translated from Spanish: Evaluaciones cualitativas vs. calificaciones en la educación

En nuestros días se cuestiona la evaluación estandarizada y se plantea lo valioso que significaría el no usar las calificaciones de 1ero a 4to básico. El año 2017, el Liceo Manuel de Salas comenzó a evaluar a niños de primero básico mediante un sistema cualitativo, es decir, sin notas. Sumaron luego a alumnos de segundo básico el 2018 y este año se incluirá al nivel siguiente.
En Europa, con mucha menor cantidad de alumnos, también es utilizado en la mayoría de los establecimientos un sistema de habilidades y de evaluación cualitativa. Por eso es importante señalar la diferencia entre evaluación y calificación, entendiendo a grandes rasgos a evaluación como un continuo y necesario proceso del docente para asegurar que la enseñanza ha sido lograda en los alumnos y la calificación resulta en el número establecido en notas que van del 1 al 7, según reglamento de evaluación chileno.
Pero no es menor señalar que los senadores Quintana, Provoste y Chahuán desean legislar al respecto, poniendo hincapié en las habilidades tal como el sistema Finlandés ampliamente apoyado para las reformas educacionales. Sin embargo, deberíamos también considerar que Finlandia ha ido en retroceso en la adorada prueba PISA (realizada por OCDE). Esta busca evaluar en qué medida los estudiantes que se acercan al final de la enseñanza escolar obligatoria han adquirido competencias esenciales para una completa participación en la sociedad, así como a la educación superior.
Algunos profesores finlandeses plantean -ellos sí son consultados- que se debe a que cambiaron al sistema de habilidades, sin tener en cuenta que para una medición mundial, se usa el conocimiento de contenidos de asignaturas tradicionales y no de habilidades.
Esta puede ser otra propuesta buena o mala, tendremos que esperar para observar los resultados. Recordemos que cualquier teoría educativa es de largo tiempo para medir un real impacto, y se debe tener expectativas sobre cuál es el pilar que se quiere entregar. A ello sumemos la existencia del Simce que seguramente caerá aún más y que supone que hoy deberían cerrar 400 establecimientos en que el rendimiento ha ido en continua baja los últimos 4 años. Por eso se ha solicitado mayor tiempo para no cierre a través de la ley miscelánea y que tiene a los docentes del país enfocados en su función.
No somos pocos los docentes -incluyéndome entre ellos- los que opinamos que las calificaciones numéricas permiten un mejor control de lo mínimo establecido y graduado, lo que ayuda también a apreciar de manera individual como  grupal los avances o retrocesos de manera más exacta. Es decir, si en una prueba obtengo un 3.6 me determina que me faltan 4 décimas para haber obtenido una nota aprobada pero baja.
A su vez ¿qué me dice los términos “logrado”, “en desarrollo”, “regular”, “suficiente”? ¿Qué tan cerca estoy cuando mi evaluación dice “en desarrollo”? ¿estoy más cerca de logrado o más cerca de regular?
Comprendemos el estrés que puede causar las evaluaciones cuando no se cuenta con los tiempos para apoyar a los alumnos en el hogar debido a los extensos horarios laborales de los padres. Pero recordemos que la jornada escolar completa era la supuesta solución a ello y que bien sabemos que -para variar- es muy mal aplicada. Si al cambiar al sistema cualitativo y al reducir su currículo y enfocarse en habilidades en Finlandia hizo que cayera en las evaluaciones PISA, ¿en verdad creemos que Chile podría mejorar, aun cuando Finlandia retrocedió?
Con anterioridad los padres se oponían a las tareas para la casa. Hoy, contra las calificaciones en escuelas básicas, los psicólogos también hablan del estrés que las notas generan en los alumnos, los neurólogos lo evalúan positivamente como medida para la estimulación de aprendizaje, pero el detalle que nadie menciona es la opinión de los profesores de sala de clases, no directivos, no fundaciones.
Es hora de escuchar al que pasa día a día con nuestros hijos… ¿Usted profesor, qué opina de no colocar notas?

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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