Miedo, divisón y un jefe arrogante: Ghosn, en Nissan y Renault



Tokio.- En el año 2011, Carlos Ghosn preparaba la fase más ambiciosa hasta entonces para llevar a cabo su imperio automotriz. Tenía un plan para que dentro de cinco años, uno de cada doce autos vendidos en el mundo sería fabricado por Nissan de Japón. Para poder lograr esta meta, tendría que reducir los costos por lo que Ghosn dijo que Nissan y Renault deberían de trabajar de cerca.Renault era la automotora francesa que también controlaba, por lo que algunas personas en Nissan ya sospechaban que tenía otras intenciones. Los ingenieros de ambas empresas comenzaron a recibir menos dinero para desarrollar diferentes modelos. Fueron obligados a trabajar juntos. Personal de Nissan estaban preocupados de Ghosn, silenciosamente llevará acabo su estrategia de fusionar la empresa japonesa con la francesa.Pocos se atrevieron a cuestionar el futuro que aparentemente les deparaba. Pues, un informe revelado esta semana, Ghosn había sido “divinizado en Nissan”, un líder cuyas decisiones eran intocables. Se volvió famoso por despedir a gerentes que no estuvieran de acuerdo con él, compartiendo su autoridad -y sus planes- con muy pocos ejecutivos verdaderamente leales a sus convicciones.Actualmente, Ghosn tiene cargos por delitos financieros después de que fue despedido de la empresa, y las tensioness dentro de Nissan y esta alianza que comenzó el mismo, han explotado hasta que fueron reveladas.La alianza que había crecido hasta incluir a Mitsubishi Motors en 2016, era un caso de estudio de innovación en la era de la globalización, considerada no sólo del intercambio de conocimiento técnico sino de diferentes culturas a través del trabajo.

Tras esto, para Nissan y Renault, los gobiernos de Japón y Francia, y más de 450 mil empleados de uno de los imperios automotrices más influyentes del mundo, es difícil saber si la salida de Ghosn de Nissan afectará su futuro.
“Me dio la sensación de que en los pasillos había gente que se estaba volviendo aprehensiva”,

Comentó Johan De Nysschen, quien fue vicepresidente sénior de Nissan y director de la división de lujo de la empresa, Infiniti. “Esta tendencia provocaba una sensación de ansiedad en los más altos niveles gerenciales”.Fue el mismo Ghosn quien fomentó parte de la división, señalaron ex-ejecutivos de Nissan. Esto resultó en un consejo de administración inoperante, una vigilancia interna sin autoridad para investigar a los altos ejecutivos y, de acuerdo con nuevos líderes y exempleados de Nissan, un líder corporativo arrogante.En este ambiente laboral de tensión estaba en punto de generar traiciones en los altos mandos. Ghosn asegura que esto fue lo que le sucedió. En una entrevista que dio para el servicio de noticias Nikkei, en una cárcel de Tokio, Ghosn citó la “conspiración y traición” que se encontraban preocupados ante la posible alianza entre Nissan y Renault.
La gente tradujo líder fuerte a dictador, para distorsionar la realidad, para poder deshacerse de mí”, comentó.

Ghosn creo esta empresa transfronteriza. Y ahora alguien más tendrá que salvarla.”Intentar desenredarla sería una pesadilla”, opinó Carla Bailo, ex-ejecutiva de Nissan que estuvo 25 años en la firma, ahora encabeza el Center for Automotive Research, un centro de investigación en Míchigan. “Pero sin un líder fuerte de las dos empresas, ciertos elementos podrían comenzar a desmoronarse”.

Foto: New York Times

UNA ‘PAREJA’ INCOMPATIBLE
Carlos Ghosn llegó a Nissan en 1999, encontró a una empresa que necesitaba replantearse algunos cambios. Esto acabó con muchos empleos y cerró fábricas, esto hizo en Nissan cambios radicales que pronto recibió mucha admiración en la industria.Aunque no todo fueron halagos pues muchas de las inquietudes, no sólo dentro de la empresa, decían que estaba pasando a ser de una empresa japonesa a una francesa.En 1999, Renault compró el 36% de la participación en Nissan y Ghosn rápidamente se percató de la posibilidad de reducir costos bilaterales si ambas empresas compartían proveedores y expertos en diseño. Las quejas del público y los funcionarios del gobierno de Japón decían que Ghosn intentaba convertir un pilar de la industria japonesa en un sirviente de Francia.Fue a partir del 2011 cuando describió sus planes de expansión para la alianza de Nissan y Renault, acercando a ambas empresas.Los recortes de gastos del cinco por ciento por año, y el presupuesto forzaron la integración de diseño e ingeniería. Además, parte de la estrategia fue el nombramiento de ejecutivos cuyas responsabilidades acercaban a ambas empresas.Tetsuji Isozaki, fue un líder sindical, trabajó en el equipo de desarrollo de motores de Nissan y ahora es miembro del Parlamento japonés, cuenta cómo comenzó desde su perspectiva. “El tren motriz, después la transmisión. Luego fue otra cosa y después otra, hasta que llegó un punto en que la identidad del auto estaba en riesgo. Algunas personas empezaron a preguntar: ‘¿No ha ido demasiado lejos?'”

Las distinciones entre Nissan y Renault se volvieron cada vez más difusas, esto se consideró una equivocación para la alta gerencia japonesa.Cuando el gobierno francés en 2015 reafirmó su influencia en Renault con el incremento de su participación en la empresa de 15% a 20%, Nissan se opuso. La empresa japonesa cedió hasta que Renault emitió en un comunicado que prometía no interferir en los asuntos de Nissan.Ante esto Ghosn, por su parte, enfrentó poca resistencia interna, de acuerdo a los ex-empleados. En parte fue a propósito, pues iba en concordancia con su visión.
“Se aseguró de que cada parte de la organización dependiera de él para poder funcionar”

Acusó Takeshi Yamagiwa, asesor empresarial en Tokio que estuvo tres décadas en Nissan, donde encabezó el desarrollo de vehículos. “Llegó a un punto en el que solo un clon de Ghosn lo habría podido suceder”.‘NO ERAN AMIGOS’
A escondidas Ghosn se dedicó a fomentar rivalidades entre ejecutivos y marginaba a los que se le oponían, según los exempleados.A inicios de 2009, en el punto más álgido de la crisis financiera global, Ghosn se dispuso a cancelar la contratación anual de primavera de nuevos graduados de la universidad, un rito sacrosanto de iniciación en Japón. El jefe de personal de Nissan, Hitoshi Kawaguchi, argumentó que la medida de austeridad iba a arruinar la vida de cientos de jóvenes, de acuerdo con una persona con conocimiento sobre el incidente.

Meses después, el jefe de Nissan cambió de puesto a Kawaguchi, donde dirigía la fuerza laboral de 160.000 empleados de la empresa, a uno en el que supervisaba propiedad intelectual y asuntos externos. En su lugar, Ghosn promovió a Kelly, quien se convirtió en un teniente confiable. Algunos ejecutivos de Nissan creyeron que Kawaguchi había sido castigado.En un informe divulgado el miércoles, un panel que reunió Nissan para examinar su gobierno corporativo dijo que Ghosn toleraba poca disconformidad de los consejeros o auditores. Los que no estaban de acuerdo con Ghosn después eran citados para reunirse con él, mencionaba el informe. Ghosn “en esencia estableció las metas de rendimiento por sí solo” y “tuvo éxito al hacer que ciertos departamentos administrativos parecieran opacos”, decía el informe.En un comunicado, un vocero de Ghosn mencionó que el informe era “parte de una campaña de desprestigio sin fundamentos en contra de Carlos Ghosn para evitar la integración de la alianza y ocultar el rendimiento deteriorado de Nissan”.Ghosn fue el principal encargado de elegir a los miembros del consejo de administración de Nissan, con la aprobación de los accionistas. El consejo de administración, que incluyó a ocho hombres y una mujer en los últimos dos años, estaba plagado de tensiones. Entre los consejeros había dos personas que habían estado toda su vida en Nissan, Hiroto Saikawa y Toshiyuki Shiga, quienes compitieron por la atención de Ghosn después de ingresar al consejo en 2005.Saikawa, un graduado de la Universidad de Tokio, era una persona muy privada que se ganó una reputación estelar como líder del poderoso departamento de ventas de Nissan. A mediados de la década de 1990, fue un ayudante muy cercano del expresidente de Nissan, Yoshifumi Tsuji, antes de irse a Europa para apuntalar las operaciones en el extranjero.En la década de 2000, cuando el cambio radical en Nissan puso el motor a toda marcha, Ghosn buscó fuera de la jerarquía y convirtió a Shiga en su mano derecha. A diferencia del refinado Saikawa, Shiga había pasado sus años de formación en Osaka en una universidad provinciana de segunda antes de adquirir experiencia profesional en el ahora difunto negocio de los barcos recreativos de Nissan.El gregario de Shiga se había ganado una reputación de vendedor habilidoso. Se le consideró un contrapeso para el ascenso de Saikawa, comentaron exejecutivos. Los dos nacieron en 1953, un año antes que Ghosn, y se les veía como competencia para liderar la empresa.“Ascendieron como opuestos totales, y no eran amigos”, comentó Takeshi Isayama, quien fue un alto funcionario de comercio del gobierno japonés y vicepresidente de Nissan.En 2013, Ghosn degradó a Shiga después de que produjo resultados decepcionantes y lo remplazó con Saikawa. Las tensiones entre Shiga y Saikawa fueron un factor en la manera en que el consejo debatía asuntos e interactuaba con Ghosn, de acuerdo con gente familiarizada con las decisiones gerenciales de Nissan.UNA ALIANZA FRACTURADA
Nissan y Renault están en busca de mecanismos que les permitan mantener unida a la alianza. Ahora que Ghosn ya no está, y se revelaron las tensiones de la alianza, el futuro es incierto.En marzo, los nuevos líderes de Renault, Nissan y Mitsubishi se reunieron en Tokio para anunciar una estructura administrativa modernizada para la alianza. Requiere dos lugares para Renault en un consejo de administración que operarán cuatro personas; Nissan y Mitsubishi tendrán los dos lugares restantes. En esencia, las partes francesa y japonesa tendrán la misma capacidad de decisión.Renault ha cuestionado públicamente la manera en que Nissan ha manejado la investigación, pero necesita del conocimiento para producir a bajo costo de la empresa japonesa a fin de hacer frente al maduro mercado europeo.Con fábricas por todo el mundo, Nissan debe encontrar la forma de sortear un mercado automotriz global más agresivo y al mismo tiempo manejar las tensas relaciones con su socio francés. Sin embargo, ha sido parte de un constante esfuerzo de relaciones públicas para retratar a Ghosn como alguien hostil.En el centésimo día de Ghosn en la cárcel, Saikawa dijo en una entrevista con Nikkei Asia Review que lamentaba que Nissan no hubiera puesto “mayor atención al gobierno corporativo”. El principal culpable, acusó, fue Ghosn.Ocho días después, Ghosn salió de prisión, tras pagar una fianza que le consiguió su nuevo equipo legal. No otorgó entrevistas, pero indicó que la energía que alguna vez invirtió en la alianza se dirigiría a Nissan.“Soy inocente y estoy totalmente comprometido a defenderme con vehemencia en un juicio justo en contra de esas acusaciones sin valor y sin fundamentos”, mencionó en un comunicado.En esta nota:



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