Adultos mayores de 70 años, indígenas, niños y adultos con discapacidad, madres solteras, jóvenes sin empleo. Muchos de ellos, con varias de esas características juntas acudieron este jueves a los municipios Huauchinango, Puebla, y Tulancingo, Hidalgo, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó los programas de su política de Bienestar con la esperanza de obtener algún apoyo que mejore en algo su precaria situación.
A un lado del templete en el que Obrador pronunció su discurso y entregó algunos apoyos simbólicos, en ambos eventos había varios puestos con agua, vacunas y una mesa de atención, a cuyo alrededor se remolinaron los potenciales beneficiarios de las becas y pensiones prometidas por el mandatario. Ninguno lo obtuvo en ese momento porque apenas se trata del registro, pero todos querían anotarse.
Mujeres y hombres indígenas, con zapatos de plástico y sombrero de palma, ellas cubriéndose el frío con un rebozo, todos en una visible edad de retiro, fueron a pedir lo que apenas llegará a un ingreso de supervivencia. Niños con síndrome de Down, alguno con parálisis cerebral y su madre llevándolo en una silla de ruedas. Hombres en edad productiva que no pueden caminar. Jóvenes que no superan los 20 años pero ya dejaron la escuela y esperan un bebé. Todos se formaron en una fila para ser ingresados a una lista de millones de esperanzados en un ingreso mínimo que les permita ocuparse de algo más que la comida de cada día.
También acudió al encuentro un grupo de mujeres que portaban playeras con la leyenda “Estancias infantiles”, para pedir al presidente que promueva la liberación de recursos para estos centros de cuidado para hijos de trabajadoras informales. Las encargadas de las estancias afirmaron que ya recibieron los recursos de diciembre, pero los de este año no pueden ser liberados mientras no sean publicadas las reglas de operación del Programa de Estancias Infantiles, que sufrió un recorte presupuestal.
Con la beca para jóvenes que no estudian ni trabajan, Guillermina espera poder regresar a la escuela cuando nazca su bebé. “Para superarme, aprender algo para no quedarme solo así”, argumentó la mujer de 20 años que portaba una etiqueta adherida en la sudadera, con la leyenda “beneficiaria”.
La señora María Solano, de 80 años, se quedó sentada en su silla junto a sus compañeras, aunque el evento ya había concluido. No sabía a quién acercarse para pedir su Pensión para Adultos Mayores, que duplicará su actual apoyo de 1,275 pesos bimestrales.
Agotada de lavar ropa de sus nietos para que su hija le dé a cambio 300-400 pesos en compensación por ayudarle, María esperaba el programa de Obrador para poder comprar productos y montar una tiendita en un pequeño terreno que tiene inutilizado.
“Ojalá” también le pudieran dar ayuda a dos de sus nueve hijos: uno que no puede trabajar por una lesión en la columna, y otro que no ve bien con un ojo, dañado por esquirlas de vidrio.
El presidente, así como la secretaria del Bienestar (María Luisa Albores), han calculado que si en una misma familia hay varios beneficiarios de sus programas sociales, pueden conseguir un ingreso mensual de hasta ocho mil pesos.
Este ingreso podría parecer suficiente para una canasta básica rural (mil 113 pesos) excepto porque los beneficiarios son personas de por lo menos 68 años cuya salud ya es más frágil; personas que consumen medicamentos costosos -como el hijo de María Solano, que gasta 700 pesos en cada frasco de gotas para su ojo-; y varios de ellos requieren cuidados permanentes que obligan a otro miembro de la familia a permanecer a su lado, sin posibilidad de trabajar fuera de casa.
Sin embargo, ellos dijeron en el evento que estos reducidos montos son mejor que nada. Por ello acudieron en masa, se formaron y esperaron bajo el intenso rayo solar a ser ingresados en las listas de apoyos.
Los ‘servidores de la Nación’, el ejército de voluntarios reclutados por el equipo de Transición de López Obrador para realizar el Censo de Bienestar, siguen haciendo labores ya con el gobierno en funciones. Una de ellas es la logística de estos eventos y el registro, en la Mesa de atención, de todas las personas que como un alud, llegaron a solicitar el programa del que son beneficiarios.
López Obrador visitó Huauchinango (Puebla) y Tulancingo (Hidalgo) como parte de la gira que lleva a cabo desde esta semana para promover sus programas sociales entre potenciales beneficiarios en esos municipios, que forman parte de los 91 definidos como objetivo de combate al robo de combustible (huachicol).
En esa ruta, aseguró el presidente, entregará un millón 688 mil 477 apoyos en una primera etapa, con una inversión de tres mil 857 millones de pesos.
En Huauchinango y Tulancingo, demasiadas necesidades para cuatro programas sociales
January 25, 2019 |
