Los ataques homofóbicos por parte de hinchas y directivos han hecho que varias personas no alcancen el sueño de saltar a la cancha.
Por:
Mónica Mojón Lugo
04 de Enero 2019 · 16:54 hs
El sueño de ser un jugador profesional es algo que cargan la mayoría de los niños brasileños, un lugar en donde el fútbol se respira de manera religiosa. Sin embargo, Brasil es uno de los países más homofóbicos, un perjuicio que se refleja en el balompié y que forma una barrera para la mayoría. Entre ellos está la historia de Douglas Braga.Douglas Braga estuvo cerca de cumplir su sueño en el mundo del fútbol cuando fue descubierto por un caza talentos del Madureira. A los 18 años fichó por Botafogo, un equipo de gran historia con el que podría dar el salto en su carrera, ahí empezaron a complicarse las cosas: “Comencé a descubrir mi sexualidad”.A medida que su carrera avanzaba, Douglas Braga se dio cuenta que no podía continuar y ser abiertamente homosexual: “Fue una decisión entre ser tú mismo o ser futbolista. Simplemente no era posible ser los dos”. Su historia refleja una dura realidad de un país profundamente homofóbico en donde no ha aparecido un jugador al máximo nivel declarado gay. Para las grandes peñas, como la de Palmeiras, el fútbol es un “juego de machos” y son ellos los primeros en atacar a jugadores homosexuales. Los directivos de grandes clubes también siguen los ideales en contra de futbolistas gay, creando un ambiente hostil contra el que luchan personas como Douglas Braga.Quince años después de abandonar el fútbol Braga tuvo una nueva oportunidad en el BeesCats, equipo de la LiGay: “Está hecha para que podamos jugar”. El crecimiento de la liga es notable gracias a la tercera edición de la Champions LiGay en Sao Paulo, una manera que podría acabar con la homofobia en el fútbol brasileño.
