Acusaciones de robo, estrategia para no pagar aguinaldos ni prestaciones a trabajadoras del hogar



En sus tres años de existencia, el Sindicato Nacional de Trabajadoras del Hogar (SINACTRAHO) ha recibido más de 150 denuncias de agremiadas que en su mayoría han sido despedidas tras acusaciones de robo, para eludir el pago de aguinaldos o liquidaciones.
Estas acusaciones se dan en medio de un “ambiente de hostigamiento” por objetos que “desaparecen y aparecen” en las casas donde trabajan, mayoritariamente en temporada navideña o cuando las empleadas están por cumplir un año de trabajo, les han incrementado la carga laboral sin aumento de salario, o hay incapacidad por embarazo, denuncia la dirigencia colegiada del SINACTRAHO.
Es el caso de María de la Luz Padua, secretaria ejecutiva colegiada del Sindicato, quien hace tres años fue despedida con seis meses de embarazo por “pérdida de confianza”, luego que sus empleadores le cuestionaran sobre el destino de diversos objetos “perdidos” en distintos momentos en el domicilio. A punto de cumplir un año de trabajo en ese lugar, María de la Luz se tuvo que ir sin liquidación ni pago por incapacidad.
“Es lo más recurrente y es una situación que se presenta de tiempo atrás, porque ya sabe el empleador que tiene que cubrir una obligación pero prefiere empezar el hostigamiento tipo ‘ya no haces bien las cosas’, ‘ya se me perdió esto, pero volvió a aparecer”, “el niño ya se está quejando de ti”, explica María de la Luz.
El robo a casa habitación está identificado por el SINACTRAHO como una de las principales causas para despidos injustificados. Desde hace unos días forma parte del catálogo de delitos que ameritan prisión preventiva oficiosa junto con corrupción, robo de hidrocarburos, delitos electorales, extorsión, robo a negocio, robo a transporte, violencia intrafamiliar, abuso de menores, y portación, compra, posesión, acopio o contrabando de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea, de acuerdo con la reciente reforma al artículo 19 constitucional.
María de la Luz y Norma Palacios, también integrante de la dirigencia colegiada del Sindicato, explican en entrevista que en la mayoría de los casos la acusación no se formaliza ante las autoridades, pues lo que se busca es “amendrentar a la trabajadora para que no se defienda” y de esa forma “eludir el pago de las prestaciones que por ley corresponden”.
La estrategia para generar miedo en las trabajadoras van desde la empleadora que recién le dijo a su empleada que ya no había confianza porque se había perdido un objeto en la casa, pero que terminarían la relación laboral después de enero (caso que acaban de recibir), hasta los empleadores que le aplicaron la prueba del polígrafo a la trabajadora en presencia del abogado de la familia, con la advertencia de que llamarían a la patrulla o la presentarían ante las autoridades si no se iba sin reclamar nada.
“Desde que nació el Sindicato a la fecha llevamos más de 150 quejas recibidas y la mayoría son despido injustificado por robo. Algunas compañeras llevaban más de 15, 20 años trabajando, y sí hay algunas que los empleadores se dan el lujo de hacerles la prueba del polígrafo, violando sus derechos y su persona, y el asunto con las compañeras es el miedo, porque la empleadora es la señora tal, con conocidos en el gobierno, y eso limita su defensa y que sigan a veces sus procesos”, indica Norma.
“Incluso ha habido compañeras que las desnudan para revisarlas, les llevan al abogado de la familia para intimidarlas, o les envían a los vigilantes de las entradas de las colonias o de los edificios para revisarles sus cosas. Y las compañeras por el miedo lo permiten, porque las amenazan con llamar a una patrulla o llevarlas a la delegación. Y es una manera fácil de terminar y deshacerse de la trabajadora, que tiene miedo y se va sin reclamar las prestaciones que le deben, ni sus derechos”, agrega.
María de la Luz enfatiza que como trabajadoras del hogar “a lo más que aspiramos es al aguinaldo, porque como trabajo informal no hay otro beneficio hasta el momento, Pero si no nos lo dan, pues preferimos no pelearlo porque es tiempo perdido y tenemos necesidades. Ellos saben sus obligaciones, pero les cuesta todavía aceptarlas”.
“En esta temporada muchas compañeras se quedan sin trabajo precisamente porque los empleadores no ven el aguinaldo como una prestación y lo manejan como si fuera por su buena voluntad. O bien dan una despensa, un regalito, la ropa que ya no utilizan”, abunda Norma. “A eso hay que sumarle que la mayoría de los empleadores se van de vacaciones y esos días no se los pagan. Esto es consecuencia de la informalidad y el no reconocimiento de los derechos, porque aun cuando hay una negociación o contrato verbal, no se respeta, o no queda claro desde que inicia la relación laboral. Nosotras sí tenemos la obligación de cumplir con nuestra jornada de más de ocho horas, de no faltar, de no pedir permisos, pero ellos sí están con todo el derecho de poder decir que se pueden ir hasta 15 días de vacaciones que son Navidad y Año Nuevo, y pues nos vemos en enero y te quiero aquí porque va a haber mucho trabajo, pero no te pago esos días”.
Desde su fundación el 30 de agosto de 2015, el SINACTRAHO cuenta ya con 1700 agremiados a nivel nacional, la mayoría mujeres con alta inestabilidad laboral a quienes buscan capacitar para que entiendan sus derechos y los defiendan, y en su siguiente trabajo hagan una buena negociación e incluso informen a sus empleadores que existe un contrato que está depositado en Conciliación y Arbitraje, y que pueden firmar en beneficio de ambas partes.
Si los empleadores se niegan a firmar un contrato, las asesoran para que por lo menos consigan que les respeten las ocho horas de jornada de trabajo, que les den o les paguen los días festivos obligatorios, vacaciones y aguinaldo, y si hay un despido que sea conforme a la ley. En caso de conflicto no cuentan con defensa legal propia, pero sí con asesorías de despachos a los que remiten a las trabajadoras que acuden a pedir apoyo. Ha habido casos que se han podido ganar en procesos cortos, de menos de un año, aunque son los menos.
Las dirigentes confían en que la incorporación de las trabajadoras del hogar al régimen obligatorio de la seguridad social permita erradicar estas prácticas que van en detrimento de sus agremiadas e incluso de los empleadores que tienen la disposición de cumplir con la ley.
 
Esta publicación fue posible gracias al apoyo de Fundación Kellogg.



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