Guionista y actriz de “Pacto de sangre” desmenuzan el final



Aunque el gran villano murió y sus amigos cómplices (los que quedaban vivos) terminaron en la cárcel, el final de “Pacto de sangre” tuvo un personaje que logró la impunidad: Trinidad Errázzuriz.Pese a que el rol interpretado por Ignacia Baeza ayudó a su marido, Benjamín (Álvaro Espinoza), a conspirar para mantener en secreto su implicancia en la muerte de Daniela Solís (Antonia Bosman), e incluso lo ayudó a descuartizar el cuerpo, finalmente libró sin culpas y hasta logró instalarse como una víctima.Para la jefa de guión de “Pacto de sangre”, Catalina Calcagni, aunque la impunidad de Trinidad no fue la única opción que pensaron para el final, sí es la más coherente con el personaje y también con la historia que quisieron contar.”Nos pusimos a conversar sobre cómo observábamos nosotros (los guionistas) que funcionaba la justicia en Chile para las clases altas. Entonces sabíamos que queríamos que al menos uno del grupo zafara, siempre lo supimos”, dijo a hoyxhoy Calcagni. “Y siempre nos pareció que iba a ser uno de los cuatro amigos, pero de pronto surgió la idea de que podía ser Trinidad. Y en realidad ella siempre fue un poco más rápida que los cuatro amigos; entonces pensamos que tenía mucho sentido que jugara sus cartas para decir que en el fondo ella había sido víctima de este hombre”, agregó.Una de las últimas escenas de la teleserie mostró a Trinidad dando una entrevista en televisión, mintiendo y contando el supuesto drama de haber sido amenazada por su marido, el asesino. Ella no sabía, no quería.”Yo quise denunciarlos, ponerlos en evidencia, pero no pude porque Benjamín me amenazó”, le dice el personaje de Baeza a la periodista que la entrevista y le pregunta por los crímenes de su marido, que ella dice que permanece prófugo y que no sabe nada de su paradero.Pero en realidad Benjamín está muerto y enterrado en el jardín de la casa en Zapallar donde partió todo.”Yo creo que es un gran final para Trinidad, creo que es coherente a su historia de vida, coherente con su padre; todo lo sucio de su papá ella lo heredó”, opinó por su parte la propia Ignacia Baeza.”Ella siempre dijo que su familia era lo más importante y que iba a hacer todo por su familia y por sus hijos y así lo hizo”, manifestó la actriz. “Ella quedó libre, sin culpa, es una pobre víctima de la situación. Ella se cree ese cuento y va a evangelizar con este discurso por delante”, añadió.”A veces hay poderosos y la gente queda libre y no se hace justicia y eso pasa. No todos van a pagar; algunos sí otros no”, reflexionó.
La tragedia griegaEn el último episodio de la teleserie nocturna de Canal 13, el “Señor Rojo” (Espinoza) murió a manos de su hijo Ignacio (Rodrigo Walker), que pasó de no saber nada a saberlo todo y hacer justicia por sus amigas Daniela y Karina (Antonia Giesen), por su abuelo (Cristián Campos) y por todas las otras víctimas de su papá.A lo Edipo Rey, Ignacio apuñaló a Benjamín, que terminó muerto flotando en la misma piscina donde murió la joven que desencadenó esta historia que estuvo ocho meses al aire y que se convirtió en un fenómeno de redes sociales.”Que Benjamín muriera iba a pasar, yo creo que iba a terminar muerto sí o sí, o por mis manos o a manos de Ignacio”, comentó Baeza, quien se instaló como la gran revelación de la teleserie.Redención y justiciaPero no todo fue tragedia griega. También hubo algo de justicia. Marco (Néstor Cantillana) y Raimundo (Pablo Cerda), fueron condenados y terminaron en la cárcel, éste último siendo visitado por su hija, Dominga. “Hay cierta redención para Rai, con este gesto de su hija de acercarse; Marco termina como entregado a su locura pero se deshizo de su enemigo, entonces está como más tranquilo, Benjamín recibe un castigo griego, también decisión muy difícil pero que yo quedé muy contenta”, resume quien estuvo detrás de esta historia.Pero ese final no fue el único que pensaron los creadores de este thriller. “En algún minuto hablamos de un final que era súper ecuánime, justo, con todos en la cárcel, pero en el fondo sabíamos que estábamos construyendo una historia de impunidad”, concluyó Calcagni.



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