La cara de la discriminación racial: liceo intercultural convertido en retén policial


Marcelo Catrillanca, padre de Camilo Catrillanca, y el pueblo mapuche movilizado en una sola voz demandan la desmilitarización del Wallmapu y, como una acción concreta, piden el retiro del retén policial del Liceo Intercultural de Pailahueque, que fuera el aula de Alex Lemun y Camilo Catrillanca, ambos asesinados por el Estado en el marco de la lucha mapuche los sus derechos territoriales, políticos, culturales.
Un liceo transformado en retén, el asesinato de Camilo Catrillanca (Nov.2018) y de Alex Lemun (Nov, 2002), entre otros, nos llevan a recordar hechos lamentables en otras partes del mundo; me refiero a cuando en Banglaseh, el 21 de febrero de 1952, la Policía de la ciudad de Dhanka asesinó a tres estudiantes por demandar el reconocimiento y la conservación de su lengua materna llamada “Bangla”; los mártires fueron: Abul Barkat (del pueblo Babla, estudiante de Maestría en la Universidad de Dhaka), Rafiquddin Ahmed (estudiante, del pueblo Paril Baldhara del distrito Manikgonj) y Shafiur Rahman (del pueblo Kunnyogar, empleado de la sección de contabilidad de la Corte de Dhaka). La lucha de estos jóvenes fue reconocida a nivel internacional en 1999, cuando la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO, a través de la Resolución 30C/DR.35, proclama el Día Internacional de la Lengua Materna, el 21 de febrero, conmemorada en todo el mundo, incluyendo al pueblo mapuche.
El año 2016, el Estado Gobierno de Chile, encabezado por la Presidenta Michel Bachelet, mientras avanzaba en la leyes emblemáticas de la Reforma Educativa, su política de militarización contra el pueblo mapuche convirtió El Liceo Intercultural de Pailahueque, de la comuna de Ercilla, en un retén de carabineros. El Ministerio de Educación sacrificó los derechos educativos y lingüísticos de los pueblos indígenas para promover las más de 14 leyes de la Reforma Educativa, que, por cierto, poco o nada dicen de la educación intercultural bilingüe; como sí se estableció, en el primer mandato de Bachelet, con la incorporación de las lenguas indígenas en la Ley General de Educación.

El Liceo cayó en una crisis administrativa por mala gestión de su sostenedor y el Estado gobierno nada hizo para garantizar los estudios de 180 jóvenes matriculados en el establecimiento, la mayoría mapuche. Por cuanto, el establecimiento se transformo en retén policial y hoy alberga el Comando Jungla, el mismo que asesinó a Camilo Catrillanca.
Catrillanca, siendo alumno de este liceo, lideró la toma del establecimiento demandando la educación intercultural bilingüe; hay registro de su lucha y este es el sueño de los mapuche, que alguna vez los chilenos considerados no indígenas valoren, respeten los pueblos originarios, y sientan orgullo por su cultura y lengua en tanto conforma parte de la identidad de este país.
La transformación de este establecimiento en retén policial muestra la cara de la discriminación racial contra los mapuche; es la evidencia más concreta de cómo el Estado no garantiza el Derecho a la Educación a las niñas y niños mapuche. Se viola la Carta Magna, la Constitución de la República, que dice que “La educación básica y la educación media son obligatorias, debiendo el Estado financiar un sistema gratuito con tal objeto, destinado a asegurar el acceso a ellas de toda la población”.
Hoy, cuando la política educativa a nivel de la Naciones Unidas tiene un horizonte trazado hasta el 2030, conforme a la Agenda de Desarrollo Sostenible, que mediante 17 objetivos busca garantizar el desarrollo sostenible para todos, la acción del Estado chileno debiera dar un paso al costado en su afán militarizador y aplicar las leyes que permitan garantizar los derechos a los mapuche de la zona de Malleco y el Wallmapu, hacia el desarrollo sostenible con un proyecto propio para el desarrollo del Kvme Mogen, o buen vivir.
Cuánta falta hacen en el Wallmapu establecimientos educativos que formen a jóvenes para la el desarrollo sostenible de la región y del pueblo mapuche. ¿Por qué el estado gobierno debiera restarse de es cumplir este deseo, si las exigencias y mandatos internacionales así lo establecen, incluso las leyes internas del país?
Para una política que se construya con las comunidades, con ejercicios plenos de sus derechos y dignidad, ya hay otras experiencias donde aprender. No muy lejana es la experiencia de la escuela comunitaria Kom pu lof ni Kimeltuwe de Llaguepulli (Lago Budi), una escuela auto gestionada por una organización comunitaria. Se creó a partir de la movilización de profesores y de las comunidades en torno a una educación mapuche que solicitó la devolución de escuelas administradas por la iglesia católica de la zona, para impartir educación mapuche, el año 2005. Ante la negativa de la iglesia, las comunidades y el profesorado se unen para continuar las movilizaciones hasta que, un año mas tarde, el Obispo de la IX Región accede a entregar a la organización la escuela Rayenko de Llaguepulli; luego las comunidades crearían el “Consejo de educación de la comunidad”, donde participan autoridades tradicionales, dirigentes territoriales, representantes de los alumnos, profesores y administrativos, y que hoy es la instancia que dirige el establecimiento.
En la zona Huilliche hay otra experiencia, se trata se la escuela Williche Escuela de Arte y Oficio We Kimün y, más allá de Chile, hay muchas otras, entre ellas, el sistema educativo Maorí en nueva Zelanda.
Dice la Agenda de Desarrollo Sostenible que la educación es el medio más poderoso para garantizar el desarrollo sostenible, así también lo sostiene la Declaración Americana Sobre Los Derechos De Los Pueblos Indígenas (2016), instrumento que constituye una norma emergente del derecho internacional y reafirma varios derechos contenidos en la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas como es el derecho a la libre determinación. En materia educativa su importancia radica en reconocer los derechos de los niños que viven fuera de sus comunidades, por ejemplo, los niños indígenas urbanos. Reconoce el derecho a aprender la lengua de su pueblo. La declaración también habla del principio de supervivencia cultural, cuya base se funda en el colectivo y en su propia identidad; la identidad, lengua y cultura son características propias que, si no se protegen, van a desaparecer y eso es muy grave. La preservación de la cultura originaria dice relación con la necesidad de mantener esta identidad en términos lingüísticos, de ahí la gran importancia de esta Declaración que, en particular, se refiere a la protección de los derechos de las y los niños indígenas, como se indica:
Derecho a que los Estados en conjunto con los pueblos indígenas, adopten medidas para prevenir y erradicar todas las formas de violencia y discriminación (Art. 7).
Los Estados, en conjunto con los pueblos indígenas, adoptaran medidas eficaces para que las personas indígenas, en particular los niños y niñas, que viven fuera de sus comunidades puedan tener acceso a la educación en sus propias lenguas y culturas (Articulo 15, letra 4).
Con todo lo ocurrido, ha llegado el momento de que el gobierno replantee sus ideas de la educación y el desarrollo para las comunidades mapuche. La demanda concreta del retiro de la militarización de la zona le brinda una gran oportunidad para hacer justicia para y con los mapuche. Los hechos ocurridos en el Wallmapu son tan violentos y su gravedad hace que la lucha mapuche trasciende más allá de las fronteras porque se trata de una lucha por derechos humanos colectivos e individuales de un pueblo desarmado militarmente, pero con una convicción de justicia, derechos y filosofía sustentable, con los que se identifican los muchos pueblos; por ello, en la resolución del conflicto debieran intervenir las comunidades indígenas, el gobierno, y organizamos internacionales, para firmar un acuerdo de nunca más vulnerar a tantos niños, sacrificar su paz, su futuro , y sus vidas. Es el momento de actuar, nunca es tarde para reparar las injusticias cometidas, lo que si es imperativo es detener la militarización de la zona como detener el etnocidio por falta de políticas interculturales.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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