Gobierno quiere eliminar basureros y crear bancos de materiales



La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) anunció que la nueva estrategia del gobierno federal para el manejo de la basura a nivel nacional contempla la desaparición de todos los basureros y rellenos sanitarios del país, para su transformación en “bancos de materiales”, “bancos de alimentos”, “plantas de composta” y plantas para “generación de energía”, a partir de inversiones privadas.
Tal como destaca el documento denominado “Visión Nacional Cero Residuos”, publicado por la Semarnat el pasado 1 de febrero, México genera en la actualidad 44 millones de toneladas de basura al año, que en una década pasarán a 65 millones, lo que vuelve necesario, se señaló, modificar el modelo “lineal” en el manejo de los desechos, en el que la basura va del bote al tiradero, y migrar hacia un modelo de “economía circular”, en el que todos los desperdicios sean reaprovechados de alguna manera, y no simplemente enterrados o acumulados a cielo abierto.
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Para financiar la conversión de basureros, señala el plan anunciado por Semarnat, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador promoverá “la participación amplia del sector privado” en las inversiones requeridas, especialmente en la adquisición de tecnología especializada como pueden ser “biodigestores, quemadores de biomasa y de otros residuos, así como de recuperación de gases de metano”.
El escenario actual, reconoce el documento, es adverso, ya que en México el servicio de recolección y disposición de basura sólo cubre a 80% de la población en localidades con 10 mil habitantes o más, pero en las localidades con menos de 10 mil personas, la cobertura es apenas del 23%.
La “menor cobertura” en manejo de residuos, se destaca, se padece en Veracruz, Guerrero, Oaxaca y Chiapas, pero el problema no es exclusivo de la región sur de México, ya que a lo largo de todo el país existen “143 municipios que no cuentan con servicio alguno”.
Negocio sustentable
A pesar de que México cuenta con un marco regulatorio que pretendía manejar de forma “integral” la basura en el país, así como prevenir su generación, las nuevas autoridades federales subrayaron que “este enfoque tradicional” aplicado por gobiernos anteriores “no se ha visto reflejado en la minimización de los residuos, o en la disposición adecuada de ellos”.
La Semarnat reconoció que el manejo de residuos en México se ha caracterizado por “la falta de presupuesto e infraestructura adecuados y disponibles”, “la falta de reglas claras”, así como por un “ineficiente manejo de los recursos” a cargo de las autoridades responsables.
A eso, señaló la dependencia federal, se suma una deficiencia más: la falta de “incentivos de mercado” que permitan a los “agentes privados” valorizar dichos residuos, y aprovecharlos no sólo para generar beneficios económicos, sino para impedir la acumulación incontrolada de basura a nivel nacional y sus efectos nocivos en la salud pública, y en el medio ambiente.
Del total de basura generada en el país, informó la Semarnat, en la actualidad sólo se “recicla o valoriza” el 5%, mientras que el 95% restante termina enterrada en 238 rellenos sanitarios, y en 1,643 tiraderos a cielo abierto (aunque estas cifras pueden ser conservadoras, ya que no incluyen tiraderos clandestinos o no registrados).
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Además, tanto en los tiraderos a cielo abierto como en los rellenos sanitarios del país, reconoció la autoridad federal, “la operación es inadecuada y representa un riesgo”, a grado tal que, al menos 277 de estos puntos de disposición final de residuos están considerados como zonas de alta contaminación, que requieren ser sometidos a procesos de remediación ambiental, encareciendo aún más las consecuencias del mal manejo.
La nueva política pública para el manejo de residuos, señala el documento divulgado por Semarnat, se basa en el mismo principio postulado por gobiernos anteriores: que debe priorizarse la prevención y la minimización de residuos, antes que su disposición final.
Sin embargo, se destacó, existen elementos que se deben “corregir”: por un lado, “aumentar la capacidad de valorización” de la basura y “fomentar el reciclaje”, todo esto “bajo un modelo de negocio sustentable”, y por el otro erradicar “la mala disposición” final de residuos, y “establecer un órgano de inspección y vigilancia efectivo”.
El modelo de negocio que se promoverá, se destacó, no sólo contempla fomentar la inversión privada en el sector, sino también la conformación de cooperativas de recolección de residuos en localidades con menos de 10 mil habitantes, para atender la grave problemática de falta de cobertura en estos puntos de México.
El plan, detalló Semarnat, es “dar capacitación y servicio a poblaciones aisladas y con pocos habitantes” mediante la “formación de cooperativas y grupos de trabajo, para colaborar en la recolección, acopio y manejo de residuos”, lo que permitirá, además, “establecer la separación de residuos desde el origen” para el aprovechamiento de materias primas, o la remanufactura de productos reusables.
Esto, además, permitirá “dignificar a los pepenadores” y “fortalecer la recolección segregada por tipo de residuo y material, a fin de prevenir y minimizar los impactos a la salud y al medio ambiente”.
La meta de este plan, señaló la dependencia federal, no sólo es generar empleo formal y ampliar la cobertura, sino reducir la contaminación y la proliferación de enfermedades.
Cero residuos
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales informó que la nueva “política nacional para el manejo sustentable de residuos” contempla como primer paso la elaboración de un diagnóstico de la situación actual del país, en cuanto a marco normativo, infraestructura y capacidad real para el manejo de la basura.
En este diagnóstico, señaló la dependencia federal, ya se trabaja en colaboración con el Banco Interamericano de Desarrollo, y con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático.
Entre otras cosas, ese diagnóstico permitirá identificar los puntos de disposición final que ya representan un riesgo para el medio ambiente y la salud de la población, información que será empleada para realizar el segundo paso del plan gubernamental: la clausura de todos esos sitios, “por principio precautorio”, para su saneamiento.
La tercera fase del programa anunciado contempla promover “la participación amplia del sector privado, para que invierta en tecnología de tratamiento de residuos”, para lo cual, se brindará “asistencia técnica y financiera” a grupos privados, y a “cualquier organización civil”, interesados en crear “un organismo operador”.
Cabe destacar que aunque se anuncia que habrá asistencia “financiera” no sólo para grupos empresariales, sino también para grupos civiles preocupados por atender la problemática, se aclara que los interesados “deberán mostrar solvencia y sostenibilidad” para poder lograr la “adjudicación” de dicha asistencia financiera.
En México, se destacó, la mitad de la basura que se genera es orgánica, y la otra mitad no orgánica.
En cuando a la basura no orgánica la idea, se subrayó, es aprovechar los “varios esquemas de recolección y reciclaje que han impulsado la sociedad civil y sectores industriales específicos”, tales como el reaprovechamiento de “envases de plástico, papel, cartón y residuos electrónicos”, iniciativas que “serán fortalecidas y complementadas, con un servicio que haga más eficiente la gestión” de los residuos sólidos.
El objetivo final, señala el documento de Semarnat, es “transformar los tiraderos tradicionales en bancos de materiales”, que “estarán abiertos al público en general, para la adquisición de refacciones, materiales y sustancias que puedan servir como segundo uso, o materias primas recicladas”.
La idea es que estos bancos de materiales, además, puedan establecer alianzas con comerciantes de productos de segunda mano, así como con empresas recicladoras y o dedicadas a la remanufactura, para potenciar el mercado y la valorización de los residuos no orgánicos.
Por otra parte, se busca desarrollar las capacidades para aprovechar el restante 50% de la basura, correspondiente a desperdicios orgánicos, empezando por una medida drástica: prohibir la disposición final de residuos biodegradables en puntos de disposición final.
El objetivo de esta medida es obligar a que los residuos biodegradables sean aprovechados.
Una de las posibilidades de aprovechamiento, se señaló, es mediante el establecimiento de “bancos de alimentos” que recuperen los productos perecederos antes de que sean desechados, para poder distribuirlos entre población necesitada.
Además, el plan anunciado por Semarnat prevé que los desechos orgánicos que no puedan ser aprovechados antes de su desechamiento, sean trasladados a “plantas de compostaje”, y aquellos “no compostables” serán procesados en “plantas generadoras de energía”.
Para ello, se aclaró, se impulsarán proyectos de ingeniería para la recuperación de gases, mediante la “asistencia financiera y técnica de cooperantes internacionales”.
El documento de Semarnat, sin embargo, no especifica cuáles serán concretamente los incentivos que se otorgarán tanto a pepenadores, como a organizaciones de la sociedad civil y a inversionistas privados, para sumarse a esta política.
El único incentivo que el plan de Semarnat adelanta es el otorgamiento de una seña distintiva para aquellos que participen, el “sello de Economía Circular”, con el cual “se reconocerá a las empresas que reflejen un modelo de éxito”.
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