5 retos que enfrentará Jair Bolsonaro en 2019



Muchas cifras relacionadas con la economía en Brasil empeoraron desde 2016.
Es decir, Jair Bolsonaro asume la presidencia este 1 de enero y recibe un país golpeado por la pobreza y el desempleo crecientes y otros problemas sociales, según un estudio que el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) divulgó en diciembre.
La economía brasileña registró altibajos desde la última investigación del IBGE, en 2014: bajo crecimiento, desaceleración y recesión, hasta recuperarse lentamente en 2017.
En consecuencia, el mercado laboral sufrió recortes de empleos, aumentó la informalidad y cayó el ingreso de independientes y asalariados.
El estudio publicado en 2018 (con datos recogidos hasta 2017) subraya también las desigualdades socioeconómicas entre personas de diferentes colores o razas, desfavorables para los negros.
Aquí te explicamos los indicadores problemáticos de los que Bolsonaro deberá encargarse durante los próximos cuatro años.
1. Desempleo creciente en todo el territorio
Desde la investigación de 2014 hasta la actualidad, el mercado de trabajo brasileño registró una gran reducción de vacantes, de la jornada laboral (a menos de 40 horas semanales), aumento de la informalidad y aumento de la desigualdad de ingresos.
La tasa de desocupación, que era del 6,9% en 2014, aumentó a 12,5% en 2017. Es decir, en este período, 6,2 millones de personas quedaron desempleadas.
Los jóvenes sufrieron más. En las personas de entre 14 y 29 años de edad, la desocupación pasó del 13% al 22,6% en 2017.
A partir de 2016, creció la informalidad: dos de cada cinco trabajadores no tenían un contrato firmado en 2017, lo que implica que los informales aumentaron en 1,2 millones desde 2014.
Para Thiago Xavier, economista y responsable de monitoreo de la actividad económica en Tendencias Consultoría, la recuperación del mercado de trabajo depende principalmente de la reanudación del crecimiento del país.
2. Niños y adolescentes en la pobreza
Entre 2016 y 2017, el número de pobres aumentó de 52,8 millones (25,7% de la población) a 54,8 millones (26,5%), de acuerdo al IBGE.
La franja más vulnerable la conforman los domicilios comandados por mujeres negras sin cónyuge y con hijos de hasta 14 años. El 64,4% de ese grupo vive en la pobreza.
El porcentaje de niños y adolescentes pobres pasó del 42,9% al 43,4%.
Desde 2016, otros 2 millones de personas cayeron en la pobreza extrema, con ingresos aproximados de US$35 por mes.
En consecuencia, el porcentaje de gente en esta situación subió de 6,6% al 7,4%, o, en números absolutos, de 13.5 millones a 15.2 millones de personas.
Según los datos más recientes, la renta del 10% de brasileños con mayores ingresos del país es 3,5 veces mayor que el total recibido por el 40% con menos ingresos.
3. Viviendas inadecuadas
La encuesta del IBGE muestra que 27 millones de personas, o el 13% de la población, viven en casas con al menos una de las cuatro inadecuaciones que consideró el estudio: hacinamiento (más de tres habitantes por dormitorio), alquiler excesivo (cuando supera el 30% del ingreso domiciliar), ausencia de baño de uso exclusivo del domicilio y paredes externas construidas con materiales perecederos.
Más de un tercio de la población no tiene al menos uno de los tres servicios de saneamiento básico analizados: desagüe sanitario, abastecimiento de agua y recolección directa o indirecta de basura.
Todos los indicadores son mayores en los negros, en comparación con los blancos.
El 43,4% de las personas negras, por ejemplo, no tiene acceso a la red de alcantarillado o de drenaje de lluvias. El número cae al 26,6% en las personas blancas.
4. Niños de 4 y 5 años fuera de la escuela
El porcentaje de niños de 4 y 5 años que van a la escuela o guardería pasó del 90,2%, en 2016, al 91,7%, en 2017.
Pese al aumento, el estudio dice que “ninguna de las grandes regiones (de Brasil) alcanzó la meta de la universalización” del acceso a la educación preescolar.
El Plan Nacional de Educación de 2014 aspiraba a que el 100% de los niños de 4 y 5 años accedieran a este nivel de enseñanza.
La asistencia a la escuela o guardería a esas edades es obligatoria desde 2016.
El acceso de negros a las escuelas o guarderías también es menor que el de los niños blancos.
5. Desigualdad entre alumnos de escuelas particulares y públicas
El estudio mostró una profunda desigualdad en el acceso a la enseñanza superior.
Solo el 35,9% de las personas que acabaron la enseñanza media en el sistema público ingresó a la enseñanza superior, frente al 79,2% de los que estudiaron en escuelas privadas.
En 2017, poco más de la mitad de las personas blancas (51,5%) con enseñanza media cursaron la enseñanza superior.
Este número cae al 33,4% cuando el análisis se centra en los negros en las mismas condiciones.
En total, en 2017, el 43,2% de la población con educación media completa entró en la enseñanza superior.
* Artículo escrito con base en el artículo original en portugués de Matheus Magenta y Juliana Gragnani. Puedes leerlo aquí.
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