El camino para convertirse en una smart city


Cuando se habla de “Smart Cities” se tiende a pensar en el acceso y desarrollo tecnológico de una ciudad, sin embargo, aunque es un elemento importante no es exclusivo.
Las ciudades inteligentes buscan respuestas a las necesidades de los ciudadanos y la preocupación por el medioambiente, adelantándose a los desafíos.
Existe un conocimiento acumulado de las relaciones público-privadas o de la ciudadanía con el Estado. Esa información se usa para beneficio de la propia comunidad a través de un uso inteligente de ella para poder dar respuesta a problemas emergentes.
El caso de Santiago
Entre el 13 al 15 de octubre, más de 20 mil personas y representantes de 700 ciudades se congregaron en Barcelona para participar en la Smart City Expo World Congress 2018. Allí se discutía la transformación territorial, buscando dar respuesta al entorno urbano, movilidad, ciudades inclusivas, transformación digital, gobernanza y finanzas.
La capital chilena se convirtió en la única localidad de América Latina seleccionada como finalista en la cita internacional de ciudades inteligentes, alcanzando con este reconocimiento, un posicionamiento mundial en cuanto a la creación de urbes más habitables.
La delegación nacional fue liderada por la intendenta de la Región Metropolitana, Karla Rubilar y centró su participación en el proyecto “Corazones de Barrio”, promoviendo un modelo de gobernanza e inteligencia territorial basado en la inversión de recursos acorde a los intereses de cada sector dentro de la ciudad.
Dentro de los otros finalistas estuvieron Melbourne (Australia), Londres (Inglaterra), Florencia (Italia), Haifa (Israel), Dijon (Francia) y Singapour, que ganó la categoría.
Ser “inteligente”
Sistemas eficientes de gestión del tráfico, iluminación y gestión de agua sostenible son parte de los desafíos de las ciudades futuras, sobre todo con la llegada del Internet de las Cosas.
“Bajar una aplicación móvil y saber que la micro llega en 5 minutos o está a 200 metros no es algo que ocurra en todas las ciudades del mundo, y en Santiago ya lleva funcionando un par de años. Eso es ser Smart”, explica Álvaro Echeverria, gerente general y co-fundador de SimpliRoute, empresa experta en planificación y seguimiento de rutas de reparto.
Más en detalle, Echeverría expresa que la ciudad debe ser inteligente para poder predecir el comportamiento de la misma, poder ayudar a los ciudadanos a estar mejor conectados y empoderar a las comunidades.
El desarrollo del e-commerce también lleva a un uso eficiente de los recursos. Gestionar mejor dónde, cómo y cuándo se encuentran los pedidos sirve para reducir costos y reducir el tráfico vehicular.
“Santiago está en una muy buena posición, es líder en utilización de e-commerce e internet y al no ser una ciudad extremadamente grande no es difícil tecnologizarla. Entonces, en un período de 5 años debiésemos llegar a ser uno de los líderes mundiales a nivel de Smart Cities”, sostiene.



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