La Asociación de Abogadas Feministas de Chile (Abofem) ha estado apoyando a una mujer con discapacidad que se ha enfrentado a un caso de discriminación en el sistema de educación superior.
Chin Lu Chang es una mujer con discapacidad visual que forma parte del 9% de personas con discapacidad que terminan una carrera universitaria, entre las cuales las mujeres son minoría respecto a los hombres.
“Durante mis estudios obligatorios en el colegio, tuve que acudir a mis compañeras pues nunca pude ver la pizarra. Terminado el colegio, tuve muchas dificultades para hacer la PSU y, posteriormente, para cursar mi carrera como ingeniera comercial en la PUC”, dijo Lu Han.
“Ello es reflejo de que, en Chile, pese a los compromisos asumidos a nivel internacional desde la ratificación de la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, en 2008, y desde la Ley 20.422 de Igualdad de Oportunidad e Inclusión Social de 2010, aún existen dificultades y barreras en el acceso y permanencia en la educación formal para las personas con discapacidad”, dijo Verónica del Pozo, directora de Abofem.
Pese a dichas barreras, logró ser la primera mujer chilena con discapacidad aceptada en la Universidad de Columbia en EE.UU, para el programa de Magíster de Administración Pública. Sin embargo, Lu Han sostiene que “no pude acceder al financiamiento público para poder cursar mis estudios, pues me encuentro fuera de bases para postular a Becas Chile por no cumplir con las notas de pregrado mínimas para postular”.
El año 2017, el decreto N.º 261 modificó el decreto Nº664 en su artículo 12, agregando una bonificación adicional de 0,1 al puntaje de evaluación para quienes cuenten con residencia, escolaridad o haber obtenido una licenciatura.
“Así, la norma excluye la trayectoria académica, profesional y social de personas con discapacidad, invisibilizando las barreras de participación en los procesos de aprendizaje a lo largo del sistema educativo, pues la norma tiene un tratamiento homogéneo en relación con las exigencias académicas con una modificación irrelevante (0,1 del puntaje de evaluación) para las personas que puedan presentar algún grado de desventaja, considerando, además, en una misma situación a las personas con discapacidad y a otros grupos que viven situaciones muy disímiles”, dijo del Pozo.
“Conicyt ya está al tanto de esta situación y se ha reunido con Chin para estudiar las modificaciones a la normativa vigente conforme a lo que establece la Ley 20.422, la Constitución Política y los tratados internacionales de Derechos Humanos, en miras de establecer criterios de selección que permitan igualar las condiciones de postulación de las personas con discapacidad con las del resto de la población. También está estudiando las alternativas que permitan a Chin, y a otras personas en su situación, poder postular al financiamiento necesario para sus estudios, toda vez que la reglamentación aplicada a su postulación carece de vicios de constitucionalidad evidentes”, dijo Camila Troncoso de Abofem.
“Como ABOFEM, felicitamos a Conicyt por su disposición a modificar y enmendar su normativa, buscando las alternativas para adecuarla a la ley y los tratados. Esperamos que esto ocurra a la brevedad y que Chin pueda convertirse en la primera mujer con discapacidad chilena en estudiar en Columbia”, finalizó del Pozo.
