No tienes derecho a fallarnos, la petición a López Obrador



Los poco más de 30 minutos de trayecto entre la alcaldía de Tlalpan y la Cámara de Diputados fueron el último tramo de los 18 años y tres campañas electorales para que Andrés Manuel López Obrador rindiera protesta como presidente este 1 de diciembre.
Antes de llegar a la oficialización de su mandato para los próximos seis años, cientos de personas lo esperaban en las vialidades de su recorrido sólo para verlo unos segundos, como no había ocurrido con otro mandatario. Un ciclista alcanzó su auto y le dio un mensaje: “tú no tienes derecho a fallarnos”, según relató el mismo López Obrador durante su discurso en la tribuna del Congreso. Por eso retomó la frase para resumir la promesa de su mandato: “Ese es el compromiso que tengo con el pueblo, no tengo derecho a fallar”.
Como en campaña, López Obrador se dejó tocar y fotografiar por una pequeña multitud que llegó desde las ocho de la mañana hasta la puerta del conjunto habitacional en el que vive, sin que vallas o el pequeño grupo de militares que lo cuidaban lo impidiera. Entre vítores, sus seguidores le desearon suerte antes de asumir el cargo como el presidente número 64.
Entre los cientos que se congregaron en las banquetas durante el recorrido del convoy presidencial, otro ciclista  lo alcanzó sólo para decirle “en ti confiamos”, según se observa en un video grabado desde el interior del auto y que circuló en redes sociales.
En la entrada principal del Congreso, en avenida Zapata, decenas de personas reunidas al otro lado de las vías del metro también esperaban una llegada, la de Enrique Peña Nieto, quien todavía portaba la banda presidencial. En cuanto descendió de una camioneta negra, le gritaron “asesino, asesino”, “fuera Peña, fuera Peña”.
Las mismas consignas con las que inició su mandato hace seis años, cuando una turba de personas inconformes con su llegada a la presidencia se enfrentó a golpes, pedradas y gas lacrimógeno con policías federales y capitalinos.
Minutos después llegó López Obrador, y ese contingente, al otro lado del metro y que ondeaban banderas mexicanas, gritó a todo pulmón “es un honor estar con Obrador” y “presidente, presidente” cuando vieron acercarse el ya famoso Jetta blanco.  
En la sesión solemne, López Obrador recibió la banda presidencial de manos del presidente de la Cámara, Porfirio Muñoz Ledo, después de que Peña Nieto se la había entregado.
“Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen. Y desempeñar leal y patrióticamente, el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido de manera democrática, mirando en todo por el bien y la prosperidad de la Unión. Y si así no lo hiciere, que la Nación me lo demande”, dijo.
Los legisladores de Morena, que conforman mayoría, le respondieron con aplausos de pie, como en varias ocasiones durante el acto protocolario, lo mismo que los integrantes de su gabinete, sentados a en el costado derecho del nuevo mandatario. Enrique Peña Nieto, en cambio, sentado en tribuna a un par de metros, llevaba la mano al rostro serio en varios momentos del discurso.
Lo ocurrido durante el traspaso de poderes en el Congreso este sábado fue una jornada inédita. Hace 12 años, Felipe Calderón entró escondido al Congreso y rindió protesta en medio de empujones de la oposición quien acusaba fraude en la elección. En el 2000, cuando Vicente Fox asumió el cargo, el panista que consiguió la alternancia partidista rompió el protocolo al agradecer primero a sus hijos y no a las instituciones, lo que molestó a los legisladores.
Esta vez también hubo protestas, pero no inmutaron al nuevo presidente. Los panistas levantaron cartelones con la leyenda “Que baje la gasolina”, pero López Obrador respondió: “Ahora resulta que los que aumentaron el precio de las gasolinas están pidiendo que baje”.
El senador panista Gustavo Madero también mostró una cartulina con la leyenda “Ni perdón ni olvido”,  mientras el legislador Emilio Álvarez Icaza sostuvo una pancarta con la leyenda “Juicio a Peña”, y Lucía Riojas otra más con “No a la militarización”, después de que López Obrador aseguró que habría borrón y cuenta nueva, y no promovería ninguna investigación en contra de quienes hubieran cometido actos de corrupción.
“Esta nueva etapa la vamos a iniciar sin perseguir a nadie porque no apostamos al circo y a la simulación”, porque “no habría juzgados ni cárceles suficientes y lo más serio, meteríamos al país en una dinámica de fractura, conflicto y confrontación, y ello nos llevaría a consumir tiempo, energía y recursos que necesitamos para emprender la regeneración verdadera y radical de la vida de México”, dijo durante su discurso que duró poco más de una hora.
En otro momento, López Obrador prometió que su gobierno se distinguirá por la separación del poder económico del poder político. “El gobierno ya no será un simple facilitador para el saqueo, como ha venido sucediendo. Ya el gobierno no va a ser un comité al servicio de una minoría rapaz”, mencionó.
También prometió que estará lista la opción de Santa Lucía, luego de toda la polémica que causó la cancelación del aeropuerto de Texcoco, el llamado NAIM. “En tres años estará funcionando –me canso, ganso–, además del actual, el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, con dos pistas adicionales en la Base Aérea de Santa Lucía”, dijo.
En cuanto a la creación de la Guardia Nacional, con elementos de la policía militar y naval, la justificó diciendo que la Policía Federal es insuficiente, “es en la actualidad un agrupamiento de apenas 20 mil efectivos, que carecen de disciplina, capacitación y profesionalismo”; por otro lado, también reconoció que “no todos los militares han ostentado comportamientos intachables”, por lo que para integrar la Guardia habría un énfasis en capacitación, para que respeten los protocolos del uso de la fuerza y los derechos humanos.
Leer: Discurso íntegro de Andrés Manuel López Obrador al rendir protesta como presidente
A su salida del recinto de San Lázaro, López Obrador estuvo rodeado de políticos que buscaban una selfie con él y lo acompañaron hasta el auto que lo llevó a Palacio Nacional, lugar donde despachará porque como prometió en campaña, Los Pinos –que fue residencia oficial de presidentes desde 1935– se convirtió en museo desde este 1 de diciembre.
Después de la comida que ofreció para los mandatarios internacionales e invitados a la ceremonia protocolaria, López Obrador siguió la jornada con la recepción del bastón de mando otorgado por parte de los representantes de 68 pueblos indígenas del país en la plancha del Zócalo. Una ceremonia que tampoco había hecho algún mandatario previamente.
En ella, a López Obrador le hicieron un ritual de purificación, y en un momento, como parte del ritual, el mandatario se hincó, y escuchó como incluso se le pidió a la virgen de Guadalupe que lo “libere de todos los males”, para que cumpla a todos los mexicanos, como un buen líder.
“Los hermanos indígenas venimos a decirle: aquí está el bastón de mando, aquí está el símbolo con el que usted conducirá a nuestro pueblo, queremos ser tomadas y tomados en cuenta en los planes que usted tenga durante estos seis años, queremos manifestar a usted nuestro compromiso”, le dijo la mujer indígena que le entregó el bastón.
De acuerdo con autoridades capitalinas, al Zócalo acudieron más de 160 mil personas, que además de escuchar al presidente, observaron a grupos de música y danzas tradicionales, y en varios momentos lanzaron gritos de apoyo al nuevo mandatario. “No estás solo”, se escuchó en la plaza, la misma donde hace unos años López Obrador pidió respaldo para enfrentar el desafuero, y luego reclamó que le habían hecho fraude, en los comicios de 2006.
Aunque si bien por la mañana se comprometió a “no fallar”, ante miles de personas pidió paciencia porque “estamos recibiendo un país en quiebra, sobre todo en el sector energético”. Uno a uno, el presidente enumeró 100 acciones o compromisos de su gobierno, como vender el avión presidencial, aclarar el caso Ayotzinapa, no endeudar al país y tener como prioridad a los  más desprotegidos, a los indígenas, a los niños que tengan alguna discapacidad y a los adultos mayores.
Foto de PresidenciaDespués de más de hora y media de discurso, López Obrador cerró pidiendo a la gente que no lo dejen solo. “Yo ya no me pertenezco, yo soy de ustedes, soy del pueblo de México”, dijo.
“No habrá divorcio entre pueblo y gobierno. Yo les necesito, porque como decía Juárez con el pueblo todo, sin el pueblo nada. No me dejen solo porque sin ustedes no valgo nada o casi nada; sin ustedes, los conservadores me avasallarían fácilmente. Yo les pido apoyo, porque reitero el compromiso de no fallarles; primero muerto que traicionarles”.
Con información de Itxaro Arteta



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