Que nadie se equivoque: María Inés podría dirigir Morena



Hoy por hoy, y durante los próximos meses, un solo mando existe en el partido Morena Sinaloa: el de Tomás Aguayo Acosta, delegado de Finanzas del Comité Ejecutivo Estatal de ese partido en la entidad.Los estatutos morenistas establecen que, a falta de la máxima autoridad que es el delegado estatal, quien ocupa la dirigencia es el tesorero, hasta en tanto no se celebren elecciones internas. La fecha límite para llevar a cabo el proceso para elegir al próximo delegado es en noviembre de este año, pero se espera que se adelante a septiembre; tal vez, incluso, a julio. Todo dependerá de que la división reinante entre los diversos grupos de militantes que se disputan el liderazgo se atenúe o, mejor aún, quede resuelta. Si bien el arte de la negociación política no ha caracterizado nunca a la gente de izquierda, nada puede descartarse.La dirigencia estatal de Morena en Sinaloa se encuentra acéfala desde inicios de enero, cuando el delegado estatal Raúl Elenes Angulo renunció para ocupar su actual cargo como comisionado nacional de Acuacultura y Pesca, por designación directa del presidente Andrés Manuel López Obrador.El apresurado acto de la diputada federal Merary Villegas (en noviembre, cuando Elenes aún no abandonaba la silla) desató los demonios en el morenismo sinaloense, con expresiones de condena hacia quien es acusada de numerosos actos de nepotismo. Fue ella misma quien aseguró que su intentona pretendía poner un dique a las supuestas intenciones de grupos internos para colocar en la dirigencia a Gerardo Vargas Landeros o a Roberto «Güero» Cruz.El resultado del desplante de Merary, lejos de abonar en su favor, dio lugar al surgimiento de otros grupos dispuestos a pelear el liderazgo partidista.Hasta hoy, ni Vargas ni Cruz han dicho «esta boca es mía» respecto al tema. Por otra parte, el proselitismo de Merary se ha desdibujado, al igual que el del prospecto del senador Rubén Rocha, su ahijado político Juan de Dios Gámez.En contraparte, ha surgido tímidamente otro aspirante, al parecer afín a Merary: Ricardo Arnulfo Mendoza Sauceda, quien fuera candidato a alcalde de Culiacán en 2016, con resultados estrepitosos.La única figura que se afianza día con día en pos de la dirigencia de este partido en Sinaloa, fruto de una estrategia tan cautelosa como inteligente, es María Inés Pérez Corral, cuya fortaleza radica en el apoyo que le brinda el morenismo de tierra, la gente de a pie, aquellos que, como ella misma, lejos de haberse enriquecido con su cercanía al poder, continúan viviendo en la modestia.Paso a paso, María Inés se ha ganado también la simpatía de las figuras del poder. La coordinadora de los diputados federales sinaloenses, Yadira Marcos, le brinda públicamente su apoyo, al igual que diputados locales como Pedro Lobo y Marco Antonio Zazueta. Ya logró acercarse al senador Rubén Rocha y hasta a la lideresa nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, para exponerles su proyecto. También se acercó al presidente Andrés Manuel López Obrador durante su reciente visita a Sinaloa.Todo lo anterior, sin alejarse jamás de lo más importante, que son las bases. María Inés lleva a cabo con frecuencia reuniones en los diversos municipios del estado, y la afluencia de simpatizantes resulta cada vez mayor. Las fotos de los actos que presidió el 12 y el 15 de enero en Los Mochis, El Fuerte y El Carrizo resultan elocuentes.Cabe aclarar que, si bien María Inés ha optado por las calles, las rancherías y el contacto con quienes menos tienen como trinchera y forma de lucha, no es ninguna improvisada en materia de liderazgo partidista: fue la dirigente municipal de Morena Culiacán en 2015.De manera, pues, que no se equivoquen: María Inés abona día con día el camino que la puede llevar a ser la gran sorpresa política del 2019. Al tiempo.



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