Directora de documental de Lemebel: “Yo lo homologaría a Violeta Parra, a Víctor Jara, a una Yoko Ono, a un David Bowie”


Doce años le tomó a la cineasta Joana Reposi (Santiago, 1971) la filmación del documental “Lemebel”, que tendrá su estreno mundial en la 69. versión del festival de cine de Berlín, que se realizará del 7 al 17 de febrero.
“Es un retrato plástico, biográfico, íntimo, poético, como un ensayo fílmico, de la obra visual, perfomática y plástica de Pedro Lemebel”, expresa la directora.
“Es una conversación íntima en su casa, en lugares muy emblemáticos de Pedro, donde en conversación conmigo va narrando su vida, desde su infancia, adolescencia, lo que a él le movía, lo que hay detrás de la performance, lo que quiso decir su lucha política. También hablamos de amor y desamor. Es una gran conversación y reflexión con Pedro acerca de su obra visual”.
Reposi además destaca la Berlinale como uno de los festivales más importantes del mundo y es “el mejor lugar donde podíamos estrenar”.
“Estamos muy felices, muy orgullosos, muy honrados de estar ahí, y que se conozca la historia de Pedre Lemebel y nuestro Chile ante una audiencia internacional”.
Larga amistad
Reposi conoció a Pedro Lemebel en el 2001, cuando hizo un video sobre “Manifiesto”, uno de los textos más emblemáticos del escritor y perfomer (1952-2015). En aquel momento lo visitó en la radio Tierra y trabaron amistad.
En aquel momento “lo entrevisté, le saqué diapositivas e hice un video que luego salió al aire y le gustó mucho. De ahí surgió una amistad y un respeto por nuestro trabajo, de él hacia mí y de mí hacia él”. Y en 2007, Reposi le propuso hacer un documental a un personaje que era, en sus palabras, “particularmente político y artista”.
En aquel momento, Lemebel era más conocido por su obra literaria, especialmente a partir del éxito de “Tengo miedo torero” (2001), una novela que fue publicada por Seix Barral y también Anagrama.
Sin embargo, Reposi quería rescatar su obra como artista visual y perfomático. Este último género Lemebel lo comenzó en los 80, pero practicó hasta meses antes de morir.
Aspecto poco conocido
“A mí me interesaba mucho su literatura, su forma de ser, con el artista que era. Me interesaba mucho hacer una biografía, pero desde la performance”, explica.
“Era algo de lo que se hablaba mucho, pero que pocos habían visto. Tenía que ver con las Yeguas del Apocalipsis, con acciones súper fugaces, que si no estuviste ahí, te la perdiste. Pedro fue súper hábil en términos de tener amigos fotógrafos y videístas que estuvieron filmando y grabando, no todas las performance, pero sí muchas de ellas. Por lo tanto, existe algún registro de eso, y esas son las obras que hoy están en el MOMA de Nueva York, el Reina Sofía, etc.”.
Surgió entonces entre Lemebel y Reposi un trabajo colaborativo “para poder hacer esta película en el living de su casa. Yo lo grabé en distintos momentos, durante ocho años, hasta 2015, cuando muere de un cáncer. Nos juntamos de manera intermitente para pensar hacer esta película, donde él me fue mostrando poco a poco su archivo visual, sus performance, sus fotografías de niño, y fuimos conversando en relación a su obra performática”.
“Él tenía muchas ganas de hacer este documental y confió en esta producción”, subraya. “Me mostró momentos preciados de su vida, de su historia personal y su obra performática. Fuimos a su casa de infancia en Departamental, trabajamos juntos algunas intervenciones visuales plásticas en la calle, en su blog. Lamentablemente no pudo ver la película terminada, pero sí estuvo en las ganas de hacer esta película, de dejar un registro, de trascender, de que se conociera su obra”.
Montaje
A pesar de los años de trabajo y la cantidad de material, a Reposi el montaje le resultó relativamente sencillo, porque “tenía claro lo que quería contar”.
“Tenía claro que la única voz que me interesaba era la de Pedro, que quería que los materiales hablaran por sí mismos. No quería una ‘sobre explicación’ de los materiales, y me interesaba mucho la intervención plástica para poder jugar y trabajar audiovisualmente con esos materiales”.
Los nueve meses de trabajo en el montaje los realizó con Titi Viera-Gallo, cuya labor también resalta.
“Fue difícil seleccionar, porque había mucho material bueno. La elección de lo que está en la película tiene que ver con las intervenciones y conversaciones con Pedro, con sus propias reflexiones, y con pequeños chispazos de algunos amigos, personas y familiares de distintos momentos de su vida para poner algunos momentos en contexto”.
Falta de reconocimiento
Reposi además cree que Lemebel no ha sido suficientemente reconocido en nuestro país.
“Creo que fue uno de los artistas contemporáneos más importantes de nuestro país. Yo lo homologaría a la Violeta Parra, a Víctor Jara, a una Yoko Ono, a un David Bowie. Creo que es muy completo. No sólo era un gran escritor, era un rock star, un gran performer. Creo que existe una deuda con él en Chile, no se le ha dado la importancia que tiene. Al menos en vida no se le entregaron todos los premios que merecía. Tuvo el Premio José Donoso, pero no se le dio el Nacional de Literatura, siendo que es uno de los grandes artistas de nuestro país”, dice.
“Se extraña su lucidez y forma de mirar el Chile de hoy. Creo que la lucha que batalló hasta el final de sus días, por la homosexualidad, por los derechos humanos, por las minorías, por el feminismo, por aquellos marginados en la sociedad que no tienen voz, está más presente que nunca”, sobre todo en un momento en que muchos derechos ganados son desafiados por una ola ultraconservadora en todo el mundo, con ejemplos como José Antonio Kast en Chile o Jair Bolsonaro en Brasil.
 



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