego. Buscaban una educación holística e integral. Los primeros en entrar a este nuevo mundo son los niños”, me explicaba el Director mientras caminábamos por las extensas galerías.
El teatro fue fundado en 1965 por Natalia Sats (1903-1993), una mujer de legendaria suerte y sucesos increíbles. Directora de teatro soviética, primera directora de ópera, fundadora y cabeza de seis teatros profesionales para niños. Hija de Iliya Sats, compositora del Teatro de Arte de Moscú de Stanislavsky, creció en el círculo de los artistas rusos más destacados. Fue quien encargó la connotada composición de Pedrito y el Lobo, gracias a su amistad con Sergei Prokofiev. La obra fue estrenada en el Teatro de Natalia en 1936 y hasta hoy día en constituye una de las obras musicales esenciales para iniciar a los niños en la música. El año 1937 Natalia fue acusada de alta traición y llamada espía política, lo que le valió una condena a cinco años en un campo de trabajo forzado en Siberia. Pero, incluso durante su encarcelamiento ¡fundó un teatro en un campamento! Después de la muerte de Joseph Stalin en 1953, Sats fue rehabilitada y regresó a Moscú en 1958.
Terminamos nuestro primer recorrido saliendo afuera del Teatro. George me detiene frente a una gran estatua y me dice “Ella es Natalia”. Mirando esa inmensa obra en la plaza central frente a la entrada del Teatro solo pensé en la devoción y honor que sienten los rusos por su gran legado.
El Teatro tiene dos grandes misiones. Por un lado, ser un teatro de ópera y ballet a gran escala, y por otro, crear un repertorio de obras musicales clásicas para niños, jóvenes y público familiar. En su época, la misma Natalia dedicó parte de su gestión a comisionar proyectos y a involucrar a la elite rusa en este cometido.  La misión se mantiene hasta la fecha. Trabajan con un repertorio clásico y comisionan una obra al año en cada género, con lo cual ya se tiene una biblioteca con gran repertorio infantil. Dentro de su extensa programación se puede disfrutar de títulos como Blancanieves, musical comisionado por el mismo teatro a Eduard Kolmanovsky, La zorrita Astuta, ópera de Leos Janacek, Cuentos de Hadas, ópera con música de Mikhail Bronner, y clásicos como El Lago de los Cisnes, Petrushka y Carmen, entre muchos otros. “Hoy en día, contamos con un gran acervo de obras. Esto no hubiera sido posible si no se hubiera partido hace años comisionando obras a compositores rusos” me explica George con orgullo.

Si bien, no todo es mirar al pasado, George tiene claro que los tiempos y los niños han cambiado. Adecuándose a los nuevos aires, han empezado a trabajar con un formato de óperas que duran 20 minutos, basados en cuentos de hadas y leyendas. Montadas con no más de 7 a 8 músicos y 8 cantantes, tiene un formato ágil y ligero de trasladar. “En el tiempo soviético los colegios venían al teatro todas las semanas. Ahora solo trabajan con niños y familias los fines de semana, donde hacen 5 espectáculos al día. En la semana hacen eventos de cámara y en las tardes hacen funciones para los más jóvenes ya que están en medio de un barrio universitario.” me comenta.
El teatro tiene su propia orquesta sinfónica con más de 100 músicos, su compañía de ópera con 75 cantantes y la compañía de ballet con 60 bailarines, también un coro profesional propio.  Tienen talleres de producción que les permiten realizar sus propias escenografías y vestuarios. El edificio, de marcada arquitectura soviética, está situado en el distrito histórico de Moscú y es uno de los complejos de teatro más destacados de la ciudad. Todo en el teatro fue creado pensando en el público infantil y ayudar a acercar el teatro a los niños, hacerlo más abierto e interesante para ellos. Sobre el vestíbulo inferior se construyen los puentes colgantes. Antes de cada actuación, los actores salen disfrazados con personajes de cuentos de hadas famosos, saludan y hablan con los niños desde esos puentes.
Terminando ya la visita y dirigiéndonos a la oficina a buscar mi mochila, George me mira con sorpresa y se da cuenta que había olvidado explicarme algo clave. Uno de los programas más importantes creados bajo su dirección:  el Children’s Opera Studio. El proyecto organiza actividades teatrales para niños de 6 a 14 años. Por medio del estudio, los niños adquieren experiencia real de actuación al participar en las representaciones teatrales. Algunos espectáculos con niños de Opera Studio en papeles principales han sido, por ejemplo, el musical The Life and Extraordinary Adventures of Oliver Twist. “El objetivo principal de este proyecto es educar a los niños en la tradición clásica. Los niños asisten regularmente a disciplinas como coreografía, técnica de actuación, historia del arte, lecciones vocales y bellas artes. Los estudiantes del estudio participan en los conciertos que tienen lugar en los mejores locales de música de la ciudad, como la Casa Internacional de Música de Moscú, el Palacio Estatal del Kremlin, la Catedral de Cristo Salvador y otros”, me explica con gran detalle mientras ya estamos frente a su oficina listos para recoger mis cosas y despedirme de lo que ha sido sin duda, una experiencia única. De la visita me quedo y me llevo con gran atención una de sus grandes reflexiones: “El debate sobre lo que constituye un teatro para niños aún no han terminado y creo que nunca terminará. ¿Se necesita un teatro especial para niños, o es mejor si los niños asistan a espectáculos para adultos?”  George aún no ha encontrado una respuesta definitiva, “Es cierto, que si los niños no asisten a los teatros, museos o galerías, estás perdiendo algo muy valioso en su formación. Sí, hay que tener en cuenta que los tiempos han cambiado, y los niños ya no se sorprenden con la espectacularidad de antes. Hoy, hay que buscar su participación y co-creación”.
Teatros en Rusia
Rusia, la tierra de Putin, tiene más de 140 millones de habitantes, y más de 17 millones de km2 de tierra, siendo así, el país más extenso del mundo.  En él existen cientos de teatros. Sólo en sus dos grandes ciudades, Moscú y San Petersburgo, hay más de 100 teatros en cada una. Muchos de estos son casas de ópera con compañías residentes de orquesta, coro, ballet y ensambles de cantantes profesionales. El sistema teatral ruso se compone de tres niveles que conviven: el nacional, federal y municipal. Entre sus teatros principales y más conocidos internacionalmente se encuentran el Teatro Bolshoi y Teatro Mariinski, pero no podemos dejar de lado muchos otros como el Teatro Stalisnavksy, Novaya Opera, Helikon Opera, entre muchos otros. Sólo en el centro de la ciudad de Moscú se encuentran más de 7 casas de ópera.
Alejandra Martí Olbrich, Directora Ejecutiva de Ópera Latinoamérica.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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