translated from Spanish: Recortes afectan labor de conservación del patrimonio cultural

Los terremotos de septiembre de 2017 no sólo cobraron vidas humanas y derrumbaron edificios: también dejaron numerosos daños al patrimonio cultural, principalmente en inmuebles y esculturas. Para reparar adecuadamente estos daños, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) cuenta con personal especializado que hoy, sin embargo, corre el riesgo de ser despedido.
El nuevo gobierno federal a cargo de Andrés Manuel López Obrador decidió recortar los recursos destinados al sector cultural en su Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2019, así como el gasto en la administración pública, como parte de su política de austeridad gubernamental. Con esta bandera, inició un proceso de eliminación de plazas presuntamente innecesarias, con lo que cientos de burócratas se han quedado sin empleo.
Este recorte ha alcanzado también a los profesionistas del INAH, que están padeciendo lo que consideran un “despido a destajo”: el cese masivo de los contratos de cientos de trabajadores eventuales sin una revisión de sus funciones, aunque estas son indispensables no sólo para la restauración después de los sismos, sino para la conservación del patrimonio.
“Nos dijeron que habrá un despido de 20%, y que después se va a poner más difícil. Este recorte sí afecta sustancialmente las actividades del Instituto”, denunciaron trabajadoras de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, entrevistadas por Animal Político.
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Si bien las labores de rescate y conservación también son realizadas por el personal de base del Instituto, este es insuficiente por el tipo y la cantidad de trabajo, explicó Juan Manuel Hernández, secretario general del Sindicato Nacional Democrático de Trabajadores de la Secretaría de Cultura, dependencia a la que pertenece el INAH.
Los terremotos dañaron más de dos mil 300 monumentos arqueológicos y a la fecha sólo han sido restaurados 700, puntualizó Hernández. Para el resto, dijo, se requiere a corto, mediano y largo plazo un proyecto de mantenimiento, que no será posible sin los trabajadores eventuales que están en riesgo de perder su empleo.
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El presupuesto 2019 que la Secretaría de Hacienda asignó a los trabajadores eventuales del INAH es de 53 millones 31 mil 439 pesos, 10 millones menos que en 2018, cuando se les asignaron 63 millones 118 mil 951 pesos. Y de acuerdo con el secretario general del sindicato, en todo el Instituto sólo 40% de los 10 mil trabajadores son de base: el resto está compuesto de eventuales, personal de confianza y otras modalidades de contratación, como el capítulo 3000 del Presupuesto federal, relativo a Servicios.
De acuerdo con las trabajadoras –que solicitaron el anonimato- tan solo en la Coordinación el 65% de los 222 empleados son eventuales o están contratados bajo el capítulo 3000. “Si no contamos con el apoyo de los compañeros eventuales y de capítulo 3000, sería imposible realizar todas las tareas que hacemos a nivel nacional”, sentenció una restauradora que sí cuenta con base.
Los que están contratados bajo la modalidad de Capítulo 3000 también sufrieron un recorte en el PEF 2019: se les asignaron 38 millones 383 mil 418 pesos, cuatro millones menos que su presupuesto 2018, que fue de 42 millones 756 mil 815 pesos. Con la decisión del presidente López Obrador de recortar las plazas no basificadas, están en riesgo de despido mil 700 trabajadores que están bajo el capítulo 3000, así como maestros de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) que tampoco han recibido contrato ni pago por lo que han trabajado durante el presente año, puntualizó el secretario general del sindicato.
“Estamos en la incertidumbre porque acaban de dar contratos de dos meses que terminan en febrero, en marzo quién sabe qué va a pasar. Además se pidió también por Hacienda que el capítulo 3000 desapareciera”, relató una de las restauradoras. A principios de febrero sus empleadores directos pidieron a 17 de los trabajadores por capítulo 3000 que ya no se presentaran porque no habría contratos; unos días después los llamaron de nuevo y le dieron contratos anuales a algunos, pero no a todos, agregó una de las 17 afectadas iniciales. “Todo es incierto, nadie sabe qué va a pasar”, dijo a este medio.

El recorte no sólo afecta al INAH sino en general a la Secretaría de Cultura, a la que el Instituto pertenece desde finales de 2015. El presupuesto 2018 para trabajadores eventuales de la Secretaría fue de 178.1 millones de pesos y para 2019 se redujo a 149.7 millones.
Animal Político solicitó a la secretaría de Cultura una postura respecto a la situación de los trabajadores eventuales, pero no obtuvo respuesta.
Su labor
La Coordinación de Conservación y la Escuela Nacional han trabajado en varios proyectos de recuperación importantes: en 2018 diagnosticaron un sitio con huellas de dinosaurio en Puebla; han realizado trabajos de conservación a la escultura del Niñopa y a las osamentas de los hermanos Aquiles, Máximo y Carmen Serdán, considerados los primeros mártires de la Revolución Mexicana; restauraron las pinturas del retablo mayor del Templo de San Juan Bautista en Coixtlahuaca, Oaxaca; así como el célebre monumento de El Caballito de Tolsá, dañado en 2013 por una intervención inadecuada.
Entre las recuperaciones del patrimonio cultural que han logrado tras los terremotos de 2017, una de las más importantes es la del Santiago de Izúcar de Matamoros, una escultura monumental de pasta de caña que quedó prensada al caer la cúpula de la iglesia del mismo nombre. “Es el santo patrono de la comunidad de Izúcar, era su pieza más importante y atraía turismo por el culto que le rinden”, explicó una restauradora.
Las trabajadoras del INAH detallaron los trabajos que llevaron a cabo tras los sismos en la Ciudad de México, Hidalgo, Puebla, Morelos, Oaxaca, Chiapas, Tlaxcala y Guerrero, donde hay centros INAH pero el personal es tan escaso que se vieron rebasados por la emergencia, y solicitaron ayuda de la Coordinación de Conservación, que contaba con el personal eventual para cubrirlos.
El riesgo
Justamente el Caballito de Tolsá es un ejemplo de la necesidad de que la restauración y conservación sea hecha por profesionales, subrayan las trabajadoras del INAH. “No sé si tienes en la memoria ejemplos como lo que le pasó al Ecce Homo, o al Caballito. Es el daño que se le puede producir al patrimonio si lo hace alguien que no tenga conocimientos”, dijeron respecto a la posibilidad de que sean despedidos todos los trabajadores eventuales y no haya personal suficiente para realizar esos trabajos especializados.
Si el INAH conservara solamente a los trabajadores de base, como plantea el gobierno federal, la insuficiencia de recursos humanos dejaría sin custodia a las zonas arqueológicas y muchas tendrían que cerrar, pues no deben estar abiertas al público sin vigilancia, explicaron.
Si la Secretaría resuelve la restauración por los daños de los sismos con subcontratación de empresas, la Coordinación de Conservación no contaría con suficiente personal para supervisar las obras y, en caso de intervenciones inadecuadas, podría derivar en más daños.
“Toda la gente que ha estado trabajando en restauración por los sismos ya tiene una experiencia de qué ha pasado y cómo articular lo que sigue, si los despiden y vuelven a contratar de cero, no vamos a cumplir ni siquiera la promesa de concluir esto para 2020. Se va a alargar como pasó en el 85”, dijo la restauradora en referencia a los daños ocasionados por el terremoto de 1985 que nunca fueron subsanados.
De hecho, según las expertas, muchos de los colapsos ocurridos durante los terremotos del 7 y el 19 de septiembre de 2017 se debieron a intervenciones previas realizadas por personal que, en lugar de restauración integral, hacía reparaciones con materiales que no eran adecuados para soportar el peso, como el cemento.
Las restauradoras aseguran que el titular de la Unidad de Administración y Finanzas de la Secretaría de Cultura, Omar Monroy explicó a los trabajadores que se iban a suspender los contratos de capítulo 3000 de asesores; personal con altos salarios o con duplicidad de funciones identificada. Sin embargo, la restauradora basificada mostró a este medio un tabulador de los salarios de trabajadores de la Coordinación y la Escuela, en el que ninguno supera los 16 mil pesos.
Además, dijeron, el tabulador está hecho para dependencias administrativas y no reconoce los trabajos específicos que cada uno realiza: muchos restauradores aparecen como “analistas”, lo que los pone en grave riesgo de perder su empleo si se determina que son “demasiados analistas” para esa dependencia.
“Están quitando el capítulo 3000 a destajo, sea quien sea. Las nuevas autoridades entran en función sin conocer realmente qué hacemos ni cómo funcionan los institutos, nos juzgan a partir de una hoja donde viene un listado de puestos”, denunciaron las trabajadoras.
En la secretaría de Cultura existen 17 sindicatos, entre los cuales el mayoritario es el Sindicato Nacional Democrático de Trabajadores, con seis mil agremiados. Su secretario general asegura que aunque sólo afilian a empleados de base, también apoyan a los eventuales y los contratados por capítulo 3000, y están en contra del despido masivo de esos grupos.
Juan Manuel Hernández recordó que cuando fue creada la secretaría de Cultura, se publicó un decreto cuyos artículos tercer y cuarto transitorios establecen el respeto a los derechos y prestaciones de los trabajadores que se incorporaron a la nueva secretaría, provenientes de otras instancias, en este caso la secretaría de Educación Pública (SEP) a la que pertenecía el INAH. “En este momento esos derechos se están violentando por cuestiones presupuestales”, advirtió el líder sindical.

“Lo que estamos planteando nosotros es que no haya ningún despido y que se haga un diagnóstico de todos los compañeros para que podamos ver dónde se requieren y dónde no. No puede ser que más de mil 700 sean despedidos, sus funciones son sustantivas para el propio Instituto”, indicó Hernández, y agregó que el total de los trabajadores de la Secretaría cuyos empleos corren riesgo son alrededor de tres mil.
Años de irregularidades
Las trabajadoras y el líder sindical entrevistados explicaron que los conflictos laborales al interior del INAH no son nuevos: sólo llegaron a su punto más grave con los recortes anunciados en la presente administración. Retrasos en los pagos, contratos temporales que impiden generar antigüedad a personal que lleva décadas trabajando; acuerdos que se firman sin saber cuánto ni cuándo les pagarán y falta de reconocimiento oficial de miles de empleos, han sido la realidad de estos trabajadores desde que el INAH pertenecía a la SEP.
“Al no permitir que nuestra estructura creciera como debió crecer, en la norma, donde se cumplan las condiciones generales de trabajo, donde si una persona trabaja más de seis meses o de un año le otorgues un contrato permanente, entonces han ido creciendo las instituciones en la irregularidad, como poner en contratos de servicios a gente que desempeña labores sustantivas”, lamentó la profesora de la Escuela Nacional de Conservación.
Agregó que aunque técnicamente no se trata de despidos sino que simplemente ya no se renuevan los contratos temporales, de facto es lo mismo pero sin una liquidación, aun cuando muchos de ellos llevan décadas trabajando en la institución.
Entre los trabajadores que no están basificados, los que están bajo el capítulo 3000 han sido los más vulnerables y fueron los primeros afectados por estos recortes. De acuerdo con estos testimonios, aunque ninguno tiene base, a los eventuales les pagan los días 10 y 25 de cada mes, pero a los de capítulo 3000 hasta que concluyen el trabajo. Éstos emiten recibos de honorarios o facturas, por lo que se encargan de su propia situación fiscal y, sin importar cuánto tiempo han trabajado para el Instituto, su labor aparece como un “servicio” en el presupuesto.
“Es una simulación: tienes que cumplir todas las obligaciones de un trabajador de nómina pero con las características de servicios, y no tienes prestaciones. Se está disfrazando una relación laboral permanente como si fuera un trabajo por obra y tiempo determinado”, acusó una de las restauradoras.
Muchos de esos contratos temporales, además, se firmaban hasta haber concluido el trabajo, de manera que los trabajadores se enteraban cuánto iban a ganar hasta que terminaban. En la Escuela, aseguró la profesora, empezaron a entregar este mes los contratos de todo 2018.
“En el Instituto hay un déficit de 600 millones de pesos que hace que desde hace años sea inoperante, no se han regularizado muchas cosas para que ya tengan presupuesto asignado y los recortes no afecten a las áreas sustantivas”, detalló Juan Manuel Hernández.
Las irregularidades laborales cometidas al interior del INAH no iniciaron con su incorporación a la secretaría de Cultura, en todo caso se suman a las que ocurren en otras áreas de esa dependencia, como el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), cuyos trabajadores también han protestado contra estas condiciones de trabajo.

“Nosotros somos la gente que quiere seguir construyendo el INAH y llevarlo por donde la cuarta transformación quiera: si quiere normarlo, lo regulamos, pero que no nos dejen fuera. Y que no vulneren los derechos de sus trabajadores. Lo que hacemos tiene un impacto social mayor de lo que se cree, no sólo se trabajan los objetos, se trabaja con comunidades, hacemos investigación”, concluyeron las restauradoras, que también han participado en diversas manifestaciones a las afueras de museos para visibilizar su problemática.
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