Javier Milei en UDP: el economista de lenguaje soez


Recientemente ha sido anunciada la visita de Javier Milei a la Universidad Diego Portales. Este 5 de diciembre está programado que el economista argentino presente una conferencia titulada “Libertarianismo versus Socialismo”. La página web de la Universidad dedicada a su visita, consigna que Milei “ha escrito más 50 artículos académicos, cerca de un centenar de artículos periodísticos en los medios más importantes del país y [es] autor de libros”. Es decir, se busca presentarlo como un académico. De lo que no se hace mención es de la baja cantidad de citas que logran sus trabajos, lo que es considerado, actualmente, como uno de los mejores indicadores de la ascendencia intelectual.
Sin embargo, este no es el asunto central. Al margen de su escasa influencia académica, Milei ha sido noticia por las formas en que, en ocasiones, ha incurrido para presentar sus ideas. Se tratan de maneras groseras, violentas y prepotentes. El 26 de junio de este año, Milei maltrató sistemáticamente a una periodista durante una conferencia de prensa. El licenciado en economía, visiblemente exaltado, le dijo “sos una burra (…) y yo ahora estoy tratando de desasnarte”. Un periodista asistente le pidió que se disculpara. La respuesta de Milei fue: “lo que hacés es un acto de populismo barato, sos un impresentable”.
Existen otros registros que muestran a Javier Milei actuando de forma similar. Rescataremos uno que resulta particularmente ilustrativo. En la edición del 16 de noviembre de este año del programa Demoliendo Mitos, de la radio argentina Conexión Abierta, del cual es conductor, se refirió en los siguientes términos a una serie de diputados y senadores de Argentina. Al diputado Fernando Iglesias le dice “la concha de tu madre, forro, hijo de puta, mierda de legislador”. A la senadora Gladys González, al comentar un proyecto de ley de su autoría, le espetó “¿Por qué no te vas a la concha de tu madre? A la diputada Gabriela Estévez, en tanto, la trató de “Hija de puta, la concha de tu madre. ¿Para eso te pagamos inútil? Pedazo de mierda. No servís para nada.”

Las universidades son espacios que se fundan en la reflexión racional y en el respeto entre sus integrantes. Ellas no excluyen a priori a ningún punto de vista. La confianza de la sociedad en las universidades radica, precisamente, en su capacidad para procesar distintas perspectivas. Ahora bien, las universidades son instituciones frágiles, pues se fundan en la confluencia de intereses y voluntades de quienes las componen. Es, acaso, la institución moderna que más confía en el lenguaje y en la conversación.
El lenguaje, en este sentido, es clave: no funciona solo como dispositivo comunicacional, sino que es el espacio en donde las interacciones sociales tienen lugar. Es a través del lenguaje que los humanos actuamos, nos instalamos en el mundo y lo configuramos. Es en atención a su radical importancia, en consecuencia, que su uso debe ser cuidado.
Las universidades son instituciones que se fundan en la libertad académica. Ella consiste en una configuración negativa de la libertad, la cual es distinta de la libertad de la expresión. Se puede entender como una noción de independencia de los miembros de la universidad respecto a otras instituciones y actores sociales. Especialmente, diremos, frente a la interferencia de la autoridad política. Así, la libertad académica contempla como único responsable a la comunidad universitaria el definir quiénes pertenecen a ella y cuáles productos son dignos de asignación de prestigio.
En este punto nos gustaría conocer las razones tras la invitación a Milei de la Universidad Diego Portales. ¿Serán académicas, a pesar de su escasa ascendencia intelectual? ¿Serán en virtud del diálogo, a pesar de que el autor parece no creer en él?
Creemos que las formas en que ha incurrido Milei no deben tener espacio en la Universidad Diego Portales. Una persona que no respeta a su interlocutor, sencillamente, no comprende la esencia de la universidad. Una persona que descree del diálogo no puede formar parte de una comunidad universitaria. Una persona que hace tan mal uso del lenguaje no contribuye a una mejor sociedad, sino que la horada.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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